En la vida corriente se suele decir que el peligro familiar procede de los cuñados (especialmente en las comidas de navidad), de las suegras (en todo momento) y de los primos-primas retirados (que a veces se arriman demasiado). Pero salvando las bromas, creo que es muy necesario para los políticos gozar de unos familiares en los que no se pueda poner en duda una asepsia total en sus obras, pensamientos y deseos, así como un alejamiento completo de cualquier tipo de negocio. Se han despertado una serie de “super-cicutas” que investigan hasta el último detalle y diseccionan las actividades de cualquier individuo, que esté próximo o remotamente cercano a un personaje de primera fila o, incluso a un segundón de cualquier partido, para esgrimirle el “más tú” y buscarle las cosquillas. Creo que se está rizando tanto el rizo, que acabaran negando el pan y la sal a cualquier familiar de algún preboste. De modo que estos deberán pasar al ostracismo completo y dedicarse a la cría del gusano de seda en un lugar apartado, lejos de toda sospecha. Al final, como siempre, pagarán justos por pecadores. Se seguirán inventando tramas, basadas en indicios, mientras los realmente culpables, seguirán hinchando sus bolsillos en el anonimato, amparados por los “hombres de paja” y testaferros que han existido desde siempre… y seguirán existiendo.
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