Ya en su lecho "de muerte"
su amigo, el gran cantante, le comentó a Gabriel, el poeta delirante, su gran amor por Raquel, la que era su mujer.
Gabriel intuía algo pero guardaba silencio mientras pasaba sus tardes escribiendo poesías. Mientras, por las noches no siempre venía, su esposa a dormir con él.
Ahora que todo sabía, al verle en su agonía quiso ser protagonista de una muerte sin cuartel para su amigo, el cantante.
Mientras Raquel sólo lloraba, deseando el milagro que no llegaba.
Esto detuvo a Gabriel, que también deseó su vida para entregarle a su amor pues supo que le quería como nunca quiso a él. Tuvo grande el corazón, el poeta delirante de dolor, se nota que era poeta... pero era tarde y con voz apagada dijo su último "adiós", en una voz que no era canto.
Ahora estaban los dos, con los recuerdos de aquel, ¿qué hará Raquel?, ¿qué hará Gabriel?
Sube y sube en su delirio y el poeta se encierra en su habitación y escribe: "Le he dado amor y buena vida, recibió trato de reina, y me engaña con mi amigo. “No debo seguir con ella".
Cae su copa de vino y el cuerpo del poeta también, pone fin a su delirio, dos muertes el mismo día y un nombre de mujer.
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