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Ven, ven aquí. Porque sé que te duele a ti, pero si quieres, puedes descansar en mí.
He descubierto que adoro coleccionar citas de libros, frases que me encuentro por el día, como bebedero de luz y brebaje sanador. Me encantó conseguir en las letras de Murakami en 'Sauce ciego, mujer dormida', las rutas de escape menos elaboradas y más divertidas, los cuentos sin final, el comienzo no explicado, el desenlace que no llegó...
Era una noche y día lleno de sombras macabras, no se podía garantizar nada, las sombras iban y venían, y la “Luna y el Sol” se paseaban en su casa, alumbraban menos del mínimo, era propicio para efectuar cualquier fechoría, pero se abotonaban, y sus ojos iniciaban una relación, pero el ruidaje apagó sus ojos y su voz, siendo imposible oír sus encantos.
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