Siglo XXI. Diario digital independiente, plural y abierto. Noticias y opinión
Viajes y Lugares Tienda Siglo XXI Grupo Siglo XXI
21º ANIVERSARIO
Fundado en noviembre de 2003
Libros
Etiquetas | Sabersinfin | relato breve | relato corto | Poesía | Relato

Resignación

Relato breve
Abel Pérez Rojas
lunes, 17 de junio de 2024, 09:14 h (CET)

I


La intermitencia en la iluminación no se debe a la falta de suministro eléctrico, es a causa del filamento del amarillento foco que está próximo a expirar.


El vaivén en los lúmenes remarcan las imperfecciones de la pared que alguna vez fue blanca.


Tres respiraciones profundas como paliativo para tratar de poner cierta calma en la ansiedad que ha estado latente, y que nada tienen que ver con la agonía de la luminaria ni con la corrugada superficie del fondo.


Sin poder más, deja el teclado a un lado, la taza de café a medio tomar y el correo electrónico sin contestar.


Abre la puerta de la oficina como si con ella cedieran el resto de canceles.


II


Dejas todo, / sales corriendo a buscarla, / pero topas con la puerta, / luego la circulación lenta / ¡el maldito tráfico otra vez! / La ansiedad encuentra cauce / desfoga en suspiros, / articula disparates. / Más calmado, / respiras hondo: / no la hallaste. / Regresas a escribir / –a decirle–, / que no piensas en ella. (Cauce. APR. Julio, 2022)


lIl


El bote de basura es insuficiente para tragarse todos los ensayos de poemas que ha intentado escribirle.


A los costados del moderno cesto de aluminio hojas de papel hechas bola minan el campo aledaño.


Te fuiste sin decir adiós, sin darme la cara, sin decirme lo que tantas veces callaste…, las palabras interrumpen su marcha abruptamente antes de terminar en los aires contenidas por otro trozo de papel de un intento fallido de poema, de carta o de quién sabe qué.


A estas alturas el género literario de lo que salga es lo de menos, lo que importa es desfogar este fuego que tanto le quema, que, de no salir, probablemente termine causándole estragos en el estómago.


IV


Eres y no eres porque te fuiste, / porque hace algún tiempo / recogiste tu colección de estampas, / tus libros, / tus fotografías, / y abriste la pajarera / para cerrarla desde afuera, / para saltar en paracaídas / con destino indefinido. / Te fuiste buscando ser, / avanzas creyendo que ya eres, / te detienes sólo para respirar / pese a tus tres pulmones / y al ropaje de lince que te protege. / Te fuiste y contigo / una larga lista de porqués, / de muchos "lo siento" / y kilos y más kilos / de intentos poéticos. / Te fuiste y te llevaste / el sol, / el mar, / el canto de los pájaros, / la nieve / y seis de las siete vidas / del gato que tanto te extraña. (Te llevaste… APR. Agosto, 2019)


V


Con una copa de whisky en la zurda / jugaste mi rumbo al azar, / sabías que ganarías / por tu inseparable moneda trucada / y tu suerte de gitana moderna. / Con la serenidad de Jesse James / anticipaste el resultado, / te marchaste, / tus pasos se perdieron para no volver / cuando la tarde se convierte en noche / y casi todos corren para volver a casa; / te fuiste, con tu característico andar sexy, / montada en encaje y charol. / No volteaste ni por descuido, / no atestiguaste mi rostro incrédulo, / no viste mis puños impotentes / ni el silencio que supe atraer / después de largas horas de meditación. / Te fuiste con la copa de whisky en la diestra / y en la otra, tu inseparable colt-moneda / junto con mi perdón, / con mi sueño, / con mi alegría / y lo poco que quedaba de alma en mi corazón. (Moneda-colt. APR. Enero, 2020)


VI


La resignación es la última en llegar, pero cuando arriba trae consigo la paz.


Con la paz menguó la inspiración y su periodo más fructífero de poeta.

Noticias relacionadas

La cultura de las artes no es para buscarse uno mismo, es para encontrar caminos dentro de la sociedad y el ser, y que se mejore, no es para empeorar o destruir, es para construir. No es vanidad de vanidades, son realidades imaginadas o meramente realidades.

Es una ladrona de hombres, que primero se fijan en mí, pero luego se van con ella. Yo después les veo, desde mi ventana, por la calle van, las manos cogidas, la mirada amable.

El libro de Eduardo Laporte conserva en sus páginas un olor húmedo a abeto y a haya. Un sonido de adoquines y rumor de hojarasca. Un sabor a chato de vino elaborado en bodegas benedictinas. Una mirada a la naturaleza y lo rural. Al apego de la tierra. Al esfuerzo en la labranza olvidada. Una mirada al alma de lo terrenal, con todos sus colores y contradicciones. Sin tanto maniqueísmo como el que ahora parece dogma a seguir.

 
Quiénes somos  |   Sobre nosotros  |   Contacto  |   Aviso legal  |   Suscríbete a nuestra RSS Síguenos en Linkedin Síguenos en Facebook Síguenos en Twitter   |  
© 2025 Diario Siglo XXI. Periódico digital independiente, plural y abierto | Director: Guillermo Peris Peris
© 2025 Diario Siglo XXI. Periódico digital independiente, plural y abierto