| ||||||||||||||||||||||
Vicente Manjón Guinea
(Madrid, 9 de noviembre de 1968). Licenciado en Ciencias de la Información por la Universidad Complutense de Madrid y licenciado en Criminología por la Universidad Camilo José Cela de Madrid. Ha trabajado en prensa en diversos medios de comunicación, entre otros, un gabinete de prensa, Terra, Ecuality, Diversia, el portal de Internet Kataweb, del grupo La Repubblica, y para la confección de varios programas televisivos de monográficos sobre personajes célebres de la vida cultural. Fundador y director de la extinta revista literaria en internet Satiria. Cuenta con varios premios de poesía y relatos cortos. Actualmente se dedica a la peritación judicial, especializada en robos y fraudes. Así mismo, vinculo su profesión a la educación y reinserción de menores infractores en la Consejería de Justicia de la Comunidad de Madrid. Autor del ensayo literario titulado DE LA LITERATURA Y LAS PEQUEÑAS COSAS, del libro de relatos inédito ALTAS MIRAS y de las novelas UNA LLUVIA FINA Y MENTIROSA y CON TAL DE VERTE REÍR. Editor y escritor del blog de artículos Memorias de un náufrago. |
![]() |
Pienso, y esto no deja de ser una opinión exclusivamente personal, que la literatura debe estar escrita siempre desde el foco de la ilusión y la esperanza. Son los esenciales avituallamientos para la creatividad. No digo ya que las novelas deban tener un matiz rosa y de amores platónicos que nos alejan de la realidad. Porque ante todo hay que tener presente el punto de unión entre la ficción y la realidad.
La exposición que podemos contemplar en la Fundación Mapfre hace un recorrido por la vida itinerante de Strömholm, fotógrafo sueco. En ella podemos verificar la concepción existencialista del mundo. «Me gusta fotografiar las cosas rotas, estropeadas, que demuestran las heridas de la vida».
El 8 de marzo de 1908 ocurría un grave suceso en la historia del trabajo y de la lucha sindical. Cerca de 130 trabajadoras de la fábrica Cotton de Nueva York, se declaraban en huelga y ocupaban el lugar donde estaban empleadas. Sus reivindicaciones eran simples y justas: conseguir una jornada laboral de 10 horas, salario igual que el de los hombres y una mejora de las condiciones higiénicas.
Escribió en cierta ocasión Rafael Chirbes, en uno de sus Diarios que «ahora hay que mecer el territorio y pisotear al contrario. Anular las conciencias críticas y fomentar el sentido de pertenencia». Esa es la clave para seguir en el poder. Fomentar la incultura. Convertir a los ciudadanos en repetidores de consignas y por supuesto acabar con la individualidad.
Ahora que ya han pasado por las tierras del globo terráqueo dos de los jinetes de la Apocalipsis, la peste y la muerte… ahora que ya ha quedado muy atrás su rastro de enfermedad y de tragedia, vemos que, tras la estela verdusca y blanca de sus caballos, sale a relucir la miseria del ser humano. El gran negocio de la muerte.
Puede que algunos piensen, como he leído por ahí, que el último libro de Luis Landero, 'La última función', es un himno a los finales felices. Quizá así se interprete por el cruce de caminos entre dos de sus protagonistas: Paula y Tito. La primera, Paula, una actriz malograda que termina en la estación de un lugar desconocido. El segundo, Tito, un emprendedor del mundo teatral consumido por el desencanto y la decepción; por cumplir los deseos de su padre antes de morir.
La falta de cultura y el olvido que ocasiona el paso del tiempo son factores determinantes para caer en la confusión. Desligar la historia del pasado y situarla tan sólo en el presente puede ser un grave error. Quizá sea esta la razón del por qué estamos viviendo un momento en que el antijudaísmo ha aumentado su difusión y se está volviendo aceptable como un lenguaje crítico en determinados sectores y espectros políticos, movidos siempre por esa captación del voto fácil.
Y así es. De pronto oigo truenos en el cielo y aquello que eran suposiciones mal intencionadas se convierten en realidades. Escucho en los noticieros que los que han mostrado su mayor oposición a prostituir la separación de poderes con indultos y amnistías a la carta, el PP, resulta que ahora estarían dispuestos a dar el indulto a Puigdemont. Con condiciones según ellos.
Recuerdo cuando comencé a estudiar periodismo en la Universidad Complutense de Madrid. Allá por el ecuador de los años 80. En pleno auge de la democracia española y de la movida madrileña. La primera vez que accedí a esa Facultad de Periodismo observé que, aunque fuera un bulo, tenía pinta de haber sido construida para ser una cárcel de mujeres. En la fachada, una pintada decía con sorna y maledicencia «si no hay noticia, se inventa».
Imagina que no hay paraíso. Así reza la famosa canción de John Lennon, y así es como me atrevo a titular este artículo. Imagina un lugar donde los delincuentes hacen leyes a su imagen y semejanza porque han sido iluminados por Dios. Imagina un lugar donde las leyes que hacen esos delincuentes son para indultarse o amnistiarse a sí mismo independientemente de los delitos que comentan: corrupción, terrorismo, organización delictiva, malversación de fondos, etc.
Ósipov es uno de los escritores rusos contemporáneos que ocupa los anaqueles de las librerías en nuestros días. La literatura rusa, en la actualidad, parece un tanto olvidada como consecuencia de los tentáculos censores del régimen de Putin. En su último libro, titulado Kilómetro 101 y editado por Libros del Asteroide, el autor, a través de una selección de relatos, refleja sus experiencias como médico en una pequeña ciudad de provincias.
Probablemente sean los efluvios del Mediterráneo que nos unen y nos adormecen, pero lejos de esa puntualidad centroeuropea, tudesca, el encuentro con el escritor italiano Paolo Rumiz (Trieste, 1947) comienza tarde, como era de esperar. Sus libros de viaje son una llamada al conocimiento que se viene publicando cada mes de agosto en las páginas de 'La Repubblica'.
|