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Salían los mineros, de modestas casas, con sus caras limpias sus ropas lavadas. Era muy temprano, casi madrugada, porque hasta la mina la senda era larga. Y había que llegar, antes que sonara, desde el castillete la recia campana.
El pasado es una senda, que en el alma se almacena, igual alegra que apena y dormita en una agenda.
Amo el olor a café por la mañana, cuando entra por la puerta de mi habitación e inunda con su aroma cada rincón mientras yo sigo enredada en las sábanas.
Más rápido que un Más rápido todavía que un Tanto más (tonto más) y más expandido Tanto más todavía y más expandido Más expandido que un lugar común.
Hoy por primera vez he dicho chistes que solían ser nuestros y no he notado una sensación de vacío en el pecho.
Dicen muchos progresistas, que tienen las cosas claras, sobre la creación del mundo que a ellos no los engañan. Fue doña Casualidad, que al grito de abracadabra, ordenó formarse todo de una manera espontánea.
La lógica es una ciencia, que estudia, con fundamento, reglas del conocimiento que llevan a la evidencia. Aunque alguno en su indigencia, y creyéndose erudito, coloca su voz en grito, ante súbditos y reyes promulgando que sus leyes son las de un jurisperito.
Omar Cruz, nuestro colaborador, nos presenta una selección de poemas de César Cedillo Méndez, quien es poeta y psicólogo infantil (Ciudad de México). Pertenece al grupo «Poetas en Construcción» y al «Foro Cultural el Kokodrylo». Ha participado en diferentes encuentros e intercambios en: México, España, Francia, Argentina, Perú, Paraguay, Ecuador, Chile y Colombia.
Quiero llevarte desde la Alameda hasta las torres de Quart y que pares por las tiendas del Carmen, y que admires los colores del cielo y del mar. Quiero que las olas se presenten y tú la saludes con su reflejo en tu mirar, que te pierdas en él y entre mil naranjos, y que me encuentres siguiendo las flores de azahar.
Volví a soñar contigo, Josefina, tras un día de tórridos calores, recordando los días de esplendores: que sabían a cielo, con propina. Eran los tiempos de la lluvia fina, que amortiguaba todos mis temores, era un mundo de bellos ruiseñores que envolvía la vida con platina.
Omar Cruz, nuestro colaborador, nos presenta una selección de poemas Liz Kamalich Santiago Lugo, también conocida como Ká (Puerto Rico, 1997), graduada en Artes y Humanidades con concentración en Historia. Autora de “Un lugar para quedarse” (Editorial Pulpo, 2023) y fundadora de la alianza Puntos Nómadas, donde en colaboración con Editorial Casa Cuna publica sus poemas en la antología “Transversales”.
Insistes en que tus ojos están marchitos y que el verde se ha tornado marrón, pero en un árbol hay belleza en las raíces además de en la flor. Insistes en esto de manera triste… como si hubieras perdido esplendor, pero déjame decirte que si tus ojos son marrones, marrón será mi corazón.
Luna nueva es, Gato aventurero. Cazador nato. Lucy cielo es. Volando alrededor. Gata celestial.
Te retiraste Sol una mañana y jamás recibí mejor presente; al rebosar el agua de la fuente tras la lluvia que desde el cielo mana. Lo vi todo, desde mi gran ventana, que es para mí, preciado referente, desde la cual diviso a mucha gente que cada día en transitar se afana.
Quisiera ser capaz, de agasajarte, como Tú te mereces, Madre mía; y poder expresarte, cada día, la alegría de mi alma al contemplarte. Mas reconozco, que no soy baluarte, desde donde cantar la alegoría, que explique porque a Ti Virgen María te eligió nuestro Dios para ensalzarte.
Porque si sintieras un poco menos igual serías capaz de hablar más, pero tus ojitos lloran en versos que crean constelaciones de poemas. Y me duele saber que no lo sabes, que cuando yo vaya al cielo les diré que no está completo, porque faltas tú, mi ángel.
No hay un solo resquicio libre en las majestuosas paredes de la bella casa colonial. En alguna escasa rendija, apenas se asoma el rosa mexicano deslavado que recubre el repello. Mientras su papá pinta la recepción de la amplia construcción, ella va y viene subiendo las escaleras con la sonrisa a flor de piel. Su alegría es tal que inunda todo el inmueble.
Yo amo “la libertad”. Tener la posibilidad de volver a ser libre… no quiero perderla ya… Quiero ser feliz con cielo y tierra, tener la posibilidad de olvidarlo todo,
Los rayos del sol transforman lo gris en algo menos sombrío y lo claro en luminosidad. Una vez más, esta afirmación se confirma con el amarillento papel sobre la lápida de concreto frío; el haz de luz genera la ilusión de que se trata de hojas recientes, no de desgastada celulosa de contrabando.
Mi amado me impide seguir escribiendo, es mucho el castigo que estoy padeciendo, mirando sus ojos, jamás serán míos, mi amado me ama, mi amado me quiere, pero teme que en Internet encuentre a otro, no sabe que no hay otro más que él.
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