Cuando un tema que preocupa a la ciudadanía se prolonga excesivamente en el tiempo, llega un momento en el que deja de ser, sea por hastió, por cansancio o por aburrimiento, lo que hoy en día se denomina trending topic, para acabar por convertirse en una verruga que se tiene, molesta pero, finalmente, con la que se aprende a convivir si no hay otro remedio que permita extirparla. Y si resulta que, por añadidura, como sucede con el endémico tema del separatismo catalán, el estar obligado a estar pendiente de su solución, el esperar a que se encuentre un arreglo que pueda obviarlo o cuando, finalmente, se llega a la molesta conclusión de que no tiene remedio; se llega a una situación en la que, los ciudadanos y los mismos políticos, se dan cuenta de que no se puede parar el devenir de las cosas y que es necesario pasar por encima, puentear o hacer una elipsis sobre aquel molesto tema que impide regresar a la normalidad cotidiana, de modo que, al fin, se deja enquistado el problema y se empieza a dar salida a todos aquellos otros temas que estaban a la espera de que el molesto quiste desapareciese.
Precisamente, durante los pasados días, han ocurrido algunos hechos que nos han permitido, aunque fuere tímidamente, recuperar un poco la confianza de que aún queden resquicios de esperanza que permitan esperar que, mientras el tema de la insurrección de los independentistas catalanes siga su curso, se tomen las medidas precisas para hacerle frente, tanto dentro de la esfera de los tribunales de Justicia que lo están juzgando, como del trabajo policial que es preciso mantener vivo para no permitir que, los rebeldes, puedan salirse con la suya en su intento de dividir España. En efecto, hemos visto con agrado como el señor Rajoy y la presidenta de Andalucía, la señora Susana Diaz, han sido capaces de entrevistarse para cambiar opiniones, para que la responsable de la política andaluza pudiera exponer las dificultades que afectan a los ciudadanos sobre los que gobierna y, todo ello sin que, en dicha entrevista fuera necesario mantener una tensión, mostrarse agresivos o mal educados o utilizar la famosa frase del señor Pedro Sánchez de que “ no es no” que, por cierto, nunca ha llevado a ninguna parte más que a crear un muro de incomprensión que corta toda posibilidad de resolver las cuestiones que precisan entendimiento.
No se ha tratado de un hecho aislado por el señor Lambán, de la comunidad aragonesa, también se ha expresado en un sentido parecido cuando ha asegurado que “el modelo de financiación no debe negociarse entre partidos, sino entre comunidades autónomas”, evidenciando que lo que les conviene políticamente a las directivas nacionales de las formaciones políticas encaminadas a sus estrategias electorales no, necesariamente, coincide con los problemas específicos de cada autonomía que, como es evidente, tienen necesidades que, en ocasiones, no tienen por qué coincidir con las de las otras autonomías ni, mucho menos, con los intereses corporativos de las directivas nacionales del partido. Y por si alguien no entendiera la apuesta del señor Lanbán, dejó muy clara cuál era su postura remachando con la siguiente explicación: “Yo me atendré estrictamente a la defensa se los intereses de Aragón, y eso significa que mis posiciones son más próximas a una comunidad gobernada por el PP que otra gobernada por el PSOE, entenderé que estoy cumpliendo con mi misión”. En la comunidad valenciana su presidente el señor Ximo Puig, abundó en reclamar que no se demorase más la necesidad de la reforma de la financiación de las diversas autonomías, necesidades urgentes de un cambio de modelo, cuando se expresó categóricamente: “Si no, el desastre será definitivo”.
Los presidentes autonómicos, tanto del PP como del PSOE, parecen haber llegado a la conclusión, por otra parte perfectamente entendible, de que no se puede esperar a Cataluña, aunque todos coinciden en reconocer que sería preferible que la Generalitat formara parte de las negociaciones. No obstante, es evidente que los políticos catalanes están absorbidos por otras preocupaciones que, al parecer, les hacen relegar el tema de la financiación por detrás de sus preocupaciones por formar un gobierno, en lo que parece que no llevan camino de ponerse de acuerdo, seguramente, teniendo en cuenta que ya queda menos de un mes para que se cumpla el plazo que pondrá en marcha el mecanismo de unas nuevas elecciones; lo que puede hacer pensar que están decididos a apurar el tiempo antes de elegir a quién será el próximo candidato sin que, de momento, nadie se atreva a dar por descartado a ninguno de los que se han propuesto hasta ahora, incluido el mismo señor Puigdemont.
