Poco más allá de la luna de miel ha durado el matrimonio, de conveniencia, entre la derecha extrema y la extrema derecha. Fue un enlace de conveniencia pero también de intereses, al fin y al cabo, unos y otros tienen la misma partida de nacimiento: el franquismo, al que ni los de la gaviota carroñera ni los del saludo brazo en alto han querido renegar.
Los de Abascal durante el año que ha durado su amor han hecho el trabajo sucio que el Partido Popular. En el País Valencià la Conselleria de Cultura, en manos del torero Barrera, también Vicepresidente, por lo único que ha destacado ha sido por las muestras de odio hacia la cultura y el idioma y por la única idea fija del Conseller Barrera: hacer un País Valencià más españolizado y más taurino. En el PP saltaban de alegría cada vez que des del partido fascista les proponían alguna aberración lingüística o legislativa. Aplaudieron, con vuelta al hemiciclo y ovación la aprobación, cuando ya sabían que la ruptura se produciría al anochecer, una ley blanqueadora del franquismo, su dictadura y sus asesinatos.
Aunque han sido muchos los que, en un principio nos hemos alegrado por esta ruptura en la que VOX ha pedido al PP la devolución del “rosario de la madre”,como en la vieja canción, algunos dirigentes del partido heredero directo del franquismo se han quedado con “el rosario”, es decir no han entregado el cargo, porque una cosa es ser fascistas e incluso ignorantes, como Llanos Massó y dejar un cargo, el de Presidenta del Parlament del País Valencià, al que por sus luces nunca hubiera llegado y que le supone un buen estipendio cada mes. En Baleares pasa otro tanto y en Castilla-León y Extremadura algunos Consejeros levantiscos han preferido quedar-se con la cartera y los euros antes que seguir las consignas del líder Abascal. Atención que VOX no se ha ido, sus concejales siguen en los Ayuntamientos donde continúan con su idilio con el Partido Popular. A toda esta partida de aprovechados les interesa más el euro que la política, ellos han llegado a los Ayuntamientos “a guanyar diners”, como en aquel antiguo concurso que presentaba Monleón en la desaparecida Canal 9.
En plena fiesta de San Fermín, y con los toros corriendo entre la gente por las calles de Pamplona, la Junta de Distrito de Ciutat Vella aprobó una propuesta de VOX para celebrar en las calles del distrito un “encierro” infantil donde los toros serán simulados por unas carretillas que, arrastradas por los padres, adiestrarán los niños en el noble arte de la tauromaquia, es decir enseñarán a los niños y niñas, con la colaboración paterna, a maltratar a los animales. Éste es un deseo de quien era en aquellos momentos Vicepresidente del Consell y Conseller de Cultura, que ya había presentado esta petición los cuatro años anteriores. Tal vez la calle de Cavallers se convertirá en una sucursal de la pamplonica calle de la Estafeta. Los niños y niñas tendrán que ir vestidos de blanco y con faja y pañuelo rojo como los “corredores” de Pamplona? Dado que es una actividad aprobada por el Ayuntamiento y que en la “Casa Gran” no han roto relaciones no sabemos que ara la alcaldesa Català, que en diversas ocasiones ha venido afirmando que nunca se autorizaría un evento de estas características y que, finalmente unos días antes de firmar el divorcio en la Generalitat, fue aprobado. Català dará un puñetazo sobre la mesa y se atreverá a decir un rotundo basta a las exigencias de sus socios que parecen tenerla secuestrada.
Dejar la cultura en manos de un ex torero y militante de VOX tiene como consecuencia la exaltación del mundo del toro como cultura, y, mientras se niega el pan y la sal a quienes hacen cultura en valenciano, regalan 300.000 euros a la madrileña Fundación Toro de Lidia para que organice corridas de juegos en plazas donde hace tiempo no se celebran festejos taurinos. Vuelven los festejos taurinos, es necesario entretener al pueblo y que no piense en cómo llegar a fin de más, o en cómo pagar el alquiler. Por eso también darán subvenciones a los organizadores de “toros en la calle”, incluso, se realizarán cursos bajo el epígrafe “Aprender a embolar”. No sabemos tampoco que pasará con estos proyectos taurinos auspiciados por el antiguo Conseller, para quien parece más importante una novillada que llenar de libros las bibliotecas públicas.
Hemos pasado del “Tio Caña" al himno legionario “novio de la muerte” tema que sonó en plena plaza del Ayuntamiento. Quizás tendremos que llamar al Tio Caña para que vuelva, con gaiato si fa falta, y despierte las conciencias de los valencianos para, en las próximas elecciones, echar con sus votos a esta derecha extrema, PP, y sus socios municipales de la extrema derecha fascista dejándoles en el fondo del metafórico barranco de la oposición. Al PP y a VOX, como cantaba Roció Jurado, se les rompió el amor, pero se les rompió poco. Ahora son amigos con derecho a roce.
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