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Serenidad

La abundancia de pensamientos es deseable, porque es positivo y contrasta fuertemente con la falta de pensamiento o con la escasez del mismo
José Manuel López García
sábado, 2 de octubre de 2021, 10:32 h (CET)

Se puede pensar que todo cambia en la vida y es algo indiscutible. La realidad es temporal. Es lógico que deseemos retener los momentos de la existencia y atesorar experiencias de todo tipo. La curiosidad es una fuente de felicidad desde una perspectiva serena y racional. Lo que no quiere decir que no nos dejemos conducir por la pasión y las emociones a lo largo del transcurrir vital. Pensar antes de actuar o accionar siempre es una coherente estrategia reflexiva. 


La abundancia de pensamientos es deseable, porque es positivo y contrasta fuertemente con la falta de pensamiento o con la escasez del mismo. Muchos de los problemas provienen de pensar poco o simplemente de no hacerlo.


Incuestionablemente, las representaciones mentales son las que influyen de una manera considerable en las conductas humanas. Las personas desde una actitud serena, confiada y segura pueden luchar por sus objetivos y metas, pero siendo conscientes que las frustraciones son algo consustancial al vivir de los individuos.


Con buenos modelos de comportamiento y con actitudes responsables y equilibradas se puede llegar a lograr mucho más de lo que se puede pensar o imaginar. Son importantes también la coherencia y la verdad y  el buen juicio.


En relación con la autorrealización es lo que, en principio, pretende cualquier persona para ser más feliz.  El sentido de la vida está unido a la sensación de avanzar por caminos que conducen al logro de las aspiraciones personales.


La capacidad atencional es fundamental para hacer posible una existencia más creativa y productiva en todos los sentidos. Además, valores éticos como la solidaridad y la empatía nos hacen colaborar más y mejor con la sociedad para que todos vivamos colaborando en crear un planeta más solidario y justo.


Con serenidad se afrontan las dificultades y las adversidades con tranquilidad y esto es una buena enseñanza de tipo ético. El alejamiento del estrés y la ansiedad depende también de la fortaleza interior. Las motivaciones y los impulsos y deseos forman parte de una realidad humana que nos hace progresar de una forma continua.


Los valores éticos proporcionan calma y serenidad, porque son la esencia de lo que deseamos en este mundo y en esta realidad que nos ha correspondido vivir. Frente al relativismo es mejor, sin duda, el universalismo moral. Partiendo también del reconocimiento de la diversidad de ideas y formas de pensar de las personas, pero reafirmando valores éticos que son irrenunciables, desde una perspectiva racional.


La salud también es algo esencial, porque hace posible vivir más en paz y en armonía con todo. La función del trabajo es que colaboremos con la sociedad  y que a la vez desarrollemos todas nuestras potencialidades de la mejor forma posible. La contemplación de la vida es la percepción de muchos matices que nos permiten sentir el discurrir de las cosas desde una posición privilegiada.


Frente a una civilización de la prisa y de la rapidez es necesario recuperar la calma y la profundidad en lo que se hace. Se puede reivindicar la serenidad, porque es una de las mejores actitudes de los seres humanos.  Es la que hace posible pensamientos más amplios y profundos y la que potencia planes, previsiones y proyectos de más alcance y envergadura. Ante los avatares y el azar de la existencia conservar la calma y tener serenidad supone vencer el miedo y lo que representa. En contra de la paralización que puede producir el temor, la actitud serena otorga energía y resistencia a los sujetos en su vida cotidiana.


Ciertamente, esto no significa que las emociones no sean decisivas en la vida, pero deben estar orientadas por la razón en cierto modo. Lo que no supone que sea indispensable una separación rígida y excluyente entre pensamiento y sentir. Partiendo de la filosofía de Xavier Zubiri podemos considerar la intelección sentiente, como un punto de partida en pensamientos y decisiones, desde  una perspectiva filosófica. Y esto es aplicable también a la realidad práctica cotidiana, como es lógico.


La filosofía nos hace serenos, porque nos hace darnos cuenta de que todo es posible con constancia, perseverancia y determinación. El accionar es una de las claves de bóveda de una conducta asertiva que afirma y construye en positivo, desde una actitud serena y reflexiva. Filosofar o pensar nos hace serenos y conscientes de todo y también puede hacernos más felices llenando de alegría la existencia. Conocerse a uno mismo y a los demás es algo fundamental para aprovechar al máximo la vida y la realidad que está a nuestro alcance, de maneras nuevas y originales.

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