Un buen amigo, ya fallecido, me decía esta frase cada vez que le manifestaba mi preocupación por algo: no tengáis miedo. Corren tiempos difíciles. Estamos rodeados por amenazas de todo tipo que te hacen temer por el futuro de los tuyos y de la humanidad entera, a corto, medio o largo plazo. Suenan tambores de guerra en países cada vez más cercanos, enfrentamientos diarios entre nuestros políticos, persiste el paro y la pobreza, cada día hay más viviendas turísticas y menos en alquiler, etc., etc. Para colmo, ayer sin ir más lejos, uno de los muchos norteamericanos que siguen tirando de pistolas como en el viejo oeste, le largó una ráfaga al candidato a la presidencia USA, al señor Trump. El ex-presidente y casi futuro presidente yanqui salió bien librado del atentado. Un espectador murió y otro está grave a consecuencia de los disparos. El autor del atentado también fue abatido. El efecto “ala de mariposa” nos afecta a todos. Creo que tenemos motivos suficientes para tener miedo. Como poco, temor. No está el horno para bollos. Menos mal que la humanidad tiene la capacidad de poner al mal tiempo buena cara y hoy se llenaran las playas, los merenderos y las ferias de muchos pueblos malagueños. A los cristianos, sobretodo, nos queda la esperanza. En el comienzo de las eucaristías decimos con firmeza: Paz en la tierra a los hombres que ama el Señor. Los fieles suelen decir “que aman al Señor”. Existe una gran diferencia entre una y otra cosa. El Señor da siempre el primer paso. Tan solo espera nuestra contestación. Creo que si los contendientes de todas estas luchas que crean pobreza, hambre, persecución y falta de libertad, se sintieran amados por Dios, se dejarían de tanta mala leche y transmitieran ese amor que deberían recibir de Dios a través de los hermanos. Mientras, seguiremos picando piedra y rogando porque no se le terminen de cruzar los cables a alguno de los que los tienen que tener controlados. La buena noticia de hoy estriba en que tenemos que tener temor, pero que no tengamos miedo. Él estará con nosotros hasta el final de los tiempos. El canguelo es lógico. Pero Dios es grande.
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