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La apeirofobia y la falacia de reificación

La falta de control es el elemento clave para asociar las dos terminologías
Antoni Leiva Aguilera
viernes, 7 de julio de 2023, 10:47 h (CET)

¿Es razonable conectar la apeirofobia y la falacia de reificación? ¿Qué elementos pueden ayudar a asociar ambos conceptos? Antes de profundizar en estas preguntas, es pertinente conceptualizar los términos mencionados. De manera resumida, la apeirofobia es el miedo excesivo en relación al infinito y a la incomodidad incontable. Y la falacia de reificación es la tendencia a atribuir calificaciones entorno a entidades abstractas como si tuvieran personalidad propia, teniendo en cuenta que ese tipo de asignaciones solo son tributarias para entidades concretas.


En este artículo se vehiculará la falacia descrita a través de la categoría "sociedad". A modo de ejemplo, proclamar que "la sociedad es consciente del cambio climático" comporta estar cometiendo la falacia de reificación. Y es que, la sociedad no es un ente físico ni móvil susceptible de que se le atribuya semejante narrativa. Además, este tipo de afirmaciones se clasificarían también como falacias con tendencia a la generalización.


Relacionado con lo anterior, cada individuo tiene unas impresiones acerca de las tendencias que acontecen en una sociedad -percibe cuáles son las conductas, valores y preferencias más recurrentes-, y usa esta categoría para emitir una generalización. Un ejemplo podría ser: "la sociedad actual ha perdido muchos de los valores de antes". No obstante, otra persona podría lanzar una descripción acerca de la "sociedad" de otra manera, desde una perspectiva incluso contraria, o aportando una lectura con connotaciones muy diferentes: "la sociedad actual ha adaptado los valores a la nueva modernidad, y por lo tanto, ha progresado".


Los dos ejemplos anteriores muestran que potencialmente pueden haber infinitud de calificaciones, relatos o narraciones acerca de cómo es la sociedad. Asimismo, más allá de que será producto de una representación propia -y por lo tanto, basado en una perspectiva totalmente subjetiva-, el error es asignar propiedades específicas a un ente abstracto, como es la sociedad. Por ende, sería incorrecto emitir afirmaciones como las expuestas, y también como la siguiente: "la sociedad nos lleva al consumismo". Esto en realidad sería: "nosotros percibimos una gran cantidad de personas arraigadas al consumismo, no solo para cubrir las necesidades más elementales, y podemos considerar que ello nos influye -en relación a la influencia, se trataría de un aspecto susceptible de ser debatido y profundizado, pero no es el objeto de este artículo-". Así, esto no conlleva la habilitación de crear una categoría nueva -la sociedad-, y construir sus características como si tuviera autonomía, capacidad de desarrollo, personalidad propia e influencia.


A pesar de todo, es cierto que poder definir cómo es la sociedad genera orden, estructura, y en definitiva, medición. En este sentido, la apeirofobia supone, tal y como se ha trasladado, que haya incomodidad incontable, y ello comporta una cierta o gran angustia ante la ausencia de cuantificación. Así pues, la apeirofobia se acentúa ante escenarios donde la posibilidad de cálculo es inexistente. Y, si la perspectiva es no numérica, la apeirofobia se dimensionaría ante situaciones que no se pueden definir, y que al ser entidades abstractas no tienen personalidad propia.


Así pues, la falta de categorización, descripción, y en definitiva, la ausencia de etiquetas serían un conjunto de características potencialmente relacionables con la apeirofobia. Asimismo, para no cometer la falacia de reificación es necesario prescindir del hecho de describir cómo es la sociedad. Y esa ausencia de narrativa podría llegar a activar de algún modo la apeirofobia.


De este modo, la idea que podría conectar de manera más clara la apeirofobia y la falacia de reificación es la falta de control. Mientras que ante el primer término la sensación de miedo o las incomodidades provienen de no poder tener el dominio contable -entre otros aspectos-, ante el segundo se cometería un razonamiento falaz por pretender describir -y por ende, pseudocontrolar- un ente abstracto como es la sociedad y que carece de personalidad propia.

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