Con unas dimensiones variables, cada persona deja su impronta con un sinfín de peculiaridades, de matices recónditos en muchas de sus actuaciones; pero con los suficientes indicadores como para hablar del SELLO particular de su presencia. La consideración de como se perciba entre el entramado de observaciones es asunto distinto. Quizá ni el mismo protagonista sea consciente de su verdadero alcance. Por parte de los demás, es evidente la captación de señales incompletas y no siempre fidedignas, por las muchas e intrincadas ramificaciones. Si nos referimos a la intensidad de su fulgor, variará si hacemos referencia a la sociedad en general, a un pequeño grupo o nos ceñimos a una sola persona; un amplio campo diversificado.
Tiene su meollo esta referencia a la huella dejada por un individuo concreto, mejor sería decir huellas, porque suelen producirse varias y bien diferenciadas. Sin embargo, en los tiempos actuales predomina el alboroto, cuanto más ruidoso, mejor aceptado. Con la lógica de tantas difusiones globales, las expresiones personales tienden a diluirse en mesa atmósfera con ciertos tintes de anonimato plural, cuenta la parafernalia sobre las personas. De todas formas, permanece intacta la mencionada IMPRONTA como entidad autónoma ceñida a su protagonista. La evolución cultural modifica los rasgos de una sociedad y dirige las actuaciones hacia rumbos valorados a posteriori, pero adoptados de manera frívola con frecuencia.
Impresiona la estela proveniente de ciertas personas, especialmente perceptibles al tratarse de artistas o personajes famosos. Destaco las múltiples facetas mostradas en la vida y obras de Eduardo CHILLIDA, como ilustración magnífica de estos legados. Ligado como nadie a su tierra y los materiales disponibles para entroncarlos con el Universo. No como una escapatoria, sino como una implicación de toda su persona. Para él, la patria de todo hombre era el horizonte de su proyección personal. Nos sugiere ese fascinante ensamblaje con la intemperie de la vida, sin renuncias acomodaticias, pacatas y de malos augurios. El crecimiento interior forma parte intrínseca del conjunto de sus expresiones.
En los sectores científicos surgen personas inigualables cuyas disposiciones dejaron señales imborrables. Desde una entrañable familia aragonesa crecieron las ilusiones de Santiago RAMÓN Y CAJAL. Siguieron sus esfuerzos denodados por el cultivo de sus cualidades, vocación y aficción al dibujo, más allá de las rutinas escolares. El enfoque de su aprendizaje se prolongó en su vida profesional, con la persecución tenaz de las comprobaciones oportunas. Consiguió la ratificación de sus ilustraciones filamentosas, precisas y fieles al microscopio, como demostración de los elementos cerebrales fundamentales. Plasmó así, el sentido de una dedicación sin fisuras al empeño vocacional; las cualidades transformadas en rigor profesional.
Las morrocotudas controversias de otras épocas demuestran la persistencia de muchas facetas humanas. Aún en ciernes la aventura de Colón en América, se iniciaba la vida de LUIS VIVES en Valencia. Entre atrasos y supercherías, logros y penalidades, hubo de vérselas el temple de nuestro personaje. Judíos y conversos, Imperio e Inquisiciones, creencias y autoridades, arreciaron sobre el ilustre médico. Sus preclaras investigaciones sobre la circulación de la sangre por los pulmones, se alternan con sus elucubraciones sobre la Trinidad estipulada por la Iglesia. No eran tiempos de libertades, con enormes presiones ambientales. Sale reforzado su valor en el doble sentido, científico indudable y reflexivo discutible, frente a la hoguera de su final.
Cuando nos encontramos asediados por las peores tribulaciones, asoman los trágicos finales y subsisten los grandes enigmas, es como sentirnos agarrotados del pescuezo sin posibles remedios en el horizonte. El absurdo se planta de frente, retador, para cegarnos; y las salidas apuntan a otros absurdos. Aquí nos ilustran las huellas de los geniales mensajes de A. CAMUS, verdadero representante de la rebeldía existencial. De origen humilde y en ambientes precarios, tuvo la suerte de tener un maestro inolvidable; inicia su recorrido en progresión continua hasta el premio Nobel. Su muerte en trágico accidente, retuerce su imagen sobre los absurdos designios vitales, pero deja el testimonio de su rebeldía con las mejores orientaciones, la mejor opción.
El bosquejo del eje esquemático personal, también trenza los hilos en las aplicaciones sencillas de la vida diaria, con trayectorias menos vistosas. La grandeza de sus repercusiones no se ejerce en paralelo con su popularidad. La sencillez demuestra con creces su capacidad de generar cargamentos importantes de huellas imborrables. Los sellos característicos derivan con frecuencia de las atenciones de los FAMILIARES, forjados con la dedicación y el cariño; son de una intensidad vibrante. No se trata de un complejo uniforme, influyen matices singulares desde sus diversos componentes. Hasta podríamos hablar de una impronta dinámica e incesante, por su permanente actividad en la evolución de sus miembros.
Como contraste ante tan señalados reflejos de la presencia humana, se muestran con excesiva frecuencia, aquellos sujetos cuya característica principal reside precisamente en el efecto contrario; el de no ejercer ninguna acción capaz de pregonar su intervención en cualquiera de sus ubicaciones. Más que tratarse de protagonistas, se les suele catalogar como individuos ABÚLICOS, intrascendentes como nadie. Sus huellas consisten a lo sumo en una planicie indefinida, quizá ni eso, por ser evanescentes y no distinguirse en nada relevante dependiente de su paso. Ni llegan a considerarse como residuos, transmiten una fugacidad de dudosa significancia, forman parte de la materia oscura de la sociedad, indetectable.
Conocemos de gente esforzada en la creación de núcleos familiares entrañables, afrontan sus múltiples peripecias con arrojo. En determinados sectores, el empeño de ciertos sujetos consiguió la creación de numerosos puestos de trabajo, plataformas esenciales para los menos aventajados. Ciertos enfoques culturales decisivos, emergieron tras el impulso laborioso de personas involucradas, con ideas clarividentes. Abundan los personajes CREATIVOS que dejaron improntas imborrables y dejaron muchas repercusiones en beneficio de individuos y colectivos. Hasta los mejores creadores pueden ser ambivalentes, desarrollando rasgos inconvenientes, incluso temibles, a esta inclinación será mejor apartarla en la sección de riesgos y peligros.
Tanto en el mejor sentido, como en otras orientaciones menos afortunadas, solemos encontrarnos con la presencia de sujetos que catalogaría de AVASALLADORES, porque en sus actuaciones tienden a imponerse sin medida, de manera excluyente. Su lógica es aplastante, en ella radica su perjuicio, precisamente en la anulación de iniciativas ajenas; su huella acaba en destructora, aún en los mejores planteamientos.
Al final, merecen una mención especial por su honradez, aquellas presencias COMPROMETIDAS en el mejor desarrollo de sus actividades habituales, sean familiares, profesionales o dedicadas a la colaboración en ciertos colectivos institucionales. Su compromiso exige iniciativas, consideraciones singulares y sobre todo, franqueza dinámica. La dignidad realza su entidad.
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