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Cuando el presidente Franklin Delano Rooselvet condenó las guerras en las que seres humanos son utilizados como piezas de ajedrez, olvidó que el poder de aplacar las llamas siempre estuvo en sus manos

Dios detrás del sueño de la guerra

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El 27 de agosto de 1934, el subsecretario de Estado William Phillips, escribe desde Washington al representante diplomático de Estados Unidos en Paraguay, Meredith Nicholson. 


Le corrobora que el Gobierno paraguayo, tal como sabe Nicholson, ha aceptado oficialmente y por escrito, sin reservas, la fórmula de conciliación argentina. 


Le informa que los Gobiernos brasileño y norteamericano están tratando de persuadir a Bolivia para que adopte una acción similar.


Asimismo, se insta al Gobierno boliviano a que manifieste claramente su punto de vista sobre la naturaleza del sometimiento  al arbitraje en caso de que el procedimiento de conciliación resulte impracticable.


La formula de conciliación argentina había sido transmitida al Departamento desde Buenos Aires, despacho 348 del 13 de juliio, y recibida en Washington el 23 de julio.


Un año y cuatro dìas antes, el 23 de agosto de 1933 se evidenciaba la confusión creada por la autodisolución de la Comisión de Neutrales de Washington, en un telegrama del Cónsul Gilbert desde Ginebra al Departamento de Estado Norteamericano.


Una vez transferida la responsabilidad de pacificar el Chaco a la Liga de las Naciones, los beligerantes solicitaron que la responsabilidad de las negociaciones de paz sea asumida por los cuatro países limítrofes a Bolivia y Paraguay: Argentina, Brasil, Chile y Perú.


Sin embargo, estas cuatro potencias demoraron en ponerse de acuerdo y realizar propuestas concretas, sumándose a las dificultades la exigencia boliviana de acuerdos previos al cese del fuego.


En Ginebra, explica Gilbert, se pensaba que los limítrofes no tendrían éxito y la cuestión del Chaco volvería al comité de los tres: Irlanda, España y Guatemala.


La Liga esperaba ahora una respuesta negativa tajante de los limítrofes para que  el Comité de los Tres proceda inmediatamente al envío del problema del Chaco a  la Comisión de la Liga, escribe el Consul Gilbert al secretario de estado.


El 9 de junio de 1933, el mismo subsecretario que firmaba esta nota a Nicholson del 27 de agosto, habìa aconsejado al presidente Franklin Delano Roosevelt disolver la Comisión de Neutrales de Washington, en base a información transmitida  por Saavedra  Lamas, a través del embajador argentino en Estados Unidos Felipe Aja Espil.


Llamativamente, Phillips anticipa en junio de 1933 el fracaso de la Liga de Naciones, como si transferir la responsabilidad de pacificar el Chaco, en el momento más sangriento de la guerra, solo fuera una maniobra para ganar tiempo.


La Comisión de Neutrales de Washington, que en 1932 fracasó en sus esfuerzos por evitar la guerra del Chaco, se auto disolvería oficialmente el 27 de junio de 1933, según los documentos oficiales.


Sin embargo, que Washington disponía de prerrogativas para lograr un cese del fuego, quedará demostrado ese mismo año luego de la Gran demostración de superioridad militar paraguaya en el Cerco de Campo Vía.


El 19 de diciembre de 1933, en un telegrama a la hora 14,  Cordell Hull se atribuye el armisticio luego de Campo Vía desde Montevideo, recibiendo congratulaciones desde Washington esa misma noche a la hora 20.


Cuando en diciembre de 1936, el presidente Franklin Delano Rooselvet abrió la Conferencia de la Paz del Chaco en Buenos Aires, condenó las guerras en las que seres humanos son utilizados como piezas de ajedrez, olvidando al poder de aplacar las llamas que según la misma documentación estadounidense, siempre estuvo en sus manos.


Ya sentenció Borges que en el ajedrez, Dios mueve al jugador y éste a la pieza. Y esto hace difícil discernir qué Dios detrás de Dios la trama empieza.

