El primer día de julio de 1863, el destino quiso que se encontraran en Gettysburg, un apacible poblado de Pensilvania, los ejércitos de Estados Unidos y de la Confederación del Sur, en el marco de la guerra civil norteamericana. Chocaron dos modelos económicos arropados entre los pliegues de las banderas. El norte industrial se enfrentaba al sur monoproductor y la lucha contra la institución esclavista tenía un trasfondo mercantilista que supera las líricas declamaciones de que la guerra se hacía por la libertad.
Los precios más bajos de producción en el sur quebrantaba la producción agrícola del norte, como la industria textil británica se resentirá con la escasez de algodón sureño cuando estalló la guerra y empezó el bloqueo de puertos en el sur.
Un dato poco mencionado: muy pocos días separan la rendición de Appomattox y la firma del tratado secreto de la Triple Alianza contra el Paraguay. Un laberinto de inicuos contubernios, llevó a la firma del tratado hoy conocido como de la Triple Infamia contra el Paraguay, cuando aún no había pasado un mes de la rendición del General Lee ante Grant.
El 9 de abril de 1865, en Appomattox (Virginia, EEUU), en el salón de la casa de Wilmer McLean, el general Robert E. Lee, comandante en jefe de los ejércitos de Virginia, se rendía ante el general Ulysses S. Grant, comandante del ejército del Potomac, de la Unión. Solo unos veinte días más tarde se celebraba en Buenos Aires la firma del tratado de la triple infamia, el 1 de mayo de 1865, entre la República Argentina, Brasil y Uruguay.
La guerra se traslada al sur del sur, por el enfrentamiento de modelos igualmente antagónicos: el proteccionismo y la industria representados por el Paraguay, y el papel de economías primarias y monoproductoras que enarbolaban Argentina y Brasil. En la guerra del Paraguay, también se enfrentarían el modelo esclavista y agrícola del Brasil imperial con el modelo industrial de los López.
La batalla de Curupayty, en septiembre de 1866, librada en los esteros paraguayos, fue el momento más trágico para los aliados. También el canto de cisne del modelo independiente de desarrollo, que tendría en Paraguay a su exponente postrero.
En estos días en que se cumplen 160 años de la conflagración en Gettysburg, que selló el destino de Estados Unidos y allanó su camino rumbo a un sitial de potencia mundial, valga este paralelismo entre dos momentos históricos cercanos en el tiempo, pero con desenlaces diferentes. LAW
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