Durante el mandato de Eduardo Zaplana se produjo un pacto entre José María Aznar y Jordi Pujol por el que el parlamento valenciano aprobó por unanimidad la creación de la Academia Valenciana de la Lengua, único organismo estatutario competente en la materia. Muchos pensaron que, finalmente, quedaba enterrada, por la derecha valenciana, el hacha de la guerra de símbolos que había, dado lugar a la llamada “batalla de València” y comenzaba una nueva era. Pero aquella pipa de la paz para algunos seguía teniendo entre sus volutas el agrio aroma de la traición. La derecha nunca tuvo bastante con las renuncias del PSOE a la bandera y el himno, siempre tuvo odio contra todo lo que haga referencia al idioma y su nombre.
Algunos creen desesperadamente en las tesis secesionistas en cuanto al idioma común que los valencianos compartimos con otras tierras. Su intelecto no les da para más y a estas alturas siguen negando la unidad de la lengua. Durante unos años, desde el PP tuvieron a Unió Valenciana como ariete para encender el fuego y ahora utilizan a VOX como excusa para seguir intentando aniquilar al valenciano y todo lo que le rodea.
Estamos volviendo a aquellos tiempos en los que para diferenciar valenciano y catalán las mentes preclaras de la derecha valenciana se inventaron que la lengua de los valencianos provenía de los mozárabes y que nunca la trajo a estas tierras Jaime I cuando las conquistó, incluso se llegaron a inventar un inexistente catedrático alemán para dar mayor credibilidad a sus afirmaciones ante el manifiesto firmado por los miembros de la Real Academia Española defendiendo científicamente la unidad de valenciano y catalán. Más tarde fueron más lejos presentando ante el Parlamento valenciano una proposición de ley para que la Real Academia Española modificara en su diccionario la entrada en la que se dice que el valenciano es una variante del catalán. Para defender su tesis estos doctorados en ignorancia no tuvieron mejor idea que retrotraer la aparición del valenciano al siglo VI antes de Cristo haciendo con ello que los íberos ya hablaran como se habla ahora en València. No han tenido ninguna vergüenza en defender estas tesis porque para la derecha valenciana todo vale, incluso la mentira, con el fin de tener al País bajo sus deseos.
Ahora volvemos a la misma canción, pero más cargada de bombo. Estos defensores del valenciano no usan por nada la lengua a la que tanto dicen amar. Zaplana no la utilizaba tal y como tampoco lo hace su discípulo Mazón, como tampoco lo hacía Rita Barberá ni lo hace ahora la alcaldesa Català que un día pidió perdón porque se le escapó alguna palabra en la lengua de Ausiàs March. Por no hablar del torero y ahora Conseller de Cultura, que además de no hablar la lengua que nos dejó Jaime I la odia. Todo este grupo de defensores de las esencias patrias tan sólo usan el valenciano para entonar aquel pedazo del himno que habla de “ofrenar noves glories a Espanya”, seguramente es lo único que conocen de la pieza del maestro Serrano, permanecer genuflexos ante el poder de Madrid, Aunque, seguramente, a los de VOX, y a más de uno del PP, les debe apetecer más lanzar aquellos gritos de rigor de la época de su admirado Caudillo, aquello de “España, una, España, grande, España, libre”.
No pierden ocasión para atacar el valenciano. Lo echan de las escuelas y los centros sanitarios, le niegan el pan y la sal, es decir: las subvenciones, censuran y prohíben el término País Valencià, nombre presente en el Estatut, le guste o no al torero que han colocado como Conseller de Cultura que, el dinero que niega a la potenciación del valenciano lo regala a una entidad taurina de Madrid y también a organizar festejos taurinos en las tres capitales del País Valencià. Pero no le echemos toda la culta al partido defensor de la ideología fascista, los otros, el Partido Popular, amparo de muchos defensores del franquismo, es consciente del odio que, desde los despachos institucionales valencianos, sus socios de VOX van lanzando cada día en su intento de hacer desaparecer el valenciano de todos los rincones del País. Son tal para cual.
La última barrabasada se la tenemos que anotar a la señora Català, sucesora de Rita Barberá en la alcaldía de la capital del País. Hace unos días quedó inaugurada la “Feria de Julio” antes Fira de Juliol. Gracias a la señora Català y a sus socios no sólo ha desaparecido el nombre de la centenaria feria, sino que en la programación musical no han contado con ningún grupo ni un sólo solista que cante en la lengua del País. Hemos pasado del “Tio Canya” al legionario “novio de la muerte” que es el tema que sonó en la inauguración del evento ferial en plena plaza del Ayuntamiento. Tal vez tendremos que llamar al Tio Canya para que vuelva, amb gaiato si fa falta, y despierte las conciencias de los valencianos para en las próximas elecciones echar con sus votos a esta derecha extrema, PP, y a la extrema derecha fascista al fondo del metafórico barranco de la oposición. Tampoco estaría de más que la oposición de izquierdas y la nacionalista? comenzara a hacer una oposición fuerte y a denunciar, cada día si es preciso, las barrabasadas que estos ineptos al servicio del capital, que ahora tienen el mando cometan, que no serán pocas.
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