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Algo se está cociendo y los socialistas lo saben y saben también que es posible que pierdan el poder en las próximas elecciones legislativas. Ellos son conscientes de que todas sus promesas y sus ofertas de una igualdad imposible y de mantener a una parte importante de la ciudadanía a base de ayudas económicas y subsidios, no es más que un engaño.
Ciertamente, en verdad debo de ser muy obtuso o es que mi cacumen no me da para más, porque no soy capaz de entender que a la altura del tiempo en el que nos encontramos, en pleno siglo XXI, haya quien defienda, predique e intente esparcir por todo el mundo la doctrina y forma de gobierno del Comunismo, que ha sido la más perniciosa, malvada y criminal con la que se han gobernado algunas naciones.
La irresponsabilidad de los actuales ocupantes de la Moncloa, su falta de un plan apropiado para dirigir al país hacia una recuperación que hiciera posible abandonar la crisis a la que nos ha llevado el Covid 19, junto a una política desajustada, a todas luces sectaria y plagada de gestos totalitarios, improvisaciones, rectificaciones, engaños y errores de gestión, parece que esta llegando a sus peores momentos.
Sin duda, hemos entrado en lo que se podría calificar como el momento clave de la legislatura socialista, encabezada por el aspirante a dictador, señor Pedro Sánchez. Ya no hay dudas sobre el hecho de que se ha anclado en el poder y no tiene la menor intención de abandonarlo.
Es evidente que dentro del mismo PSOE hay motivos para pensar que existen series divergencias acerca del modelo de país que se quiere para España. Por una parte, existen las Juventudes Socialistas empeñadas en ahondar en el tema de la república que seguramente van a intentar colar el tema en el 40º congreso federal socialista del próximo fin de semana en Valencia. Este tema y su rechazo a la monarquía, prometen calentar con sus quejas las sesiones del congreso.
Su última ocurrencia, que ha levantado ampollas en el mundo de la ganadería, es hablar sobre el consumo de carne de lo que ha dado datos incorrectos y que ha merecido hasta un comentario de Sánchez como para dimitir. Como contraste a sus recomendaciones, circula por las redes, la boda burguesa que celebró, con un menú pantagruélico, tan alejada de la filosofía proletaria y marxista que promulga.
Lo esperpéntico es que lleguen al llanto quejumbroso de: “Entre todos la mataron y ella sola se mató". Eso no es nuevo guajiro cuando el que es nuestro pan de cada día falta. Al mismo tiempo los padres del “Embargo” llevan años y años, mientras las ideas revolucionarias se van burocratizando y las barbas se transforman en pura palabrería que aburre. Y no dan para comer tampoco.
Nunca el socialismo banalizó y frivolizó tanto unas elecciones como las de Madrid del 4-M. Jamás un Gobierno hizo tanto daño a una comunidad autónoma ni amenazó a sus ciudadanos como lo han hecho Pedro Sánchez y el que fue su dron, Iván Redondo; dos integrantes de la mafia monclovita capaces de desabastecer a una provincia de material sanitario, con el peligro de muerte que ello supone, con tal de mantenerse encima de la albarda.
Aun conociendo represión del tirano cubano, los comunistas españoles siguen enarbolando la bandera de la indignidad con su despreciable apoyo al tirano, la condonación de deuda y el analfabetismo político. Reiteran su defensa con la torpeza que se ha instalado en las nuevas generaciones de políticos que se toman España como el estafermo al que hay que abatir.
La pregunta es tan simple y la contestación tan obvia que, en principio, parece que no merece respuesta alguna. Sin embargo consideramos que requiere que le dediquemos algún tiempo de reflexión y nos preguntemos qué piden los habitantes de esa afortunada isla que han tenido el valor de echarse a la calle para exigir un cosa tan simple como es la libertad.
No hace falta ser un lince para comprobar que Cuba no atraviesa por su época más florida. Sesenta años después el pueblo pone en duda todo, desde las intenciones iniciales de la Revolución hasta la legitimidad de los actuales gobernantes. Las generaciones jóvenes ven que su futuro es una ruina si no cambian las políticas cubanas hacia la apertura y la modernización.
Tenemos el ejemplo de un Gobierno con un semipresidente acogotado, incapaz de decir que el de Cuba es un régimen dictatorial y protector de asesinos. El propio ministro de exteriores se ha despachado con unas declaraciones vacías, blandengues y torpes, por las que ya lo han calificado como “Calimero”. Ha hecho un ridículo espantoso y calamitoso.
El comunismo ha encontrado un freno con el que no contaba. La ‘Yoli’ lo sufre; Ione Belarra no sabe desbloquearlo; Castells pasa de todo; Garzón sigue enfrascado en sus guerras con los chuletones y la “marquesa” se ve con un pie fuera y el otro en ninguna parte porque ni representa a las mujeres ni ellas creen en ella.
Realmente no lo entiendo, no comprendo a los comunistas. Puede que tuvieran su razón de ser en los tiempos que los que las diferencias de clase eran patentes y manifiestas. Cuando el trabajador calzaba alpargatas, se ceñía los pantalones con un hiscal de cáñamo y vestía el clásico blusón de los operarios.
Es evidente que, en España, se estás produciendo un hecho fundamental del que, con toda seguridad, va a depender, al menos en parte, el futuro de toda la nación española. El tema catalán ha venido condicionando desde hace años parte de la política nacional y debemos reconocer que, en una parte importante los culpables de que no se haya atajado el cáncer del separatismo soberanista, que tanta fuerza ha demostrado tener en Cataluña, se debe a los miedos, el galleguismo.
No, no es el desvarío de mi mente calenturienta, ni el desatino de un momento de enajenación. Quiero hacerme comunista desde el momento en el que se me demuestre que esta formación política ha causado algún bien a la Humanidad.
Aparte de la metida de corvejón de la ministra al abroncar al señor Matarí cuando él defendía una situación que afectaba a su propia familia (una hija discapacitada) nos da la sensación de que la ministra reacciona con tanta pasión porque se ve venir una posible rectificación desde Europa.
En el comunismo de Iglesias sólo veo muerte, violación, represión, atentado contra las libertades y pobreza, mucha pobreza. No hay más que repasar la maldad del Ingreso Mínimo Vital: en todas comunidades cobraban ayudas con otro nombre o muy parecido, pero lo cobraban todas las familias que lo necesitaban; hasta Castilla y León fue ejemplo y modelo en ello desde la Junta que presidía Juan Vicente Herrera. ¡El socialcomunismo ha destrozado el ‘escudo social’!
¿Quiénes se enfrentan aquí? ¿Queda vivo alguno de los que participaron en aquella lucha? Si los hay, es tan profundo su rencor por no haber sabido ganar la guerra cuando contaban con todos los medios necesarios para ello, pero su ineptitud, falta de objetivos, (cada bando luchaba por sus por sus propios intereses), e ineficacia manifiesta los llevaron a un desastre que ellos mismos se habían buscado.
Ahora señores, aunque no se lo crean, estamos volviendo a lo que fueron los tiempos anteriores al levantamiento del 18 de julio de 1936. Otra vez más son los socialistas y comunistas los que están al mando de la política española.
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