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Cuando el Gobierno de una nación se consigue con un fin personalista, adornado con bandera de partido, puede que dé resultado si la “realidad social” hace reflexionar, de forma justa y objetiva, aunque se sigan guardando los intereses. La conciencia es esclava de la voluntad de poder y del ansia de llegar a lo más alto posible en la pirámide social.
Las cadenas de televisión, que están todas en las mismas manos, nos repiten cada día las mismas noticias, imágenes y comentarios de lo que pasa o de lo que puede pasar. Parece que hay un decidido interés en tenernos asustados con lo que pasa y lo que puede pasar con nuestra economía y nuestro planeta.
¿Alguien se acuerda ya del enfrentamiento de Alberto Rodríguez y Belarra con la presidenta del Congreso de los Diputados? ¿Y del encontronazo de la «jefa» de Podemos con «la Yoli»? ¿Y de los roces de la «marquesa» con otros miembros de Unidas Podemos? ¿Se acuerdan de los condenados o en puertas de serlo que han acabado en el «Ministerio de la Señorita Pepis»? ¡Qué mala memoria tenemos en este país!
Es lo que han estado haciendo los Borbones desde 1700, y ciertos partidos políticos apoyan la «borbonía» como referente de patente de corso, dado que realizan lo mismo apoyados por eso que llaman Justicia en sus más altas jerarquías, siendo capaces de condenar al cajero por pagar en «negro» la reforma de la Sede, y a los arquitectos por cobrar de igual manera.
¿Quiénes piensan ustedes que pueden ser los que, con más facilidad, se van a convertir en víctimas de las maniobras gubernamentales? Hay un colectivo al que ya se llevan años dando por sentado que, con unas migajas, se le puede contentar: el colectivo de pensionistas (clases pasivas) que no disponen de los medios para unirse en gran número, aunque ya se dice que son nueve millones en toda España.
Sí, digo bien, iguales. Iguales porque las mismas leyes y los mismos privilegios concernían tanto a los del norte cuanto a los del sur. Cuando todos teníamos las mismas obligaciones y los mismos derechos. Cuando en las escuelas se enseñaba una lengua, el Español, una Historia, la de España, una Geografía, la del suelo de nuestro Península. Cuando no había unas regiones con más privilegios que otras.
Esta bola gigante a la que, los que habitamos en ella, llamamos Tierra, la Gea mitológica que, según los griegos, engendró con Urano los hecatónquiros, gigantes con cien brazos y cincuenta caras, sigue inmutable su rutina de traslación y rotación en su periplo alrededor del Sol, indiferente a las debilidades de quienes la pueblan.
No hay imagen más despreciable que la de Pedro Sánchez rodeado por un montón (sería mejor decir “amontonados”) de seguidores, que dicen ser fieles o dóciles o agradecidos o “inteligentes miedosos” a perder el sillón y los privilegios. Ellos sí saben de economía, de historia, de ciencia, de sanidad, de humanidades…, pero se arrugan por temor a no poder subir al “carro de los privilegiados”.
No nos encontramos en la España ilusionada de la transición. En aquellos años también existieron las “peleas políticas”, pero todos, de una forma u otra, buscaban libertad, concordia, progreso. Hoy, 2021, año de la defenestración, la absurda tiranía ególatra totalitaria avanza como lava irresistible.
Es evidente que dentro del mismo PSOE hay motivos para pensar que existen series divergencias acerca del modelo de país que se quiere para España. Por una parte, existen las Juventudes Socialistas empeñadas en ahondar en el tema de la república que seguramente van a intentar colar el tema en el 40º congreso federal socialista del próximo fin de semana en Valencia. Este tema y su rechazo a la monarquía, prometen calentar con sus quejas las sesiones del congreso.
La diferencia entre honestidad e hipocresía queda reflejada en ciertos personajes y antiguos líderes, aquellas promesas electorales como: «estaré siempre con vosotros», eran esputos de políticos sin escrúpulos. Pero el cinismo de sus partidos políticos es aún mayor sabiendo que utilizaron su permanencia en el poder en beneficio propio.
Todos sabemos que leer, leemos la mayoría, pero tener la capacidad de leer con rapidez y conciencia de lo que se lee es más difícil. ¿De verdad nos quieren hacer creer que los políticos, los que conocemos, tienen la capacidad de leer, entender y resumir todos los anteproyectos, proyectos y leyes que se proponen en el ámbito legislativo?
Es curioso. Gran parte del futuro, dicen, depende de nosotros, pero los focos casi siempre apuntan hacia otra dirección. Apenas algunos macrobotellones nos dan, por desgracia e irresponsabilidad, cierto protagonismo. Una imprudente disciplina para adornar el currículum. Y para dejar patente la desconexión y desilusión venidera. Permítanme que me incluya.
Ha llegado un momento en que el Gobierno no sabe si mata, hiere o espanta. Ha dado cifras distorsionadas de la recuperación y no se va cumpliendo nada de lo previsto. Hasta el Banco Central Europeo (BCE) ha rebajado la cifra de la recuperación. España se desinfla por todas partes desde el punto de vista económico y, en lo político, el desastre ya es total.
En el actual «desGobierno» todo es tristeza para el contribuyente y jolgorio permanente para la clase más inepta y aprovechada del sectarismo del ala más siniestro ideológicamente. La hipocresía, junto con la deshonra que los atenaza, lo basan en dos conceptos absurdos: la agenda 2030 y el para ellos desconocido cambio climático; no dejan de ser arreadores simples y obedientes de sus dictatoriales jefes del globalismo penitente de la cuadra de George Soros.
Mal comienza el curso político ese enjambre que aposenta sus posaderas en sillones que no merecen, recorren alfombras de niveles a los que no llegan y cobran sueldos que no se ganan ni trabajan ni merecen. Con su espantada de las Cortes cometen fraude al contribuyente; precisamente ese que les paga el sueldo y los mantiene en situación de parásitos desnortados y sin provecho.
En ocasiones los españoles volvemos la mirada hacia atrás y nos preguntamos por qué hemos sido capaces de tirar por la borda un estado de bienestar que, a algunos, seguramente les parecía poco, a otros por el simple hecho de estar gobernados por la derecha, les repateaba el hígado y al resto, sin duda una mayoría, nos parecía un don de Dios poder disfrutarlo en paz, sin amenazas aparentes.
No tengo dudas de que, cada día que pasa, la extrema izquierda está más frustrada personal y políticamente. Y si alguien lo duda, no tiene más que leer las declaraciones de alguna «chinche» que ha llegado a la política sin conocer el mundo laboral, sin haber pagado ni una sola nómina en su vida, sin experiencia laboral y sin haber cotizado a la Seguridad Social. Algo así como lo que se conoce como aficionados políticos de «vida regalada».
Los sillones, actualmente llamados “votos”, son como los “huevos”, de pienso, criados en el suelo, alimentados con productos naturales, ecológicos… Actualmente han aparecido los “votos” con dos yemas. No se conocían y por su “fuerza natural” y su “clara ecológica”. Les han puesto el sobrenombre de “Huevos marca Ayuso”.
Se forjó una Constitución en San Fernando para la España Libre, ratificada en San Felipe Neri de Cádiz el 12 marzo del 1812, donde definía la Soberanía de la Nación en su Capítulo I, artículo 2, «La Nación española es libre e independiente, y no es ni puede ser patrimonio de ninguna familia, ni persona». Siendo proclamada el 19 de marzo y conocida popularmente como «la Pepa».
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