Dios detrás del sueño de la guerra

Cuando el presidente Franklin Delano Rooselvet condenó las guerras en las que seres humanos son utilizados como piezas de ajedrez, olvidó que el poder de aplacar las llamas siempre estuvo en sus manos
Luis Agüero Wagner
martes, 27 de agosto de 2024, 11:06 h (CET)

El 27 de agosto de 1934, el subsecretario de Estado William Phillips, escribe desde Washington al representante diplomático de Estados Unidos en Paraguay, Meredith Nicholson. 


Le corrobora que el Gobierno paraguayo, tal como sabe Nicholson, ha aceptado oficialmente y por escrito, sin reservas, la fórmula de conciliación argentina. 


Le informa que los Gobiernos brasileño y norteamericano están tratando de persuadir a Bolivia para que adopte una acción similar.


Asimismo, se insta al Gobierno boliviano a que manifieste claramente su punto de vista sobre la naturaleza del sometimiento  al arbitraje en caso de que el procedimiento de conciliación resulte impracticable.


La formula de conciliación argentina había sido transmitida al Departamento desde Buenos Aires, despacho 348 del 13 de juliio, y recibida en Washington el 23 de julio.


Un año y cuatro dìas antes, el 23 de agosto de 1933 se evidenciaba la confusión creada por la autodisolución de la Comisión de Neutrales de Washington, en un telegrama del Cónsul Gilbert desde Ginebra al Departamento de Estado Norteamericano.


Una vez transferida la responsabilidad de pacificar el Chaco a la Liga de las Naciones, los beligerantes solicitaron que la responsabilidad de las negociaciones de paz sea asumida por los cuatro países limítrofes a Bolivia y Paraguay: Argentina, Brasil, Chile y Perú.


Sin embargo, estas cuatro potencias demoraron en ponerse de acuerdo y realizar propuestas concretas, sumándose a las dificultades la exigencia boliviana de acuerdos previos al cese del fuego.


En Ginebra, explica Gilbert, se pensaba que los limítrofes no tendrían éxito y la cuestión del Chaco volvería al comité de los tres: Irlanda, España y Guatemala.


La Liga esperaba ahora una respuesta negativa tajante de los limítrofes para que  el Comité de los Tres proceda inmediatamente al envío del problema del Chaco a  la Comisión de la Liga, escribe el Consul Gilbert al secretario de estado.


El 9 de junio de 1933, el mismo subsecretario que firmaba esta nota a Nicholson del 27 de agosto, habìa aconsejado al presidente Franklin Delano Roosevelt disolver la Comisión de Neutrales de Washington, en base a información transmitida  por Saavedra  Lamas, a través del embajador argentino en Estados Unidos Felipe Aja Espil.


Llamativamente, Phillips anticipa en junio de 1933 el fracaso de la Liga de Naciones, como si transferir la responsabilidad de pacificar el Chaco, en el momento más sangriento de la guerra, solo fuera una maniobra para ganar tiempo.


La Comisión de Neutrales de Washington, que en 1932 fracasó en sus esfuerzos por evitar la guerra del Chaco, se auto disolvería oficialmente el 27 de junio de 1933, según los documentos oficiales.


Sin embargo, que Washington disponía de prerrogativas para lograr un cese del fuego, quedará demostrado ese mismo año luego de la Gran demostración de superioridad militar paraguaya en el Cerco de Campo Vía.


El 19 de diciembre de 1933, en un telegrama a la hora 14,  Cordell Hull se atribuye el armisticio luego de Campo Vía desde Montevideo, recibiendo congratulaciones desde Washington esa misma noche a la hora 20.


Cuando en diciembre de 1936, el presidente Franklin Delano Rooselvet abrió la Conferencia de la Paz del Chaco en Buenos Aires, condenó las guerras en las que seres humanos son utilizados como piezas de ajedrez, olvidando al poder de aplacar las llamas que según la misma documentación estadounidense, siempre estuvo en sus manos.


Ya sentenció Borges que en el ajedrez, Dios mueve al jugador y éste a la pieza. Y esto hace difícil discernir qué Dios detrás de Dios la trama empieza.

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