Desde hace ya un tiempo, sorprende que la ONU, en su ámbito dedicado a los derechos de los menores, acuse al Vaticano de pasividad en la lucha contra los abusos sexuales a jóvenes. Parece que esos responsables lumbreras de la ONU ignoran la batería de medidas que la Santa Sede viene tomando desde hace años para remediar esas conductas: recuerdo que Ratzinger, durante su papado, expulsó del sacerdocio a casi 400 abusadores.
Sorprende aún más el tono despreciable y altanero de responsables de la ONU dando indicaciones a Estados soberanos, “invitándoles” a que cambien sus modos tradicionales. ¿A qué me refiero? A que están intentando con sus dirigidos sermones cambiar el pensamiento a favor de la vida y del matrimonio.
Creo que salta a la vista la incoherencia de estos responsables de la ONU llamados a defender los derechos del niño, ya que admiten y promueven el aborto como si fuera lo natural. Parece que consideran a la Santa Sede como un blanco fácil, que no tomará represalias propias de otros Estados o de seguidores del Islam, ni organizará el escándalo público que sí harían los colectivos sociales, sindicales, de artistas de filosofía izquierdista y políticos.
|