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El peso de la historia se está sintiendo en Estados Unidos, donde masivas manifestaciones de protesta están haciéndole frente al duradero impacto del racismo sistémico. Millones de personas han tomado las calles a raíz de los asesinatos a manos de la policía de los afroestadounidenses George Floyd en Minneapolis, Breonna Taylor en Louisville, Kentucky, Tony McDade en Tallahassee, Florida, Rayshard Brooks en Atlanta, y por el asesinato de Ahmed Arbery en Brunswick, Georgia cometido por un oficial de policía retirado y su hijo.
Desde el pasado mes de febrero, la crisis del coronavirus ha paralizado nuestras vidas. La normalidad tan deseada está empezando ahora a establecerse, gracias al proceso de fases creado por el gobierno de Pedro Sánchez, un modo de ir estableciendo la normalidad en nuestras vidas de una forma progresiva, de modo que el número de contagios no se llegue a disparar.
En Estados Unidos, se intensificaron las protestas en la ciudad de Atlanta, en el estado de Georgia, después de que un oficial de policía blanco matara a tiros el viernes a un hombre afroestadounidense de 27 años llamado Rayshard Brooks, quien se encontraba desarmado, en el estacionamiento de un restaurante de comida rápida Wendy’s.
En Estados Unidos, se intensificaron las protestas en la ciudad de Atlanta, en el estado de Georgia, después de que un oficial de policía blanco matara a tiros el viernes a un hombre afroestadounidense de 27 años llamado Rayshard Brooks, quien se encontraba desarmado, en el estacionamiento de un restaurante de comida rápida Wendy’s.
La muerte de una personas, sea blanca o negra, siempre es algo reprobable y, si el fallecimiento ocurre en unas circunstancias tan brutales como fue el caso de este joven negro, Jeorg Lloyd, la indignación popular responde con la expresión masiva de lo que es un descontento ante la injustica de una muerte innecesaria y con atisbos de racismo.
Cientos de miles de manifestantes salieron a las calles de Estados Unidos el fin de semana, como parte del levantamiento en todo el país contra la violencia policial y el racismo contra los afroestadounidenses. En Nueva York se produjeron protestas a gran escala en toda la ciudad y muchas de ellas continuaron hasta la noche, desafiando el toque de queda impuesto a las 20.00 horas.
Cuenta una leyenda francesa que los europeos recién llegados a América, creían que el extenso río Mississippi, luego de atravesar toda la geografía hoy canadiense y estadounidense, desembocaba en la China.
“No puedo respirar” fueron las últimas palabras de George Floyd, antes de morir asesinado en prime time por un racista descerebrado de uniforme. Hace dos semanas nadie le conocía. Hoy su rostro es la primera portada global que ha desbancado al monotema. Las casualidades de la vida dicen que el año en que Floyd nació, 1973, sonaba en la radio uno de los temas más emblemáticos de otros Floyd llamados Pink.
Cuando realizamos compras a todos nos gusta encontrar lo que solemos llamar “gangas” o “chollos”. Esto ocurre especialmente en la compra de artículos de segunda mano, un mercado en crecimiento y cada vez más normalizado.
En el estado de Minnesota, en Estados Unidos, dolientes se congregaron el jueves para celebrar un servicio en memoria y homenaje a la vida de George Floyd, el hombre afroestadounidense cuya muerte a manos de la policía de la ciudad de Minneapolis provocó un levantamiento contra el racismo y la brutalidad policial en todo el país.
El miércoles 3 de junio (2020) el Senador de Estados Unidos Ted Cruz (R-Texas), miembro del Comité de asuntos judiciales del Senado, dio una entrevista en el programa “Hannity” del FOX News.
Derek Chauvin es un policía USA blanco del montón. Y mató sin consideración empática alguna a George Floyd, un joven negro de tantos de los suburbios de la gran ciudad. El presunto delito, intentar colar un billete falso de 20 míseros y miserables dólares. Es una historia racista recurrente en el panorama estadounidense.
El miércoles por la tarde, Keith Ellison, primer fiscal general afroestadounidense de Minnesota, expresó en conferencia de prensa: “Estamos aquí hoy porque George Floyd no lo está. Debería estar aquí. Debería estar vivo, pero no lo está”. Luego anunció que elevaría a asesinato en segundo grado la acusación contra el exoficial de policía de Minneapolis, Derek Chauvin, que fue separado de su cargo luego de la conmoción que generó la muerte de Floyd.
Entre los “perdedores de la globalización” además de afroamericanos y latinos aparecen por primera vez jóvenes universitarios endeudados y adultos blancos de más de 45 años sin estudios universitarios y con empleos de bajo valor añadido que tras quedar enrolados en las filas del paro, habrían terminado sumido en un círculo explosivo de depresión, alcoholismo, drogadición y suicidio tras ver esfumarse el mirlo del “sueño americano”.
En Estados Unidos, el fiscal general del estado de Minnesota, Keith Ellison, presentó cargos contra los cuatro policías de la ciudad de Minneapolis involucrados en la muerte de George Floyd, ocurrida la semana pasada, que desató protestas aún en curso en todo el país.
Cuando se utiliza la excusa, todo lo lamentable y reprobable que se quiera, de la muerte de un ciudadano negro en los EE.UU para, primero, organizar un despliegue nacional de vandalismo, destrozos, agresiones, intentos de establecer el terrorismo callejero y de convertir a la nación americana en un avispero revolucionario que obligue al presidente Trump a verse forzado a utilizar al ejército cuando, ni con el apoyo de la Guardia Nacional.
Ciudadanos estadounidenses votaron el martes en ocho estados y en el Distrito de Columbia en las elecciones primarias y municipales, afectadas por la pandemia del coronavirus y por las medidas policiales y militares contra las protestas en las calles.
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