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Pausada, progresiva, suave y continuamente Europa está siendo ocupada por musulmanes. El Islamismo se extiende por todos los estados europeos y va alcanzando, poco a poco, mayor poder en las instituciones de gobierno de los países occidentales. Antes de proseguir deseo aclarar que no es lo mismo Islam que Islamismo. Con la palabra Islam, se expresa el deseo de sometimiento a la voluntad de Dios (Alá), Islamismo, en cambio, es la vida y actuación política de los musulmanes.
El Islam, la religión predicada por Mahoma (570 La Meca – 632 Medina) significa sumisión a Alá, y un musulmán es literalmente “uno que se entrega o somete a Dios”. La más joven de las grandes religiones tiene cada vez más adeptos, y constituye, después del cristianismo, la religión más numerosa.
Se habla de un “choque de civilizaciones” entre Islam y Occidente. Desde finales del siglo pasado, hemos visto crecer los conflictos con países islámicos: Irak, Libia, pero no nos mostraban los motivos económicos que estaban detrás de esas guerras: ¿no serían guerras que tenían oscuros motivos financieros? Ahora mismo hay más de 40 guerras activas en el mundo, pero en sitios donde no hay esos grandes intereses económicos, no se nos presenta como una injusticia.
En nuestra sociedad pluricultural estamos asistiendo a una avalancha inmigratoria y junto al hecho multirracial, indudablemente positivo, nos encontramos con problemas importantes, como la diversidad religiosa que connota elementos a veces discordantes con nuestro modo de ser.
Por desgracia, Islam y Occidente han estado en conflicto desde el inicio, en el siglo VII. Pero incluso en la ocupación de España, hubo interacción pacífica entre las culturas. Si estamos en Europa, lógicamente tendremos una visión eurocéntrica, y nos puede costar ver la perspectiva de los países de otras culturas; quizá no recordamos la historia que no sólo ha tenido episodios tipo invasiones árabes o batallas como Lepanto, sino también colonialismo europeo invasivo hacia las culturas de países islámicos.
Nunca se debe de generalizar, y menos aun cuando se trate de religiones, por eso no podemos decir que los católicos son buenos o malos, ni que los protestantes, en sus diversas manifestaciones y sectas lo son, como tampoco que los islamistas son fanáticos o intransigentes.
El Cristianismo es una religión de paz y amor, en ningún momento, ni en ninguno de sus textos, especialmente en los Evangelios, se dice que en su predicación se utilice la fuerza ni la coacción. Hacerse cristiano se deja a la elección de cada individuo, a nadie se le obliga a ello.
Hoy este rincón lo destino a hablar de un libro. Mi fascinación por él viene acompañada por la sorpresa, la de ser la primera obra de alguien que lleva toda la vida teniendo mucho que contar, y que al parecer siempre supo como hacerlo. Hay algo de fascinante en muchas operas primas, pero sin duda lo que más es la existencia en ellas de un estilo tan personal que parece más propio de una obra de madurez, de esas en las cuales los autores compendian su carrera cuando quieren resumírsela a los iniciados.
Su equivalente en hebreo es “Mesías” que implica el ungido por Dios, título que se dio al rey David y que se reservaba para uno de sus descendientes que libere a los judíos de la opresión de sus numerosos conquistadores.Gradualmente la palabra “Jesucristo” fue elevada a ser un sinónimo de dios o de una de las 3 manifestaciones del ser supremo.
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