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Son un mal ejemplo cuando se mueven de un lado a otro y logran subir muy alto, pensando o sin pensar en el fin de personas de regular proceder. Grande es la noche y no hay más que decir. De arriba-abajo: malos, nunca les perdonará el sol. Yo tampoco.
Pocha de oro negro... de cruel mirada cuando el hambre de triste sombra la invade, como Nanny es fiel llamando a su dueña. De cuello estrecho pero real y blanca y negra, y de ojos verdes cual dos luceros, y rabo de ratón, Pocha Josefina, gata concha de tortuga, gato con botas bien puestas, máscara del zorro.
Desde niña había escrito alguna poesía o cuento corto, lo hacía en los descansos de los estudios, como terapia de relajación.
“Donde las diablas bailan boleros” (Calambur, 2004) es la obra que más hondamente me ha tocado la fibra en los últimos tiempos, y ello sin haber estado en el espacio que refiere ni sentir una especial inclinación hacia este, lo cual añade mérito a la mentada obra, capaz, ya les digo, de suscitar acentuada conmoción en quien esto les escribe.
Llueve y deja de llover, pasará hasta la medianoche, lloverá y entonces ¿qué?, nada, que llueva, que me quedo dormida viendo las series de acción de televisión, entre las olas tempestuosas de sentirme vieja e indecisa, pero con suerte, también.
La margarita no cedió
el polen, funerario, no cedió
la pata del tauro se mantuvo hincada, en lo alto sintiendo el viento
Miel azul… vaya utopía… la mía. Miel color cielo y cielo deseado, amado, valorado. Miel azul, azul miel. Tú y yo hasta el más azul de los azules, oyendo a Sabina cantar, recitando poesías y queriendo creer, viendo, como otros se afanan en no hacerlo.
Hija, madre y abuela, llevaron el mismo nombre, y por apellido Valle, con el corazón cualquiera puede, diferentes entre ellas, así son. Apellido de paisaje, nombre de espectáculo celestial.
No abandonos. Cat Café los tiene todos,
Pone hermosos a los gatos.
El texto volará a ciudades que escuchan y pensarán… "Es así que quiso y será".
La primera vez que me casé tenía dieciocho años, y… un día decidí vivir sola… Y es que Rudolfhiatt no quería a su marido, Gulbertt Franghión, porque le mintiera, por eso ha decidido, ni siquiera decírselo.
Carlos Javier Jarquín, nació el 26 de junio de 1990; es oriundo de Nicaragua, propiamente de Rancho Grande una localidad de Matagalpa, pero residente desde hace varios años en Costa Rica. Además de poeta, es escritor de ensayos y comentarios que casi a diario son publicados en poco más de ochenta periódicos y publicaciones de todo el mundo. Sus obras poéticas han sido incluidas en antologías de poesía, de nivel internacional.
Cuidarlos debemos, están a tu alrededor.
Nunca desistamos del intento, pues son creaciones de Dios.Martes, junio, calor, verano y pájaros;
una combinación de luz y vértigo.
La poesía es una morada no confesional en la que podemos guarecernos cuando las cosas se ponen difíciles y más si se trata de tiempos mundialmente aciagos como los que estamos viviendo con motivo del Covid-19.
Odio, odio hasta la tortura del ser, del mío que tiene que soportarlo todo.
Desde abajo, donde se haya
puede ver, sentir en ellaSe enfrenta a la soledad
y está enferma,Se quedó en la calle,
ese hombre, ahoraHoy no pienses demasiado
que pensando tempestades
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