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Decían en tiempos pasados que todos los caminos conducen a Roma, algo que sigue siendo verdad cuando hurgamos en la historia del modelo político que llamamos república. Por supuesto que los modelos políticos son pasibles de modificaciones en el devenir de los tiempos, y el republicanismo es un paradigma de ello.
Alguna vez escribió el pensador tucumano Juan Bautista Alberdi que aunque los liberales de Buenos Aires convirtieran todo el río Paraná en tinta y la usaran para justificarse, nunca podrían demostrar que la Guerra de la Triple Alianza contra el Paraguay del siglo XIX fue una causa nacional para los argentinos.
Fue en Libia, hace casi un siglo, donde un piloto italiano realizó el primer ataque aéreo en la historia. En noviembre de 1911, durante los enfrentamientos entre Italia y las fuerzas leales al imperio Otomano, el teniente italiano Giulio Gavotti.
Un prócer argentino doctorado en Salamanca, Manuel Belgrano, había sido enviado en una malograda misión que buscaba imponer la voluntad de Buenos Aires en Paraguay, a principios de 1811. Las diversas interpretaciones de aquel episodio lo hicieron bastante conocido en la historiografía del Rio de la Plata, aunque no fue la última intervención de un Belgrano en Paraguay.
Esta semana se celebró el aniversario del nacimiento de Chiang Kai Shek en un populoso barrio de la capital paraguaya, cuyos habitantes en su gran mayoría ignoran el grave conflicto geopolítico mundial del cual participan. Desde mi infancia la figura de Chiang Kai Shek fue familiar para mí. Un día siendo niño, vi una avenida de un barrio asunceno cercano al mío, convertirse en una especie de Chinatown en Asunción, capital de Paraguay.
Augusto Roa Bastos escribió alguna vez que Paraguay era un bello y trágico país del cual el infortunio estaba enamorado, aunque hoy parezca dispuesto a sacudirse de sus fatalidades ancestrales. El reconocido novelista paraguayo escribió que el Paraguay era un país cuya fatalidad ancestral parecía residir en la guerra, dado que le había tocado sufrir destinos solo comparables con la antigua Numancia.
Muy lejos de Moscú, también abundan revoluciones y fusilados relacionados con el mes de octubre. Un 8 de Octubre de 1967, se produjo la relampagueante muerte física del Che en La Higuera, ignoto poblado boliviano que aún no llega a dos centenares de habitantes, pero que hoy es un centro turístico de fama mundial gracias a la historia.
Gabriela Vargas Talavera es una ajedrecista paraguaya cuya trayectoria intimidaría al mismo Capablanca. Fue Campeona Nacional de las Categorías Sub 16, 18 y 20 Femenino (2003-2008). Campeona Nacional Absoluta de las Categorías Sub 16 y 18 (2004), además de la Primera mujer paraguaya en ingresar a la lista de rating internacional (ELO FIDE) (2004).
La retorica de Lula da Silva, virtual ganador en las elecciones de Brasil, ha sido considerada por algunos analistas como una amenaza para la democracia de la región, por el solo hecho de mencionar la palabra “independencia” en sus discursos.
En una reciente entrevista por un medio neoyorkino, el ex Canciller y actual candidato a la presidencia de la república del Paraguay, Euclides Acevedo, señaló que el desprecio de la retórica como arma política es un argumento fascista, y un argumento para debilitar la labor periodística y mediática, dado que de no basarse los argumentos en la palabra, perdería todo sentido la labor de un medio de comunicación.
Bello como una prisión en llamas es un libro memorable sobre un oculto episodio de la historia inglesa, recordado en un título de la prensa francesa cuando un grupo de piromaniacos incendió la sede del Congreso paraguayo. Paraguay, país con una clase política de cultura piromaniaca, volvió a sufrir por debilidades institucionales otro incendio, ahora en sede de su misma Justicia Electoral.
Como en una escena de un filme de terror, en una noche de tormenta eléctrica en Buenos Aires, sonó el timbre de la embajada paraguaya. El embajador paraguayo en la República Argentina, musitó en guaraní: "Ha llegado el gran señor". La secretaria del embajador, Pilar Mallén, fue hasta el umbral para recibir al visitante y abrió la puerta a una sombra que a sus espaldas tenía relámpagos y una copiosa lluvia. Era Juan Domingo Perón.
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