Europa ha mamado la leche de la cultura grecorromana mezclada con el cristianismo, rama desgajada del judaísmo, que, a pesar de sus divisiones, cismas y amputaciones, tiene una misma raíz, Jesucristo, y son rozos del mismo árbol: el cristianismo.
Ese alimento nutricio ha hecho que esta hija de Agenor y Telefasa, que se llama Europa, haya sido la luz del mundo occidental y haya expandido conocimientos y saberes por todo el orbe.
Una rama de este vetusto árbol tuvo a gala y timbre de gloria iniciar la primera globalización y emprender la construcción de la inicial aldea global con la incorporación a este viejo continente dos nuevos que son las Américas, del norte y del sur, receptoras de la filosofía Ateniense, la fe del cristianismo y la legislación romana. Ya a inicios del siglo III comienzan las primeras invasiones de los bárbaros que traspasan las fronteras del Imperio con el objetivo principal de robar, saquear y destruir todo lo que encuentran a su paso. Son esporádicas y fácilmente rechazadas por las legiones romanas. Durante los posteriores. siglos el peligro para el Imperio de agudiza por un cambio de la estructura tribal de estos. Desde el oriente pueblos más belicosos, entre ellos los hunos, buscan nuevos terrenos por los que expandirse. Las tribus más pequeñas de bárbaros no tienen más remedio que agrupar sus clanes para no desaparecer. De esta forma se construyeron grandes coaliciones de las tribus más afines creando formaciones de grandes dimensiones: alamanes, francos, godos, suevos... El objetivo de estas grandes formaciones era golpear con más fuerza al Imperio hasta lograr su hundimiento. Cosa que consiguieron, llegando a la formación de distintas naciones. Los francos en Francia, los alamanes en Alemania, los godos en España… Estos pueblos eran paganos y adoraban a distintos dioses. Se cuenta que el franco Clodoveo, viendo que no conseguía ganar batallas y los otros bárbaros cristianos sí, se dijo ¿será porque ellos rezan a su Dios y yo todavía yo rezo a mis dioses antiguos? Así hizo y consiguió la victoria en la batalla de Tolbiak. Él y tres mil soldados suyos se convirtieron al cristianismo, siendo bautizados por San Remigio, obispo de Reims. Se cuenta que llevaba una capa de armiño con sapos bordados, estos inmediatamente después de su oración se convirtieron en flores de lis que, desde muy antiguo, campean en su escudo. Se non è vero, è ben trovato. Se tiene como cierto que fueron las oraciones de su esposa Clotilde, cristiana, las que lograron su conversión En el caso de España los reyes visigodos no trataron de imponer su fe cristiana arriana, todo lo contrario adoptaron las costumbres, modos y maneras de los hispanorromanos. Se cristianizaron y abrazaron el cristianismo romano, caso de Recaredo en España, abandonando su arrianismo. En cambio hoy todos los países europeos, Europa entera, esta siendo invadida, por unos pueblos con religión, costumbres, modos y maneras totalmente distintos a la cultura y religión europea y, al contrario de lo que hicieron los bárbaros, están tratando de someternos a su religión y sus prácticas, son los que profesan el Islam. No vienen en son de guerra, ladinamente hablan de paz, cuando en el Coram se habla de guerra. La palabra yihad tiene dos acepciones. Posiblemente la más importante sea la de la lucha que ha de realizar todo buen musulmán para llegar al perfeccionamiento de su vida, la santidad, diríamos los cristianos. Propósito loable donde los haya y digno de ser seguido. En cambio hay otra acepción que es la que, por desgracia, los terroristas islámicos han extendido por el mundo entero con sus atentados, y es la más conocida por los no musulmanes. Pero su propósito, su fin último es lograr que los europeos abracen el islamismo. Aunque ya lo conocemos no está de más recordar palabras de dirigentes musulmanes: Gadafi: “Tenemos 50 millones de musulmanes en Europa, hay señales de que Alá garantizará la victoria islámica en Europa sin espadas, sin cañones, sin pistolas ni conquista. Europa se convertirá en un continente musulmán dentro de pocas décadas”. Erdogan no le fue a la zaga, ya que en 2017 llamó a los turcos a tener, al menos, cinco hijos para ser “el futuro de Europa” «Hago un llamamiento a mis hermanos y hermanas en Europa. No tengáis sólo tres hijos, tened cinco», manifestó. «El lugar en el que vives y trabajas es ahora tu nueva patria. Abran más negocios, inscriban a sus hijos en mejores escuelas, hagan que sus familias vivan en mejores barrios… Ustedes son el futuro de Europa”. La estupidez de nuestros dirigentes políticos está haciendo el resto, cuando permiten esta lenta, segura y constante violación de nuestras fronteras.
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