Aunque es difícil saber lo que tendrá en mente el líder del PSOE, el señor Pedro Sánchez, se debe reconocer que su intervención en el congreso de los socialistas europeos, al que ha sido invitado por el Partido Socialdemócrata alemán (SPD), para asistir al mismo en Wiesbaden; ha sido de apoyo al gobierno del PP en cuanto a la defensa de la unidad de España y, en contra de las aspiraciones nacionalistas de los catalanes que apoyan el independentismo de Cataluña. Sánchez defendió la postura del Estado alertando de que “el secesionismo es una amenaza no sólo para España, sino también para Europa” por ser “contraria a los valores y proyecto europeo”, sin que estas manifestaciones impidieran criticar al PP y su inacción que ha permitido que, los separatistas, actuaran a su aire durante todo el tiempo en que se han enfrentado al Estado español. Se calló el que, durante todo el tiempo que le achaca de retraso al PP, ellos estuvieron maquinando propuestas inaceptables, pretendiendo solucionar el problema independentista creando una España federal, algo que en ningún momento han querido aceptar los separatistas porque sabían que ello significaría, prácticamente, una situación similar a la de las actuales autonomías.
No deseamos dejar de hacer referencia a los tribunales de Justicia alemanes que parecen estar en una encrucijada en la que, el tribunal de Schleswig-Holstein, con su apresurada y poco meditada resolución sobre el caso del cumplimiento de la euro-orden para la extradición del prófugo de la Justicia, señor Puigdemont. Las críticas generales motivadas por la negativa del tribunal a acceder a la petición del TS español, y su repercusión en la prensa mundial, a lo que contribuyó en gran manera las declaraciones inoportunas de la ministra alemana de Justicia, que apoyó con sus palabras poco meditadas la resolución del tribunal de Schleswig-Holstein, algo que le reportó una severa corrección del Gobierno alemán; han dado pábulo a que alguien haya movido resortes en la judicatura alemana. La petición de datos al TS español sobre la posible actuación de la policía española en el 1.O; sus dudas sobre el tema de “malversación de fondos públicos”, dan la impresión de que los alemanes antes de proceder a una entrega del huido de la Justicia española a las autoridades españolas, pretenden juzgar el caso en Alemania y no, como debiera ser, la mera existencia en Alemania de una Ley que castigase como delito semejante a la ley penal española del delito de “revolución”; sino que pretenden entrar en el fondo del tema intentando indagar aquello que, precisamente, se considera competencia del TS español, en lo referente a si, Puigdemont, es reo de incitación a la revolución de Cataluña en contra del Estado español.
Claro que, la torpeza de Montoro, no se sabe si pretendiendo defender su gestión de control referente a los fondos que se le han ido enviando a la comunidad catalana o, bien que, en un afán incomprensible de meter baza en un tema que no le correspondía, precisamente en un momento crucial en el que los alemanes estarán dispuestos a agarrarse a un clavo ardiendo, con tal de quitarse de encima una situación que, sin duda, les resulta muy incómoda debido a que, la postura poco colaboradora del tribunal alemán, ha despertado entre los españoles un sentimiento de antipatía hacia los alemanes que nunca, hasta ahora, había existido. La impresión que ha dado la salida de tono del ministro ha sido de general reprobación entre todos los ciudadanos españoles que no participan del sentimiento nacionalista e independentistas de los catalanes y resulta poco menos que inexplicable que, a estas alturas no haya ya presentado la renuncia o, directamente, el señor Rajoy no haya decidido cesarle debido a que no es la primera vez que este antipático ministro le viene creando dificultades al gobierno.
Sin duda que, el hecho de que desde el ministerio de Hacienda español se ponga en duda lo que las investigaciones de la policía nacional y la guardia civil han descubierto, y en las que se está basando la estrategia del magistrado Pablo Llarena para acusar al prófugo de los delitos que se le imputan, habrá servido para que los fiscales y los tribunales alemanes muestren aún más sus reticencia a acceder a la petición de España de la extradición del señor Puigdemont que, como era de esperar, está en sus mejores momentos de su fuga, en libertad en Berlín, desde donde sigue con su política de acusar a España de ser una nación donde no se respetan los derechos de las minorías, en este caso de la catalana.
O así es como, señores, desde la óptica de un ciudadano de a pie, tenemos una doble sensación de que, en este caso, nos induce a una especie de optimismo, cuando hemos visto que ha habido una cierta reacción del partido de la oposición del señor P.Sánchez de apoyo, en un foro internacional de la UE, de la postura del Gobierno español referente al tema de los insurrectos catalanes; que, a la vez, nos incita a preocuparnos ante la posibilidad de que, los jueces alemanes, en este caso el TS de aquel país, se dejen arrastrar por la torpeza de Montoro y permitan que Puigdemont, un sujeto especialmente peligroso si se le deja libre por toda Europa, siga con su labor de desacreditar a España, a su gobierno y a la justicia. Esperemos que se supere este escollo y el principal culpable de todo este mal entendido sea puesto a buen recaudo en las cárceles españolas, mientras se sustancia el proceso que deba juzgarle de los presuntos delitos de los que se le viene acusando.
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