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Ideas sometidas

Toleramos a demasiados manipuladores de ideas, prepotentes y tergiversadores
Rafael Pérez Ortolá
viernes, 18 de noviembre de 2022, 09:59 h (CET)

El manantial de donde surgen las ideas, siendo copioso como lo es, nadie consiguió todavía descubrir sus perfiles. Brotan las ideas a borbotones, se entrelazan o chocan, persisten o desaparecen, a través de trayectorias misteriosas; al menos, esas vías escapan a la agudeza de las percepciones humanas. Las reglas en ese UNIVERSO superan los márgenes de la conocida como libertad; la espontaneidad de sus impulsos, la riqueza de sus matices y potencialidades, discurren por encima de los criterios de sujetos y agrupaciones. Ese mundo de las ideas es inmenso, de horizontes ilimitados; en su trama nos introducimos de manera ansiosa, con la incertidumbre lógica de quienes desconocen los alcances reales de dichas propiedades.


Si algo destaca en este manantial generoso de las posibles ideas, radica en su disposición al uso libre de contenidos y tendencias. Aunque la libertad nunca es completa, porque las cualidades de cada sujeto tienen alcances diferentes y siempre hay factores influyentes desconocidos. Las vivencias personales en este sentido entran a formar parte del conglomerado y este a su vez condiciona de alguna manera las iniciativas particulares. Nadie puede permanecer aislado totalmente de esas relaciones. Este conjunto, entendido como NOOSFERA, se mantiene por encima de las pretendidas dominaciones por parte de los tan prolíficos manipuladores insensatos; sobre todo si en ella incluimos las consecuencias de esos pensamientos en la práctica.


No sé porqué somos tan reacios a sentirnos involucrados como partes activas de un todo. Cuesta pensar que esto ocurre por ignorancia, las evidencias van desde la ciencia a la mera percepción sensible. La ambición de sentirse absolutos, como entes autónomos, remeda los absurdos más notorios. La indolencia rutinaria tampoco invalida la realidad constituyente. Si bien esa ubicación compartida es patente en cualquier ámbito de la vida, planea de manera simultánea la idea DISGREGADORA, que sitúa al hombre y al mundo como entes separados, con las derivaciones inevitables de esa mentalidad; acrecentadas cuando en el concepto englobamos al resto de los humanos en dicha separación.


Somos muy propensos a modificar las cualidades disponibles a la hora de aplicarlas a los comportamientos, pocas veces para mejorarlas, como si molestaran. Solemos desvirtuarlas al menor descuido, o simplemente, no tomarlas en consideración. Las ideas son primordiales para modelar las actitudes, en lo individual y en lo colectivo, a través de sus influencias de intensidades variables. Muchos de estos cambios se relacionan con la manera de dar a conocer o no las ideas subyacentes, en especial si alcanzamos los estruendosos SILENCIAMIENTOS, escondiendo la elaboración mental promotora de las actuaciones en cada momento. En estos casos, las intenciones se apropian de los proyectos, con la consiguiente devaluación de las declaraciones.


Otra manera de limitación injustificada consiste en desligarlas tendenciosa y progresivamente del conjunto; en una riesgosa confusión, cuando las iniciativas del discurso mental particular pretenden desprenderse de las ataduras constitutivas y por ello insoslayables. Representan actitudes ERRANTES expresadas con mil formatos. Algunas vienen condicionadas por las importantes carencias del sujeto, incapaz de reconocer su potencialidad, desasistido de posibles colaboradores y sin recursos foráneos. Esa errancia puede derivarse de ambiciones más creativas, egoístas si se quiere, ensimismadas en sus decisiones particulares. Todos bregamos en sectores plagados de incertidumbre con la dificultad de dar pasos firmes.


El desfase entre los diferentes sectores de la sociedad no parece acabar nunca, a los perfiles antiguos les suceden novedades inverosímiles en los diversos ámbitos. La desproporcionada distribución del dinero, del poder en cualquiera de sus manifestaciones, o la misma irregularidad dinámica de la Naturaleza; nos conducen al inevitable arraigo de las desigualdades. El equilibrio se rompe en beneficio de ciertas minorías, a costa de gran número de perjudicados. La apertura de la noosfera, mengua drásticamente en la medida que se acentúa el carácter de SUFRIDORES en amplios sectores sociales. El forzamiento de las maneras de pensar de dichos perjudicados es una penosa y permanente realidad, adolecen de un sometimiento nefasto.


En la actualidad quizá pensemos en una mayor fluidez en los intercambios de conocimientos e ideas en consonancia con las distintas sensibilidades, el incremento de recursos tecnológicos le sería favorable. Por el contrario, se impone la terquedad de poner obstáculos al entendimiento mutuo. Cualquier resquicio posibilita los comportamientos aislados. Dicha orientación va más allá de dificultar los intercambios. Los empoderados trajinan desde sus poltronas, por las buenas o a base de las presiones necesarias, para el cierre de aquellos manantiales del pensamiento libre, razonamientos surgidos del núcleo común. Lo vemos en las diferencias GENERACIONALES con la separación progresiva de inquietudes, proyectos y trato directo.


Al aterrizar las ideas en la mente de un ciudadano, lejos de encontrarse en un ambiente apacible, con cada concepto bien colocado en su sitio; afrontan serias dificultades para encontrar acomodo coherente de acuerdo con su contenido. No da lo mismo si se van a orientar hacia las decisiones profesionales, tareas familiares, al estudio o bien a la solución de conflictos, los matices pueden llegar a ser contrapuestos. Aunque se hable mucho de identidad, tiende a quedar olvidado su carácter FRAGMENTARIO, polifacético, de las personas portadoras de variadas características simultáneas. En cuanto tratamos de uniformar el recorrido de esas mentalidades, nos encaminamos a una falsificación incomprensible. No acabamos de asumir esa diversidad.


Por eso, cuando se habla de coherencia, enseguida conviene aclarar en qué dirección hemos iniciado las andanzas, la adaptación requiere un sinfín de conexiones inestables, siempre bajo el fondo de incertidumbre propio de nuestra condición. Si prestamos atención, pronto vislumbramos la imposibilidad de meternos en el discurso mental de cualquier persona; los múltiples intentos manipuladores no invalidad la realidad venga de donde venga la elaboración de sus argumentos. En la reivindicación del pensamiento propio, el esfuerzo de llevarlo a cabo y manifestarlo, reside la DIGNIDAD de cada sujeto, el dejarse llevar con escasa participación propia anula ese carácter digno. El reto comunitario de mantener las dignidades es de lo más actual.


Quizá por esa anhelada comodidad de eludir responsabilidades, sacamos a relucir la fortuna o confabulaciones ajenas, en los intentos de justificar actuaciones. Tratamos de elementos y mecanismos desconocidos reunidos en ese concepto del AZAR como algo insensato o caprichoso, cuando en realidad estamos ante la esencia existencial. Nos centramos en actitudes de poco fuste tendentes a la indiferencia.


Apenas pensamos en ese mundo de la CONTRAFÁCTICA, esa percepción de lo que no ha ocurrido, pero estuvo a punto de haber sucedido; sobre todo si esa posibilidad hubiera dependido de mis ideas o decisiones. Si hubiéramos actuado de manera diferente, los resultados no serían los actuales. La circulación y el trato dado a las ideas adquiere dimensiones interesantes en estrecha relación con los comportamientos.


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