Una conjunción de inocencia y credibilidad puede producir sospecha, ya que muchas veces es cuestionable (no siempre) eso de que si eres inocente no tienes credibilidad. Existe una cita de un literato, creo que del británico-estadounidense Thomas S. Eliot, que dice que «la conjunción de inocencia y credibilidad se repite pocas veces en nuestras vidas, que pronto se convierte en fatiga y en tedio, y que es aburrido acostumbrarse a ella».
También creo que es un aprendizaje equivocado ese de que hay ciertas cosas que más vale mantener cerradas y ocultas: un corazón distanciado y alejado, o embozado en la edad de la inocencia, siempre es distinto al resto.
Lo que tengo claro, después de esta reflexión tan profunda, es que el sentimiento no puede convertirse en escape de nada: el sentimiento es diferente a todo lo que existe en este mundo, no tiene referentes, es algo muy auténtico... Pongo un ejemplo de todo ello: no se debe dar oportunidad de resetear a la tristeza para diluirla posteriormente en la experiencia de vivir una situación anómala. Las circunstancias adversas a nivel individual, incluyendo ausencias queridas, nunca deben generalizarse a nivel social.
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