Sí, este 4 de setiembre de 2024, en la – las – muchas – todas las TVs de la España confusa y confundida, realizó su apoteósica aparición el jefe.
Erguido, bien preparado para mentir y engañar, con disfraz llamativo para ello (corbata verde con chaqueta azul sobre fondo amarillo claro) perfecto camuflaje para un rostro hierático y simulón que oculta la auténtica expresión de auto-incredulidad. Impasible el ademán; ni la más mínima señal de honestidad, sincera apertura ni veracidad. Sólo pudimos ver disimulo, palabras de rebusco ocultador y un Pedro Sánchez en su más genuina realidad.
Estimación de credibilidad: la selección de sanchistas, 30%. El global de socialistas, 3%. El conjunto de españoles, 0,03 %.
Eso sí, el próximo comité federal y el siguiente congreso del partido sanchista, serán sesiones de purga. La van a pagar tanto el otro 70% de sanchistas como el 97% de sociatas. ¿O es que todos esos se creen que se puede dudar del mando en plaza? Ocurrirá que todos besarán el suelo que pisa el amo, y lamerán su zapato y más arriba, y suplicarán clemencia para no perder paguilla y garantizarán su voto en la próxima parrilla. Habrá llanto y crujir de sillones, puertas giratorias y mil perdones. Al final impera el amo, se afianzará el despotismo no ilustrado y Moncloa aumentará su chiringuiteo que acoja a tanto arrepentido, como viene sucediendo desde que Perico ocupa poltrona en el partido. Finalmente aflora la cara de satisfacción cínica.
Así llevamos seis años de ocupación progresista; o sea, de Sánchez ocupando más instituciones que todos los ocupas del país juntos. Él ha colonizado España, ahora España es una colonia del imperio sanchista. Y menos mal que le cortaron las telarañas a la mujer del presi, llevaba camino de competir con él.
La aparición, el más claro ejemplo de demagogia visto en España desde los tiempos de Wamba. La demagogia o propaganda para estólidos tuvo este día uno de los niveles más altos de la historia humana; es que Sánchez va a subir los impuestos a los ricos para devolvérselo en subvenciones. Va a crear empleo para sus votantes, los pateranos y aquellos que certifiquen su voto sin reservas. Sánchez va a crear miles de chiringuitos para poder multiplicar sus invasiones de organismos por él creados porque ya no quedan otros organismos a los que someter. Todo el reino es un servidor del jefe. Y aflora la cara de cínica satisfacción.
El gobierno soy yo, el Estado soy yo, las instituciones son cosas mías porque son del Estado que soy yo. Los ciudadanos del Estado son míos por lo mismo, y sus pertenencias son mías porque ellos son míos, yo soy el amo. A ver, ¿algo que objetar? Yo pongo impuestos, yo dicto las leyes, yo manejo el Parlamento y digo que esto es democracia porque como el pueblo es mío, es mi pueblo quien gobierna, o sea, demo-cracia.
Jefe Sánchez ya casi superas a Maduro, yo me bajo de tu reino. "Yo quiero vivir al lado de gente humana, de gobernantes muy humanos, que sepan reir de sus errores, que no se hinchen con sus triunfos, que no se alejen de sus responsabilidades. Yo defiendo la dignidad humana y quiero caminar al lado de la verdad y la honestidad. Lo esencial es lo que hace que la vida valga la pena" (paráfrasis de una poesía de Mario Benedetti). Muy recomendable para Pedro Sánchez.
Me lo dijo Francisco de Quevedo: "No he de callar, por más que con el dedo, ya tocando la boca, o ya la frente, silencio avises, o amenaces miedo. ¿No ha de haber un espíritu valiente? ¿Siempre se ha de sentir lo que se dice? ¿Nunca se ha de decir lo que se siente?
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