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Es un pequeño placer poder remitirle unos cuantos retazos de mi infancia de los años 40. La guerra civil, COMO USTED SABE o COMO SE LA DEBERÍAN HABER ENSEÑADO, (usted nació en 1972), había llegado a su fin con las consecuencias, siempre previsibles, de una tragedia familiar. Todos siguen considerándose “propietarios de unas realidades históricas multicolores”.
Pienso, y esto no deja de ser una opinión exclusivamente personal, que la literatura debe estar escrita siempre desde el foco de la ilusión y la esperanza. Son los esenciales avituallamientos para la creatividad. No digo ya que las novelas deban tener un matiz rosa y de amores platónicos que nos alejan de la realidad. Porque ante todo hay que tener presente el punto de unión entre la ficción y la realidad.
Mientras iba una hija al entierro del padre, murió en coche… la madre, desconsolada, me decía: “me estrellaría la cabeza contra la pared, si sirviera de algo… pero tiene que haber algún sentido… no es posible tanto absurdo”. Y mirando su otra hija, pensaba: “yo que quise solo una, menos mal que Dios me dio otra, sino que haría ahora… me queda este consuelo”.
La tercera etapa del duelo, la negociación, da a la psique el tiempo oportuno para adaptarse. Después de esos tratos, de pactos con el difunto o con Dios, por ejemplo desear haber muerto en lugar del otro, o cambiar la historia y volver atrás. Todo ello da lugar a otro paso, permite acercarse tanto a los sentimientos profundos de dolor, y el alma está ya preparada para hundirse en la tristeza, pues nos enfrentamos al presente.
Recuerdo que cuando era niño, haciendo un hoyo, un amigo me hizo un corte en un dedo, con la azada de jardín. Salió la sangre a borbotones, pero en ese primer instante no sentí el dolor; el cuerpo hace una vasoconstricción. Luego sí aparece el dolor, respuesta del cuerpo que avisa.
En la película Tierras de penumbra (1993, de Richard Attenborough) C.S. Lewis (Anthony Hopkins), escritor y profesor de literatura en Oxford, se enamora de Joy Gresham (Debra Winger), poetisa estadounidense, un amor que llega inesperadamente hace salir a Lewis de su rutina. Y ella padece un cáncer grave, y muere. Por eso, al probar el amor y serle arrebatada Joy, él queda sumido en un profundo duelo.
El dolor lumbar es muy frecuente, ya que se estima que el 80% de las personas sentirán dolor de espalda en algún momento de su vida, y un tercio de las personas que tienen un episodio de dolor lumbar y se han recuperado tendrán un nuevo episodio en el transcurso de un año.
¿Cómo ayudar a quien ha pasado por eso? Estar a su lado durante tiempo a vivir las fases del dolor. Los primeros momentos, siempre será estar ahí, y si están aturdidos ayudarles a los trámites. La pérdida de un hijo es lo más trágico para los padres. En algún caso puede provocar serias consecuencias, como una madre que se echó a la droga y bebida por no asimilar la “muerte súbita” de su hijo.
Según la Asociación Internacional para el Estudio del Dolor (IASP), el dolor es una experiencia sensorial y emocional desagradable asociada a una lesión real o potencial3. Un 32% de la población adulta española sufre algún tipo de dolor, aunque solo un 27% de la población está diagnosticada, sobre todo en personas entre los 45 y los 54 años de edad. Existen diferentes tipos de dolor, entre los que sobresale el dolor agudo y el dolor crónico.
¿Qué experimenta el hombre ante el dolor, qué piensa en su conciencia? C. S. Lewis escribe un ensayo sobre “El problema del dolor”, en un esfuerzo intelectual por esclarecer este misterio. Veinte años después, lo experimentó en su piel, y todo fue distinto, ya no era algo enigmático sino sufrido, y el diario que redactó (a raíz de la muerte de su esposa, Joy Davidman) fue publicado en 1961.
Emma y Lucas habían sido inseparables desde la infancia, compartiendo la intimidad de sus sentimientos, las risas y las penas, eran muy amigos. Lucas enfermó de muerte, y Emma estuvo a su lado, le leía sus libros favoritos, hablaban, o se cogían de la mano silenciosamente.
El enigma más grande de la condición humana es la muerte. Es una cosa muy dolorosa que muera una persona a la que amamos. Cuando estamos con alguien que ha perdido un ser que amaba, lo mejor es no hablar mucho, sencillamente acompañarle. Dejar que llore, pues llorar da paz, descansa y restablece el equilibrio, ablanda y humaniza.
Resiliencia es una palabra que la psicología toma de los materiales que se doblegan sin romperse para después volver a la situación original. Cuando tenemos un trauma físico, por ejemplo perdemos una pierna, eso es irremediable. Pero si tenemos un trauma interior, de la mente o el alma, se produce una deformación en los sentimientos, por ejemplo en la depresión, que sin embargo pueden volver a recuperarse.
Cuando ha habido una pérdida, una crisis, da consuelo poder hablar con alguien digno de nuestra confianza. Con ciertas personas hablaremos del tiempo, de fútbol o de política, pero con otros podemos entrar en intimidad porque nos sentimos “en casa”. Son amigos y además tenemos confianza. Podemos hablar. Y hablar consuela.
¿Qué es la “pérdida”? Algo tan amplio que va desde la ruptura de un matrimonio, el fin de una relación de pareja, el alejamiento forzado de las personas que amamos, la pérdida de un empleo, los cambios físicos repentinos debidos a una enfermedad o accidente, la pérdida de bienes (para algunos también, aunque para muchos quedan lejos de las relaciones personales), la desilusión al ver que las personas nos han fallado y que aquello no era lo que esperábamos…
A veces hay personas buenas, que sufren injusticias, dolor, penalidades. Pueden ser desastres naturales como inundaciones o terremotos, no entendemos por qué pasa. Nos parece que debería haber un orden mejor, que entendiéramos, pues nos desconcierta. Pero algo nos dice que hay un sentido escondido en todo ello.
Sufre la mujer en el parto, el hijo ante la muerte de la madre, sufren los que están en guerra, o sufren una calamidad climática, sufren las personas que están en medio de una ley de la selva en la economía y sociedad, sufren los animales en su selva cuando unos se comen a otros. Hay muchos sufrimientos.
Cada vez existe una mayor evidencia sobre los efectos del sistema endocrino de la vitamina D (SEVD) en los pacientes con dolor crónico. Diversas investigaciones han reflejado el gran impacto negativo que la deficiencia de vitamina D podría tener en los pacientes con dolor crónico, por su acción en tejidos como el sistema nervioso central, el sistema endocrino, el sistema inmune, y la protección frente a enfermedades autoinmunes o inflamatorias, entre otros aspectos.
El aceite de CBD se ha convertido en uno de los productos más populares en el mercado de la salud natural. Extraído de la planta de cannabis, el CBD es un compuesto no psicoactivo que se ha demostrado que tiene una variedad de beneficios para la salud, incluyendo el alivio del dolor.
La Sociedad Española del Dolor (SED) organiza el Curso de Verano de la Universidad Complutense de Madrid bajo el título: “Hablemos de Dolor Pélvico Crónico: no es cuestión de género” en El Escorial. Esta edición ha contado con la participación de un nutrido grupo de ponentes de diversas especialidades y ámbitos, así como con pacientes que han dado a conocer su experiencia en primera persona.
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