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El lunes 1° de julio, último día del período de sesiones de este ciclo anual, la Corte Suprema estadounidense emitió su dictamen en el caso “Donald Trump contra Estados Unidos”. En un fallo de seis votos a favor y tres en contra, la mayoría conservadora del alto tribunal concedió al expresidente inmunidad frente a procesos judiciales por las acciones de carácter “oficial” que llevó a cabo durante su mandato presidencial.
Nada más terminar la Segunda Guerra Mundial, Gran Bretaña principalmente, y EEUU, pergeñaron la “Operación Impensable”. Tropas americanas, inglesas, polacas y los restos de las alemanas (100.000 tropas), se dirigirían sobre la Unión Soviética. El cálculo frio de los militares llevó a la conclusión de que más bien era una operación imposible, dadas la profundidad estratégica del país y las dimensiones de su ejército levantado en armas.
En cualquier manual de Historia del Derecho una institución va unida conceptualmente a la norma, la relación jurídica y al conjunto del ordenamiento jurídico que regula las relaciones familiares, políticas o societarias. Lo cierto es que estamos inmersos en un tiempo revolucionario donde parece que nos ha tocado navegar contra aguas turbulentas.
La indiferencia, como sentimiento de imposibilidad, rodea el ambiente de la calle. Cuando nace un monstruo autócrata lo primero que no consiente es ver a sus allegados con las necesidades de cualquiera de los mortales; por eso impone el nepotismo, hipócritamente conocido como adecuación necesaria para una convivencia justa y equilibrada.
Cuando escucho a alguien decir que hay que revitalizar, fortalecer, limpiar, regenerar la democracia, y que hay que hacerlo porque esa es la voluntad o el mandato de los españoles, y por eso hay que depurar esto o aquello, me echo a temblar, y no puedo sino pensar que se está identificando el concepto de democracia con los deseos personales de quien así se manifiesta.
Se advierte muy en boga la referencia a la guerra cultural, bastante relacionada con la propaganda de siempre que, como los viejos rockeros, nunca muere y solo se adapta a las circunstancias; es sabido que adquiere especial relevancia durante los conflictos bélicos, pero también inunda los tiempos de paz, en el marco de la contienda política diaria, ligada a la dinámica del Poder.
La llamada democracia formal habría surgido un corrosivo desgaste entre las sociedades occidentales debido a causas económicas (el imparable coste de la vida); culturales (el declive de las democracias formales occidentales debido a la cultura de la corrupción, entre otras) y geopolíticas (la irrupción de un nuevo escenario geopolítico mundial tras el retorno a la Guerra Fría entre EEUU y Rusia).
Allá por los años sesenta del siglo XX, en el contexto de la España del desarrollismo, publicó Díaz Plaja un ensayo de éxito, titulado “El español y los siete pecados capitales”. Al de la envidia se le dio el papel de intérprete principal. El autor relacionaba, según se desprende de su obra, la aludida pulsión con una supuesta idiosincrasia española, y temo que se trata de una índole asaz universal.
Desde sus orígenes, los usuarios del poder, para reforzar su papel dominante, han acudido a la doctrina. Su efectividad ha quedado debidamente acreditada a lo largo de la historia. De tal manera que no ha habido poder duradero sin que intervenga la doctrina, aportando ese matiz legitimador que la caracteriza.
Os cuento. No hace mucho tiempo, pero poco tampoco, existió un sujeto que aglutinó bajo su mando todos los poderes de su Estado, consiguiendo que el culto a su persona se convirtiese en una fuerza unificadora al actuar de denominador común de varios grupos políticos y clases sociales, utilizando magistralmente sus palmeros y la propaganda para justificar su autoridad, sus programas y alentar el apoyo popular.
Nació el Barón de Münchhausen, noble alemán, allá por 1720, y pervive su recuerdo por la manera en la que, al parecer, narraba supuestas gestas bélicas mediante relatos excesivos en cuanto a ausencia de verosimilitud. Incluían esas fábulas episodios tan exagerados como aquel en el que aseguraba haber viajado a la luna montado en un proyectil.
Aquel día era especial. Despedíamos a Luis, amigo íntimo desde la infancia. Hacía tiempo que solía repetir insistentemente “estoy en la raya del más allá”; cualquier día de estos, cansado y “cansando” a alguien en quien yo creo y que otros llaman duda,me dará un empujoncito y caeré suavemente al otro lado de la tapia.
Estoy arrepintiéndome de votar, arrepintiéndome de leer páginas de opinión política en la prensa, arrepintiéndome de acudir a manifestaciones manipuladas, arrepintiéndome de ver noticiarios de televisión y, mucho más, tertulias generalistas con tertulianos mediocres.
El ADN de la Presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, contendría la triple enzima trumpista (autocracia, instauración del paraíso neoliberal y retorno al "pensamiento único heteropatriarcal") y cuyo objetivo sería la instauración de un sistema autocrático, forma de gobierno ejercida por una sola persona tras fagocitar a los votantes de Vox y lograr la anhelada mayoría absoluta.
Mientras el hombre común ha pasado a ser un número en un panorama social de masas como el actual, los grupos han tomado protagonismo en la sociedad consumista, amparados ideológicamente por la inteligencia capitalista y alimentados en la práctica por los operantes empresariales. La consecuencia es que el individuo común, el único que debe contar en la base de una sociedad libre y verdaderamente abierta, ha entrado en proceso de franca decadencia.
Casi veinticinco años hace que los españoles, atónitos e incrédulos, como si se tratase de una mala pesadilla, y sin terminar de creerlo, estamos siendo testigos del desguace creciente de España. Concretamente desde el 22 de julio de 2000, fecha en la que José Luis Rodríguez Zapatero fue elegido secretario general del PSOE.
Hoy queremos invitarlos a reflexionar sobre un asunto que lamentablemente consideramos común: la corrupción y su total normalización por parte de la sociedad. Bien sabemos que la corrupción política es un cáncer social que ha infectado todas las estructuras gubernamentales en diversas partes del mundo, pero lo que aquí nos interesa analizar es sólo un aspecto específico de este fenómeno detestable: la complicidad de la sociedad hacia estos actos deplorables.
Sorprende que por el simple hecho de ganar unas elecciones, nos olvidemos del polvorín que tenemos encima. El germen del secesionismo, explosivo latente, va recargándose por la reiterada postura del consentimiento político por miedo a algo, que no existiendo, es utilizado como arma de coacción social para conseguir mejores prebendas que las que tienen los “ciudadanos” fieles a su Nación y a su Estado.
Con un solo plumazo, movimiento, grandes castillos pueden derrumbar, por eso hay que tener cuidado con el lenguaje de la palabra escrita, pues, escarba y escarba para el futuro, bien sea para bien o para mal.
Los talibanes regresaron al poder mediante un juego político global bajo un programa de seguridad especial. Según los documentos revelados hoy, este grupo fue resucitado casi desde 2007 para la fase de regreso al poder. Estados Unidos y sus aliados pusieron fin a su presencia militar en Afganistán y entregaron Afganistán a los talibanes para que sirvieran a los objetivos estadounidenses como un ejército 'proxy'.
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