Como Putin, en su guerra contra Ucrania, el señor Pedro Sánchez se ha visto obligado a recurrir a todas sus reservas mediáticas para afrontar una situación que, solo hace unos meses, no hubiera podido imaginarse. Las encuestas, a pesar de que su partido y los que lo vienen secundando, está intentando dar la vuelta a la tortilla, no parece que reflejen el que sus esfuerzos estén dando el fruto apetecido. Con el inicio del otoño ha puesto en pie de guerra a sus reservas más fieles, con la orden de acabar como fuere con el PP y, como no, con sus principales valedores: su líder, el señor Feijoo y su más valiosa joya en la presidencia de la comunidad madrileña, la señora Isabel Ayuso y al que, recientemente, han vuelto a poner en el punto de mira de los más furibundos ataques de la izquierda, el señor Moreno Bonilla, que ha cometido el gravísimo “pecado” de hacer uso de las facultades que le concede la Carta Magna de rebajar los impuestos, en la parte que corresponde a las autonomías, para que los ciudadanos puedan destinar estos dineros a lo que ellos dispongan y les resulte más rentable.
No les cuadran sus argumentos, sus diatribas en contra de Madrid y ahora Andalucía y es muy probable que, en no demasiado tiempo. también la región murciana decida seguir el ejemplo de las dos anteriores; debido a que, pese a lo que afirman socialistas y comunista, tanto en Madrid como en Andalucía, los servicios básicos y todo lo que se relaciona con la funciones de los respectivos ayuntamientos, resulta que, pese a recaudar menos en impuestos del patrimonio y de sucesiones, las arcas municipales parece que siguen estando capacitadas para seguir atendiendo las necesidades de sus respectivas ciudadanías; algo que, curiosamente, no parece que ocurra en regiones tan importantes comola comunidad catalana que, con mucho, es la que más impuestos tiene de toda España, sin que eso se refleje en los servicios que los respectivos municipios, empezando por el de Barcelona, están dispensando a sus habitantes que se pueden calificar de propios de un país tercermundista que, por desgracia, ha caído en manos del PC liderado por la señora Colau, un ejemplo de lo que es una gestora incompetente e imbuida de ideas totalitarias, que han conseguido que Barcelona deje de ser aquella ciudad esplendorosa de hace unos años para convertirse en un lugar inhabitable donde la circulación viaria se ha convertido en un caos.
Personajes pertenecientes a la más casposa y sectaria ideología de izquierdas han salido a la palestra con la idea de intentar desacreditar, por cualquier medio que se les ocurra, a la dirección de un partido que no gobierna, que no tiene responsabilidades en la marcha de la nación y que, pese a todo, sigue ganando enteros en todas las recientes encuestas que se van publicando en esta nación. Aquí tenemos al inefable Jesús Cintora acusando de delitos imaginarios a Feijoo o al no menos problemático, hoy medio en el destierro informático, el señor Ignacio Escolar uno de los izquierdistas al que la bilis no le permite más que desvariar o el conocido García Ferreras a quien el rencor le tiene atenazado de modo que no ve más que conspiraciones y golpes de estado en cualquier opción de derechas. No dejemos de mencionar especialmente a todo el equipo de la redacción de La Vanguardia, expertos en tergiversar las noticias, acusar al PP de querer oprimirlos y en publicar opiniones de aquellos que constituyen la flor y nada del catalanismo separatista que, para más INRI, no dudan en defender al actual gobierno porque saben que con un gobierno de derechas iban a tener problemas lo mismo que los iban a tener los actuales dirigentes.
Entre todos son capaces de injuriar, insultar, mentir, desacreditar, calumniar y difamar, con absoluta tranquilidad y sin pudor alguno, a cualquiera de los directivos del PP al que deseen poner al pie del cadalso informativo.Todos conocen como desempeñar su cometido y no les importan los métodos a seguir porque saben que, si acusan, denuncian, inventan delitos o atribuyen infidelidades, derroches, dilapidación de caudales públicos o cualquier otra malicia semejante, dado que la justicia en España es lenta, la instrucción de las causas se prolonga durante meses y años, mientras que el castigo del “telediario” es prácticamente inmediato, la prensa acusa sin piedad, aún sabiendo que la persona a la que crucifican tiene presunción de inocencia que, no obstante, prácticamente deja de existir desde que, subjetivamente, los periodistas dan su opinión sobre el caso y sus circunstancias que es lo que verdaderamente influye y condiciona en la percepción que se forma el ciudadano de a pie.
