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Rafa Esteve-Casanova
Contar por no callar
Rafa Esteve-Casanova nació en Valencia y estudió Relaciones Laborales y Derecho. A finales de los 60 escribe críticas, entrevistas y artículos en El País, Noticias al Día, Avui y Liberación, y participa en un programa de crítica musical en RNE. Sus poemas han sido publicados en volúmenes de homenaje a los poetas Vicent Andrés Estellés, Joan Valls Jordá y Joan Brossa. Entre sus numerosos premios cabe citar el 'Vila de Xabia', 'Mare de Deu del Olivar' y el 2º premio del certamen de narrativa del Ayto. de Valencia. Fue secretario de Organización de Unitat del Poble Valencià y estuvo entre 1987 y 1991 en el grupo EU-UPV en el Ayto. de Valencia. Actualmente escribe artículos de opinión político-social en los que hace gala de una sutil ironía. Es colaborador del diario Levante y publica los jueves y domingos en Siglo XXI la columna ‘Contar por no callar’, así como artículos vinculados a la música.
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Los “barones” socialistas en la defensa de sus prebendas territoriales no van a dejar expedito el camino a un Pablo Iglesias que, cada día más, camina tropezando con sus propias piernas, por no afirmar que, como dice el dicho popular, es tan tonto que tropieza con sus atributos masculinos, vulgo cojones.Hace ya más de dos meses Pedro Sánchez, a la cabeza del PSOE ganó unas elecciones, haciendo que la rosa marchita del logo socialista viviera una primavera de renacimiento con el logro de 123 diputados, Un número exiguo de escaños para llevar adelante la gobernanza de España, pero un número suficiente para pactar con otras fuerzas políticas los cambalaches necesarios para que Pedro Sánchez siguiera asentando sus posaderas en los mullidos sofás de Moncloa y en los cómodos escaños del banco azul del Gobierno en la Carrera de San Jerónimo.El contubernio, en el buen sentido de la palabra, más normal era la unión de los votos de la socialdemocracia y los de esa auto llamada izquierda alternativa liderada con mano de hierro por Pablo Iglesias.
En la historia de España ya hubo una “Sanjuanada” en 1926, fue un intento de golpe de Estado contra la dictadura del general Primo de Rivera, llevado a cabo por un grupo de militares que fracasaron en su intento.
La semana pasada con el visionado de los videos aportados por las acusaciones y las defensas quedó casi finalizado en el Tribunal Supremo el juicio contra los promotores de la celebración del Referéndum el 1-O y la posterior declaración política de la independencia de Catalunya por la mayoría independentista del Parlament de Catalunya.
Des de aquellas primeras elecciones de junio del 1977, todavía sin Constitución y con el cadáver del dictador todavía sin pudrirse en el Valle de los Caídos, ningunas elecciones habían sido tan valoradas por el electorado, que, en esta ocasión, ha acudido a las urnas empujado, especialmente, por el miedo a una extrema derecha que, por primera vez, mostraba su verdadero rostro.En lo que ha dado en llamarse el régimen del 78 los grupos fascistas no habían tenido representación política en las instituciones, salvo un corto periodo en el que el joseantoniano notario Blas Piñar ocupó un escaño en el Parlamento bajo la bandera fascista de Fuerza Nueva entre el 1979 y el 1982.
Desde que Pedro Sànchez vistió con los entorchados de Ministro de Asuntos Exteriores al veterano cuadro y militante del PSOE, Josep Borrell, éste ha venido, orgullosamente, haciendo gala de una chulería, a veces indecente, sabiendo que el Presidente del Gobierno nunca le haría apearse del cargo.
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