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La educación emocional en la vida en pareja

Ayuda a las personas a vivir vidas más plenas y armoniosas, donde el amor y el respeto pueden florecer sin ser oscurecidos por la agresividad o la amargura
Llucià Pou Sabaté
lunes, 19 de agosto de 2024, 10:46 h (CET)

La educación emocional es fundamental para desarrollar la capacidad de manejar las emociones de manera efectiva, y este concepto ha sido explorado en profundidad tanto en la literatura como en el cine. Un excelente ejemplo es el trabajo de Ingmar Bergman, quien reflexionaba sobre la ignorancia emocional en sus obras. En una de sus citas más célebres, Bergman lamentaba cómo hemos aprendido sobre el cuerpo y la ciencia, pero permanecemos en gran parte analfabetos cuando se trata de nuestras propias emociones y las de los demás: “te contaré una cosa banal: somos analfabetos emocionales. Hemos aprendido el cuerpo humano y la agricultura de Pretoria que la hipotenusa al cuadrado es igual a la suma de los catetos al cuadrado y todo eso… pero nada sobre el alma. Somos totalmente ignorantes respecto a nosotros mismos y a los demás. Hemos agotado los recursos y de repente nos sentimos pobres, amargados y enfadados. Este verano voy a cumplir 45 años, razonablemente puedo vivir otros 30 pero mirándolo desde un punto de vista objetivo ya soy un cadáver. Durante los próximos 20 años puedo continuar amargando…”.


Este déficit emocional, decía Bergman, nos deja sintiéndonos pobres, amargados y enfadados, incapaces de comprendernos a nosotros mismos y a los demás.  

   

Este concepto es también central en la película "Who's Afraid of Virginia Woolf?" (1966), donde el matrimonio protagonista, interpretado por Elizabeth Taylor y Richard Burton, exhibe una relación disfuncional llena de sarcasmo, insultos y juegos psicológicos destructivos. La película es un retrato intenso de cómo la falta de educación emocional y la incapacidad de gestionar las propias frustraciones pueden llevar a una relación al borde del colapso. A lo largo de una noche, los personajes se enfrentan en una batalla verbal y emocional que revela las profundas heridas que ambos han estado ignorando, y cómo la agresividad puede ser un síntoma de problemas mucho más profundos.

   

En ambas obras, se ilustra cómo la falta de control emocional y la lucha de egos pueden envenenar una relación, convirtiendo el amor en una guerra. Este tipo de comportamiento no solo es destructivo para los individuos involucrados, sino que también sirve como un recordatorio de la importancia de la educación emocional desde una edad temprana.  

   

En lugar de ceder a la agresividad, existen múltiples vías para manejar conflictos en las relaciones de manera más constructiva. Opciones como la mediación familiar, la terapia de pareja o, en casos más graves, procesos legales, ofrecen maneras de resolver diferencias sin recurrir a la violencia o al abuso emocional. Estas herramientas no solo promueven la resolución de conflictos, sino que también fortalecen la relación al fomentar el respeto mutuo y la comprensión. 

   

En conclusión, las historias de amor tormentoso como las de "Who's Afraid of Virginia Woolf?" y otras películas que tratan temas similares subrayan la necesidad urgente de una educación del corazón. Una buena educación emocional no solo previene el deterioro de las relaciones, sino que también ayuda a las personas a vivir vidas más plenas y armoniosas, donde el amor y el respeto pueden florecer sin ser oscurecidos por la agresividad o la amargura.

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