| ||||||||||||||||||||||
Octavi Pereña
Momento de reflexión
Octavi Pereña i Cortina nació en Lérida en el año 1934 en el seno de una família estrechamente vinculada con la política y con Esquerra Republicana de Catalunya. En el año 1961 se convierte a Cristo en la fe Reformada, también conocida como calvinista. A partir de entonces colabora en diversas publicaciones religiosas y actualmente escribe una columna semanal en el periódico 'La Mañana' de su ciudad natal. Ejerce un ministerio evangelista en el Centro Penitenciario de Ponent de Lleida. En su columna 'Momento de reflexión', que ve la luz
todos los miércoles, trata asuntos sociales desde una perspectiva teológica.
|
|
La pedagogía y el civismo deben comenzarse a aplicar en el hogar. Es responsabilidad de los padres disciplinar a los hijos des de su nacimiento. La pedagogía si no va acompañada de disciplina adecuada a la edad, no funciona. Tener hijos es una cosa, educarlos es otra. Requiere vocación y constancia. Tener objetivos cuanto más altos mejor, y perseverancia sin desfallecer.
Mucho morbo ha creado la renuncia inesperada de Xavier Novell, obispo de Solsona. No es mi propósito unirme al enjambre de comentaristas y tertulianos que especulan sobre los motivos que han llevado a Xavier Novell a renunciar a la sede episcopal de Solsona. El tema de fondo es el celibato obligatorio de la clerecía.
No soy experto en salud mental. Por lo tanto no me corresponde inmiscuirme en el terreno de los profesionales de la salud. Si no me equivoco, sicólogos y psiquiatras tratan el suicidio desde la fisiología, es decir, de acuerdo a las leyes que actúan en los órganos y tejidos del cuerpo humano.
El vandalismo está de moda hoy. Solamente se necesita fijarse cómo terminan los botellones y cómo reacciona la juventud ante la policía. Las manifestaciones de protesta a menudo finalizan con enfrentamientos con la policía, quema de contenedores, destrozos del mobiliario urbano, roturas de cristales de los establecimientos… No es cuestión de que calles y plazas que no estén bien iluminadas. Se debe a la condición humana.
Mientras las cosas nos iban relativamente bien, y el crecimiento económico iba viento en popa, daba la impresión de que así seguiría indefinidamente para garantizar la felicidad. El Covid-19 nos ha abierto los ojos haciéndonos ver la realidad: el ser humano es un dios con pies de barro, incapaz de afrontar la adversidad con entereza y serenidad. El descubrimiento nos asusta.
A pesar de que la soledad es una pandemia que golpea especialmente al mundo occidental y que en España afecta a unos cuatro millones de ciudadanos, uno no debe sentirse forzosamente candidato a padecerla. La sociedad es consciente del problema sanitario que representa la soledad porque puede generar depresión y en casos extremos: suicidio. Se pretende luchar contra ella fomentando relaciones sociales, especialmente entre las personas mayores.
El comportamiento es contagioso entre los adolescentes. El buen hacer de los compañeros configura el grupo. Asimismo le da forma la mala conducta. La influencia que los adolescentes se ejercen mutuamente es muy fuerte. Las consecuencias de pertenecer a un grupo, para bien o para mal, es evidente.
Ana Macpherson comienza con estas palabras su escrito “CHEMSEX, sexo de alto riesgo”: “El uso de drogas para tener mejor sexo o para atreverse a tener es un clásico de la humanidad, pero en las grandes ciudades y entre hombres que tienen sexo con hombres adquiere actualmente talla de problema de salud pública, reconocido como tal en Barcelona y Madrid, porque las consecuencias comienzan a ser visibles en las consultas de hospital e incluso en urgencias”.
El 3 de marzo de 1904 se aprobó en España la primera Ley que prohibía trabajar en domingo. Levantó mucha polémica entre el empresariado, en la clase trabajadora también. La clase trabajadora estaba acostumbrada a que el domingo fuese un día laborable, como mucho, un pequeño receso para asistir a misa. No sabía qué hacer con tanto tiempo libre.
La musiquilla de siempre: culpar a Dios de los males que cometemos entre todos. Es decir, convertir a Dios en chivo expiatorio al traspasarle nuestras culpas y hacerlo responsable de nuestros delitos. Cierto que Jesús cargó con nuestros pecados en la cruz en donde derramó su sangre que limpia todos los pecados y hace de los que creen en Él nuevas personas que comienzan a amar con el amor con que Él nos ha amado.
El fracaso de las campañas de concienciación para mantener limpia la tierra santa que pisan nuestros pies se debe a nuestro pecado no reconocido ni confesado a Jesús que lo perdona, hemos dejado de ser santos para convertirnos en profanos, nos atrae la suciedad a pesar que decimos que la odiamos, a la hora de la verdad no podemos evitar comportarnos incívicamente.
Los evolucionistas se vuelven locos intentando descifrar el enigma del origen del hombre. Los evolucionistas no creen en la creación. Es por esto que les es un enigma su aparición en la tierra. Cada vez que se descubren nuevos fragmentos craneanos difunden a bombo y platillos el encuentro de un antepasado nuestro.
|