Cuando comenzamos una relación siempre tenemos la sensación de que los dos integrantes tienen las mismas miras de futuro, ilusión y sobre todo, cimientos. Cada uno de ellos, tendrá valores y ambiciones que irán saliendo con el tiempo. Y eso es porque no nos hemos preocupado demasiado en saber qué quiere el otro o porque nos han mostrado otra cara diferente a la real. Pero ya sea de un modo u otro, llega un momento de las relaciones en el que uno de los miembros puede plantearse el hecho de querer tener descendencia.
Y este tema es algo incómodo para algunas parejas porque ya supone un grado de compromiso y responsabilidad mucho mayor de lo que estaban dispuestos a experimentar. Tener a alguien con quien compartir los mejores y peores momentos es todo un lujo, pero tener un hijo con esa misma persona es toda una decisión. Existen millones de parejas fundadas desde hace años por las que pasa el tiempo y las cuales, han evolucionado y caminado juntos, son felices, se sienten llenos pero cuando les hablan de hijos, ya la situación se vuelve incómoda, siendo un tema a evitar en la mayor parte de lo posible. Y es que, a veces, les resulta más simple hablar de comprarse una casa o de casarse antes que de tener hijos.
El problema surge cuando sacado el tema, uno quiere y el otro no. La situación se torna difícil porque existe una divergencia entre ambos y pudiera ser que después de años de relación, ambos se den cuenta de que aquella temática que rechazaban sacar era, realmente, porque podía producir una separación entre ellos.
Tener hijos es una gran responsabilidad pero más lo es saber decir que no a tiempo. Uno puede estar muy feliz con su otra mitad, pero no hay que obligar a nadie a tener hijos por complacer al otro. No se puede insistir al otro, a hacer algo que no quiere o que, sencillamente, no le llenará porque al final, eso pasará factura y se notará en un futuro. Si los dos integrantes de la pareja están dispuestos, adelante, pero si alguno de ellos tiene dudas, lo mejor es retrasarlo o directamente, no hacerlo.
Tener hijos no es una obligación sino una opción en la que, generalmente, es la mujer la que propicia ese primer paso y conversación, quizá porque su momento de procreación es limitado o porque lleva tiempo ya meditándolo en su interior. Pero aún así, hay que ser conscientes de que ante un choque de diferencia de deseos ante la búsqueda y llegada de un hijo, habrá que poner en una balanza hasta qué punto eso podrá afectar al avance de la relación, puesto que a veces, esto será motivo de ruptura ya que aquella persona que quiere tener hijos verá frustrado su mayor sueño y satisfacción persona , el cual será imposible de hacerlo realidad con la persona actual.
Habrá que analizar la situación y hablar sinceramente sobre lo que podemos esperar de todo esto. Será necesario ser sinceros y si no queremos tener hijos, decirlo abiertamente sin miedo a represalias. Ante esto, pudiera ser que la pareja se deshaga por motivos más que evidentes, o que pasado un tiempo, exista un cambio de opinión pero jamás dar largas porque este será un tema que se convertirá en latente y que volverá a reaparecer en determinados círculos sociales y familiares. La decisión de convertirse en madre o padre es la más importante de una persona porque pasará de tener una vida libre y sin ataduras a tener la mayor responsabilidad que pudiera jamás imaginar. Y eso es algo a lo que no todo el mundo está dispuesto.
Y es que si llegado un momento, alguno de los integrantes de una pareja se plantea esto, hay que ser honestos y dar las razones por las que tanto sí como no, quieren. No se trata de que una opción esté mejor que otra, ni de que sea lo que se espera después de determinado tiempo, sino de que lo que decidamos nos haga sentirnos llenos. No tiene nada de malo sentirse completo sin hijos, como tampoco lo tiene querer tenerlos para sentirse realizado. Y es que lo verdaderamente importante de todo esto, es no mentir a tu pareja con este hecho porque el tiempo pasa y al final, toda verdad sale a la luz. Y es más duro arrastrar la mentira de que en algún momento podrá suceder que cortar a tiempo con algo que sabemos que no va a ser posible.
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