| ||||||||||||||||||||||
Desde hace mucho tiempo he conseguido valorar la diferencia entre oír y escuchar. La mayoría de las personas lo consideran un sinónimo porque piensan que es lo mismo: utilizar el sentido del oído. Cuando se trata de describir la relación que hay entre el emisor del sonido o voz y el receptor de los mismos, se denomina de forma gradual: estoy oyendo, estoy oyendo con atención, estoy escuchando.
La contaminación acústica es uno de los problemas medioambientales más importantes de la sociedad actual. En contra de lo que algunos podrían pensar, el ruido ambiental no solo supone una pérdida de confort en las personas afectadas, sino que constituye un grave problema de salud pública, que afecta a un gran número de personas.
La contaminación acústica constituye una fuente de estrés y de enfermedades relacionadas con la exposición continua al ruido, como la pérdida de audición, la hipertensión o el insomnio. Este riesgo ha llevado a que el confort acústico en cualquier tipo de espacio cerrado esté tomando cada vez más importancia.
Múltiples estudios señalan el ruido como la primera causa de descontento en la oficina, provocando incluso estrés y frustración en el ámbito laboral. Esto es debido, entre otras cosas a distracciones provocadas por el ruido. En un estudio de la Universidad de California del año 2015, se comprobó que un trabajador se ve interrumpido o con la necesidad de cambiar de tarea, cada 3 minutos y 5 segundos.
Después de la contaminación atmosférica, la acústica es la segunda causa de origen ambiental que provoca alteraciones en la salud. Según la Agencia Europea de Medio Ambiente el tráfico por carretera es la fuente principal de la contaminación acústica en Europa, señalando que 32 millones de personas (una de cada cinco) están sometidas diariamente a niveles de ruido que superan lo permitido. Y es que el ruido es una amenaza invisible.
|