| ||||||||||||||||||||||
El pasado año dediqué cuatro artículos bajo el título de La Parodia Nacional, a los burlescos y no menos jocosos acontecimientos de la vida política española que protagonizaron varios ministros y ministras del Gobierno Sánchez, hoy despedidos de la escena pública con una suculenta indemnización y unas muy reales condecoraciones.
Ya tenemos otro acto impresentable dentro del gobierno circense que sufrimos desde que están en el poder el batiburrillo de políticos, o mejor dicho, de personas incapaces e incompetentes que bajo el paraguas de los partidos que los acogen, ocupan cargos que a todas vistas no los merecen.
A lo largo de la breve pero intensa historia de UPN como formación política, han sido continuas las turbulencias internas y luchas soterradas por el control del aparato del partido y, en la actualidad, estaríamos en la antesala de una nueva crisis endógena tras la rebelión de los díscolos parlamentarios de UPN en el Congreso de Madrid.
¡Caramba con ‘Milhouse’ y parecía tonto cuando lo compramos! Pero resulta que esa sensibilidad, que parece mostrar en el Congreso de los Diputados cuando habla de la salud mental y de la necesidad de tratarla, se vuelve vulgar coz para despreciar a un ciudadano, que es a quien se debe. Y para rizar el rizo, es denunciado por un votante del partido comunista, recurriendo a la Policía en demanda de justicia.
Por ello, ha reclamado la necesidad de contratar psicólogos clínicos para que den servicio en Atención Primaria, algo que "no es más caro que los tratamientos farmacológicos que se recetan" a los pacientes con ansiedad, depresión o somatización cuando acuden a estas consultas: "Con el dinero que ya tenemos podremos hacerlo mucho mejor".
Para el diccionario, aplaudir es palmotear en señal de aprobación o entusiasmo. El aplauso es, pues, un acto de aprobación entusiasta. Pero cuando el palmoteo se hace flojo y sin energía no se nota aprobación, desaparece el entusiasmo y el aplauso adquiere aire crítico, como apunta el catedrático de Literatura Iglesias Martín.
Durante los siglos XVI y XVII, las piezas de teatro se representaban en los corrales o corralas de las casas de vecinos. Se trataba de los patios interiores de ciertas viviendas en los que se colocaba un tablado para la interpretación de comedias. Aunque se tratase de tragedias o dramas, todas las piezas recibían el mismo nombre: comedias.
No hay mayor honor en democracia que ser Diputado/a, Senador o Senadora. Ni siquiera lo es ser ministro o presidente del Tribunal Constitucional.
|