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Aquí no venimos a que nos conteste, venimos a preguntar. La ministra de Igualdad de UP, a pesar de todo, lo mismo hasta viene. La densidad de corbata por metro cuadrado en la extrema izquierda marca la sumisión a Pedro Sánchez, sin consideración al invierno, ni al cambio climático. Se besan mucho e igual, pero la diferencia entre Podemos y +Madrid es su condición urbanita.
Estos días son propicios para que cualquier corazón justo reviente ante tanta miseria de “memoria histórica a la medida”. Para colmo, a ese mediático título le quieren “lubricar” añadiéndole el apellido “democrática”.
Empeño vano, absurdo, desfasado y provocador de insistir en sacar a relucir una vez y otra la guerra civil de 1939, como medida para atacar a una derecha supuestamente “peligrosa”, “golpista”, “extremista” y “revolucionaria” por parte de aquellos partidos que se sienten lacerados, humillados, rencorosos y, en definitiva, temerosos de que pudieran surgir de nuevo quienes recobraran el espíritu de aquellos tiempos.
Escribió Montesquieu al hablar de Roma, que cuando las legiones romanas cruzaron los Alpes y el mar, durante campañas de conquista, los generales que ocupaban los países sometidos sentían su propia fuerza y dejaban de obedecer las órdenes de Roma. Con esa dinámica, era frecuente que al volver de sus victoriosas campañas, los generales regresaran para asumir como emperadores.
Dicen que la historia la escriben los ganadores. Yo añadiría que, posteriormente, cuando pueden, la reescriben los perdedores. Estimo que ambas partes carecen de una visión objetiva. Sus protagonistas viven obcecados por un subjetivismo extremo y sus descendientes enturbian su conocimiento con las deformaciones transmitidas desde una visión parcial e interesada.
Con el título de este artículo no pretendo iniciar un canto al futuro de la humanidad y mucho menos la recuperación de un humanismo que se nos han escamoteando con todo cinismo y crueldad, la partidocracia que desgobierna nuestra sociedad y así poder explotarla con más ahínco, convirtiéndola en una complicándola tragicomedia.
No, amigo lector, no me he confundido; no he querido decir “la Memoria Histórica” y sí La Memoria Histriónica, pergeñada por dos obscenos histriones. Antes de continuar, quiero recordarles que un histrión, según acabo de leer, “es un ser que teatraliza las emociones con cambios emocionales bruscos.
La defensa de la igualdad es una causa universal que nos ha de mover y nos debe inspirar para promover una sociedad sin discriminación entre hombres y mujeres. Una sociedad más digna y, por tanto, más justa y para ello es imprescindible que la Memoria Histórica también sea igualitaria y no sólo se vista de colores.
Sólo las personas que observan , reflexionan, y la “convivencia social” es su principio fundamental, memorizan la historia. Sólo las personas que han conseguido lo que tienen a base de ilusión, de esfuerzo y corrección del pasado, encontrarán un futuro mejor. Sólo aquellos que saben escuchar y comprobar objetivamente, serán ellos en libertad.
Fue consagrado como el ídolo de los oficiales que habían ganado la guerra contra Bolivia, y eso le valió ser convocado para presidir provisionalmente la República del Paraguay en 1936. No se menciona con frecuencia, pero no fue parte de un golpe militar, dado que había sido expulsado del país y se encontraba en Argentina cuando lo convocaron para asumir la presidencia.
El inefable, inenarrable e indescriptible Zapatero promulgó la Ley 52/2007, de 26 de diciembre, por la que se reconocen y amplían derechos y se establecen medidas a favor de quienes padecieron persecución o violencia durante la guerra civil y la dictadura después de tan nefasta guerra, pero poca atención o ninguna dedica en ella a los masacrados durante la Segunda República.
Lo peor es querer olvidar por desprecio, por acuerdos políticos y porque, para algunos, las personas en las nuevas sociedades son utensilios de usar y tirar. Una sociedad con memoria podrida, sólo recuerda lo que interesa a sus gobernantes. Creo que nuestro pasado es el presente para muchos. Si olvidamos la historia, el presente es frío, sin sentimientos, indiferente... Así no merece la pena vivir
La situación de nuestro país no ha cambiado, incluso ha empeorado, y hay empeñados en ir haciendo desaparecer nuestra historia, nuestra memoria. Recordar una de nuestras mejores historias cada cien años, máxime cuando los niños no la conocen en la escuela, me parece fatal. Menos mal que hasta ahora en Granada celebramos el dos de enero de cada año el día de la toma, aunque cada vez con más contradictores.
Levantaron nuestra España a base de esfuerzo, trabajo, renuncia, silencio, comprensión y sobre todo evitando una memoria oscura llena de odios y venganzas multicolores. Lloraban por la noche para que nosotros no sufriéramos.
Estoy totalmente de acuerdo con la Ley de Memoria histórica, siempre que se aplique a todos los de uno y otro bando de los que lucharon en la Guerra Incivil, no solo los de la guerra sino también de los que perecieron desde el año 1931 que murieron en muchos casos por el odio, la envidia o el rencor de los republicanos, No olvidemos que fueron ellos los que inventaron loas “paseíllos”, los tiros en la nuca y el abandono de los cadáveres en los caminos.
Los Socialistas únicamente se han preocupado de reivindicar a los militantes de la Izquierda; los que fueron eliminados y no pertenecían a esta ideología política no había que tenerlos en cuenta ni mantener su recuerdo.
Esa es la justicia de la Izquierda, para esta tendencia política sólo cuentan los que la practican, el resto, con no mencionarlo es suficiente.
He esperado a que pasara el 1 de abril, día nombrado por toda la prensa en general como el día de la paz. Que pocos periodistas se han planteado la realidad, salvo aquellos que están al servicio de los sentimientos triunfales del fascismo, esos que siguen haciendo valer el refranero español sin olvidar que “Mientras vive el vencido, venciendo está el vencedor”.
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