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Bolero mechado y otros poemas

Ven, digo, a mí
Rolando Revagliatti
jueves, 15 de agosto de 2024, 12:05 h (CET)

Bolero mechado


A ver qué hacés con tanto sol, mostrame

que

no solamente una vez amé en la vida

¡Con lo que me gustaría estar en tus planes!

precisarme

en

    diría

           la más precisa de las acepciones


Vos me definís (guión) definirías

si te pienso fallezco si te siento

si te cité será que clamo que viniste

ya que es así quedate para siempre

ganas de decirte que tengo que te quiero

ganas libres

                  la gana


Yo te bendigo atentamente

ven

      digo

             a mí.

*


Rubia en movimiento


Aparece y desaparece

                                   rubia de verdad

te encuentra en su libreta

y llama por teléfono

                                cuando ya la olvidaste


viene y no viene

es detenida, pero se va

se deja retener huyendo

equidistante y cariñosa


te exige que la quieras

mientras la querés

te hace dudar

que es lo que precisa creer que advierte

para disparar

para arrancarse de vos

insostenible

                   tibia

                          disgustada.

*


Festejo


¡Y yo que te festejaba!


Colgaste de tu cuello la patita

sangrante de mi conejo favorito

¡y yo que te festejaba!


Divinizaste mis quejidos

pero qué te costaba

interceptar la rabia

                              y la risa.

*


En verso


Espantado por tu limpio nombre

salí a relucir veteado y calvo

cosa que me reconozcas

autonomía de espanto


Yo te sublimo a medianoche

entre gritos desgarradores

y paradas de carro


En verso impreco

consubstanciado te reclamo

caten catadura y carisma

estofa del armisticio

viva.

*


Tropezón


No me engañés con vos

con tu no soy cierta


trabajame de apuro

arrimame una manera de mirarme

que me encauterice


poneme frenético

dale

      gravidame

como nunca pudieron

o como pudieron

cuando yo no podía


No me embauqués

cuando no sea tu propósito hacerlo

desprestigiame de a poco

                                        ante mí

prestigiame de golpe

tropezate conmigo una vez

que después siempre.

*


Quiero y quererte


Te quiero para todo

(salí a quererte donde se pudiera)

aunque el ángel se haya hecho pelota

(arrepentido el domingo

de haberse insinuado en francés

el sábado a la noche)

No es desde la alcoba de Dios

que te grito mi azúcar manchada

Ni ropero ni guitarra ni cantor

la cama como siempre:

                                    ¡venceremos!


Cargá con tu cruz

pero con más gracia

a ver los hombros, las rodillas

no escurras del escultor el embeleso

Ondulo en el umbral una rapsodia de recibimiento

no te doy permiso para huir

me río con todos los dientes

te cierro con llave

te guiño con la chimenea

que ya empieza a concebir

un humo

              raro


Vení a sacarme el moho y la camisa

y por favor

el nudo en la garganta.

*


De tango


Me dejaste por otro

aunque el otro no existía cuando me dejaste

por otro


Me dejaste

por otro, aunque el otro no existía

cuando me dejaste por otro


Me dejaste por otro, aunque

el otro no existía cuando

me dejaste por otro


Me dejaste por otro, aunque el otro no existía

Cuando me dejaste por otro, el otro no existía


Por qué me dejaste

                              mi linda Juliana

tu nene es un pájaro

de fuego mojado.

*


La dexyuprilora


Ella se descubrió

su midada de gaba

en una foco

su miyada de gala

en una foro

su mimada de gafa

en una fofo

su mitada de garra

de una fobo

su mixada de gaxa

en una foxo

ella se descubrió


Ella se descubrió

su mifada de gaja

en una fogo

su migada de gaga

en una folo

su minada de gana

en una fono

su mipada de gaña

en una foño

ella se descubrió 



Ella se descubrió

su mirada de gata

en una foto.

*


La musa merodeadora


“Yo tan sólo veinte años tenía”
                      Enrique Cadícamo


Hablamos largamente en la plaza

de sus creencias, de mi incredulidad

a qué me dedicaba y qué quería ser

-un levante común el mío, sin sospechar-

y qué nombre le puso a su hijito y por dónde vivía ella

de Nicolás Olivari, más tarde

entre polvo y polvo

lavándose


Yo tan sólo veinte años tendría

y no aflojó

-mi segunda puta

aquella merodeadora del Once-:


le tuve que pagar.

*


Ánima


Su suave cadáver se me apareció tres meses

orlada de geranios


y me cebaba un amargo espumoso

la finada.

*


Chiste

Calcaré

            sin maestría

un chiste por si las nupcias


Posareme

                como pata de galgo

sobre la escritura invisible

de tu tinta ilesa


Voy a hacer que mi estancia en ésta

te conmueva

voy a cabalgar un caballo cáustico

que únicamente me traiga de regreso


Arrojareme

invadido por un atroz romanticismo pulmonar

a las secas aguas

de la borra ilustre

de tu vino grueso


Voy a sacar mi pobre reloj de la bañera

no sea que el tiempo se moje en serio

y que la pólvora.

*


La raíz


Ella se propuso incendiarme el camino

contrastar la roca y el silencio

bordear el horizonte con sus rulos y trinos

desbrozar la soledad y el sol eléctrico


Yo dispuse sus manos sobre toda la herida

de mi látigo terco

ahondé la claridad

                             la oscuridad

                                                la decidida

inicial de su cuerpo


Ella se deslizó como la gota plena

como una fiebre verde y bienvenida

como un reloj de arena o como arena

y extendida


Yo sepulté la racha de la umbrosa

constelación de pájaros y lenguas

unté sus manos

                        otra vez

                                     su rosa

constituí en ausencia


No se puede vivir con tanta muerte

                                                        ni morir

ni se sabe qué hacer con la sed

                                                 y con el hambre

donde ponemos la agonía

                                         algo

                                                no cabe


Otro pájaro o el mismo

incrusto su pico

en la única

                 raíz.

*


18   Rolando Revagliatti (Coetzee) en enero 2024   Foto Flavia Revagliatti

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Estreno el año 2025 con teléfono nuevo. Y qué mejor comienzo de año, y de teléfono, que entrevistar a Vicente Valero (Eivissa, 1963), poeta y escritor, que en los arrabales de 2024 publicó ‘El tiempo de los lirios’ (Periférica), un ensayo o libro de viaje o diario de viaje, quizá todo a la vez, en el que el ibicenco se sumerge en el siglo XIII, una centuria importante, cuando se anunciaba la llegada de un tiempo nuevo para la humanidad.

Ensimismado, como quien busca hallar algo que los demás no ven, rompió en dos, en tres, en miles —si es que pudiéramos ver cómo los pensamientos abren brechas donde no las hay— la bruma que cubría la plaza universitaria. Aquel conjunto de lajas, lustradas por las interminables protestas, pertenece a un mundo que no necesita cambiar si fue hecho para servir de jaula.

Quererte mucho y muyyyyy bien y tener que rechazarte, no se me da demasiado bien, Graviejhl Chotyer Llú…

 
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