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​Ha pasado San Valentín, ¿volverás a tener detalles conmigo?

Existen una gran variedad de influencias que harán que una pareja pueda seguir evolucionando o quedarse, por el contrario, estancada
Violeta Torrejón
miércoles, 21 de febrero de 2024, 10:03 h (CET)

El amor es algo que se debe demostrar día tras día, es algo que tiene que estar presente cuando dos personas se quieren y desean tener “algo” juntas. Ya no se trata tanto de futuro, porque la vida es la que se encarga la mayoría de las veces de cambiar o modificar los destinos y sobre todo, porque no sólo el amor es suficiente para que se vaya consolidando ese proyecto. Existen una gran variedad de influencias que harán que una pareja pueda seguir evolucionando o quedarse, por el contrario, estancada. Y es que el amor es algo que poco a poco se va creando y va fluyendo. No se le puede forzar, no se puede obligar a nadie a querer a otra persona y menos aún, a pensar que si el sentimiento existe es que es verdadero.


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Querer a alguien es algo más complejo que decir “estoy enamorado” porque es un cúmulo de sensaciones que algunas personas nunca habrán experimentado antes o que quizá, lo hayan hecho y lo estén repitiendo de nuevo. Para los que sea una novedad, es una tormenta de emociones, un volcán en erupción constante donde no queda sitio para la cordura. Para los que ya lo conocen, se comportarán de una forma más racional y medida, incluso con cierta inseguridad.


Sea de una forma u otra, la mitad que nos acompaña en el camino se convertirá en alguien especial, será a quién acudamos cuando nos sintamos perdidos, cuando hayamos tenido un buen día o cuando los miedos nos aborden de forma repentina. Nuestra pareja debe ser nuestro confidente y ante el cual no tener vergüenzas, es alguien que nos da la seguridad que estando solos no tendríamos. Pero muchas veces, la sociedad se deja llevar por días en los que se debe mostrar a todos que uno está perdidamente enamorado y que en caso, de no tener a alguien, sentirnos fracasados por no haber sido capaces de encontrarlo. Ese día de San Valentín con un significado completamente comercial, se ha convertido en una manifestación y exhibición desmedida de una realidad disfrazada de falsedad. Habrá parejas que estén muy enamoradas pero que se sientan forzadas a tener que celebrar esto con ilusión, tan sólo porque es lo que se espera. Y es que de nada vale ensalzar algo en una fecha determinada si el resto del año, uno, no está dispuesto a dar lo mismo de forma constante.


No existen citas en el amor, ni momentos concretos para demostrar algo que sentimos diariamente. El amor es algo innato y cada persona lo plasmará de formas diferentes ya que cada uno tiene su manera de abrir su corazón. Pero lo importante no son los regalos, ni las cenas, ni las flores, lo que verdaderamente importa es que nuestro compañero o compañera de vida sea alguien que merezca la pena tener en nuestro sendero. Que sea alguien que esté dispuesto a renunciar a parte de su día a día por compartirlo con nosotros, que se alegre cuando nos pasan cosas buenas y se entristezca cuando nos sentimos mal o la vida nos hace desplomarnos. Alguien que nos valore como somos y sin máscaras y sobre todo, que mantenga la ilusión de tenernos a su lado, pese a todo.


Sabemos que querer a alguien es muy arriesgado y que no todos están dispuestos a probarlo porque algunas veces se puede sufrir y no tener el final esperado. No existen las parejas perfectas donde no haya discusiones porque como seres humanos que somos, podemos equivocarnos y fallar. Podemos decepcionar a la otra parte con nuestras actitudes y pueden existir los malentendidos, pero de los miembros de la pareja depende salir adelante o no, con todo. Y no sólo el día de San Valentín con cuatro carantoñas y promesas que son creadas a raíz del contexto amoroso en el que la sociedad nos hace flotar.


De nada vale estar con alguien si ambos lados no están el uno para el otro. Y cuántas parejas habrán celebrado ese día en cuestión, tan sólo, porque había que hacerlo, porque de no ser así, es inviable tener pareja y no hacer nada. Aunque también es verdad, que muchos de esos que han ido a cenar serán personas que llevan poco tiempo o que tienen demasiada ilusión puesta en el futuro porque aquellos que llevan más años, saben que lo que vale es el tiempo pasado y presente, de la evolución de los sentimientos.


Hay que saber que el amor es ambivalente y que todos estamos expuestos a él. Que muchas veces nos dejaremos llevar tanto, que será imposible frenarlo, pero hay que tener en cuenta que no hay que perder la razón, porque el sentimiento con calidad sí que es perpetuo, pero cuando existen carencias, no hay San Valentín que pueda hacer que se pueda hablar en plural, en un futuro próximo.

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