No debieran, el señor Rajoy y todo su equipo, despreciar, ignorar y soportar estoicamente que estas campañas de descrédito vayan minando el crédito que, durante los últimos meses han ido acumulando, evitando que todos los rumores, acusaciones, denuncias o calumnias se queden sin una respuesta y desmentido inmediato, que impida que el ciudadano medio pudiera hacerse una idea equivocada respecto a la capacidad, honestidad, preparación e idoneidad del PP para gobernar la nación, como en su día, lo hicieron con éxito otros de sus representantes conocidos. La alternativa, debiera quedar muy claro, a los populares queda muy lejos del concepto de democracia que se tiene en Europa y en el resto de naciones en las que no gobiernan las izquierdas.
Pese a los intentos de todos los ministros, a las declaraciones del sonriente señor Sánchez y a las ayudas de sus colaboradores, donde tampoco falta en señor Redondo defenestrado en su día de su cargo, pero que desde sus artículos en La Vanguardia no deja de intentar vender a su antiguo amo como lo mejor que le podría pasar a la nación española. Claro que como Vellido Dolfos se limita a “ayudar a su señor” que se supone le compensa, de alguna manera, su fidelidad a la causa.
Faltará ver lo que tiene en mente el señor Pedro Sánchez para los meses que se acercan, aparte, naturalmente, de ir aumentando la presión del dogal en torno al cuello del PP para restarle, dentro de lo que pueda hacer por su parte, el máximo de posibilidades de ganar las legislativas del 2023. Una incógnita que queda por dilucidar, es lo que va a intentar hacer con Podemos y su actual alianza para gobernar España. Se habla de una entente con la señora Díaz que, por su parte, tampoco está demasiado claro si va a conseguir el apoyo suficiente para presentarse con independencia de su grupo actual, Podemos. No parece que las encuestas que se van conociendo favorezcan demasiado al grupo comunista, que parece que sigue perdiendo escaños a medida que se van acercando las municipales que, seguramente, no van a dejar muy claro, por su carácter local, lo que vaya a suceder en las más lejanas elecciones legislativas en las que, seguramente, el PSOE y el PP, con o sin VOX, se van a ver las caras para determinar, de una vez, si España va a seguir en manos de socialistas y comunistas, o bien el pueblo español deja que le caiga la venda de los ojos para regresar a la normalidad de la España constitucional.
O así es como, señores, desde la óptica de un ciudadano de a pie, con independencia del tema que hemos tratado hemos tenido la posibilidad de ver cómo, otra de las potencias europeas, la tercera en el ranking económico, Italia, ha dado el cambiazo hacia la derecha, no la ultraderecha como se empeñan en calificarla desde la misma Bruselas y muchas de las naciones de la CE. No quieren aceptar que las derechas son simplemente esto y no un partido radical que, por cierto, no se le atribuye al PC español y estos que vienen dando muestra de ser un partido antidemocrático empeñado en acabar con el actual Estado español. Sin embargo ya empieza a notarse, en el resto de las naciones europeas, un cierto cansancio de sus respectivas ciudadanías respecto a estos regímenes intervencionistas, antiliberales y débiles, que todo lo suelen solucionar cediendo, retrocediendo, humillándose y manteniendo numerosas e inútiles conversaciones que, como se está evidenciando en la cuestión de la guerra de Ucrania, no parecen llevar a nada positivo en cuanto a la solución diplomática de este complicado problema, entre países.
Y el eminente Vargas Llosa, para finalizar, nos deja esta frase lapidaria: ”La política saca a flote lo peor del ser humano”.
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