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No se dejen engañar por la información que llega a los medios de comunicación desde el Ministerio de Sanidad. Sabido es que la titular del mismo, Mónica García, viene avalada por su muy mala fama desde la Asamblea de Madrid, donde le pillaron en un renuncio de 13.000€ y actualmente ‘okupa’ un chalet reclamado por el Ayuntamiento de Cercedilla, que se ubica en un terreno dotacional donde debe construirse un hospital.
La Mutualidad General de Funcionarios Civiles del Estado (MUFACE) es una entidad pública que gestiona la asistencia sanitaria y las prestaciones sociales de los funcionarios civiles del Estado. Creada en 1975, permite a sus afiliados elegir entre recibir atención sanitaria a través del sistema público de salud o mediante aseguradoras privadas concertadas. Ahora, el Gobierno ha propuesto su eliminación, argumentando que el modelo actual es insostenible.
La sanidad pública en España se encuentra en un punto muerto, ya que llevamos años padeciendo falta de todo tipo de sanitarios. España tiene un gasto público sanitario mucho más bajo en comparación a otros países europeos y a pesar de no ser un país pobre, nuestro sistema de salud tiene mucha menos inversión.
El 33% de los médicos españoles son mayores de 55 años, tal y como se recoge en el informe Tendencias en el Sector Healthcare, perteneciente a Planeta Formación y Universidades, en el que se plantea que la escasez de sanitarios obligará “a nuevos modelos relacionales y organizativos”. En países europeos como Francia, Italia o Alemania, el dato aumenta hasta el 40%. En el año 2000, el porcentaje de médicos mayores de 55, en España, era del 20%.
Si habéis leído mi anterior artículo, sabréis que estoy empezando mis vacaciones, y, por lo tanto, he programado todo lo que en circunstancias normales no me daba tiempo a hacer, entre otras cosas, ponerme la vacuna del papiloma. No es que tuviera mucho interés en ponérmela, pero como salió en televisión que me la podía poner gratis, pues allá he ido yo a aprovechar la oferta magnifica del gobierno o de la Junta de Andalucía, no sé muy bien a quien corresponde esa competencia.
El sistema sanitario español va en conjunción con las deficiencias del Estado autonómico. La existencia de diecisiete sistemas de Sanidad ha generado desprotección entre los españoles: los recursos públicos deben destinarse exclusivamente a mejorar y fortalecer un sistema de atención sanitaria único, sin distinciones entre españoles y garantizando la igualdad de servicios en todo el territorio nacional.
En el cáncer de mama y cuando la relación médico - paciente conviene como técnica preferente la reconstrucción mamaria con implantes, en la mayoría de casos y considerando que para la afectada representa un apoyo en el sentimiento de pérdida y su autoimagen, no se realizan en el instante de la cirugía. Aún cuando gran parte de los supuestos presentan una clínica favorable para ella, se acaban aplazando por falta de recursos asistenciales.
La vida, la salud y los ingresos de millones de personas están en riesgo en Paraguay debido a brechas profundas y desigualdades en el acceso al sistema público de salud, según advierte un nuevo informe de la organización humanitaria Amnistía Internacional (AI).
Las listas de espera en la Sanidad española se han convertido en un tema candente y urgente, son verdaderamente un desafío inaplazable. Tanto para una operación, como para obtener una cita con un especialista, los pacientes enfrentan demoras que parecen insuperables.
Hablar de salud es hablar de una de las mayores preocupaciones en la vida de los españoles. Por eso, es importante recurrir a los mejores profesionales médicos y centros hospitalarios que cuenten con una amplia cartera de servicios. A día de hoy, y según el VI Estudio de Salud y Estilo de Vida de Aegon, 1 de cada 5 españoles no va presencialmente al médico. Hay diversos motivos, pero es la saturación de la sanidad pública la razón principal para un 41,2% (49,1 en 2022).
Dos comunidades autónomas muy significativas tienen elecciones antes de las europeas. En ambas la sanidad pública sigue sufriendo un proceso agudo de recortes y de privatización. Tal situación se está agravando. Son problemas estructurales en la sanidad de toda España. Pero en Cataluña y Euskadi están especialmente agudizados, siendo autonomías ricas en términos de Producto Interior Bruto (PIB).
Por toda España un enorme movimiento contra los recortes y en defensa de la sanidad pública, pero de calidad, sigue en la lucha. En 2023 fue capaz de impulsar 2.334 protestas, casi siete diarias. Acaba de comenzar 2024 y de nuevo lanza movilizaciones por todo el país. Como Lorca desveló “el esqueleto de aire irrompible que une las regiones de la Península”, una chirigota une la lucha en Andalucía con la de Cataluña, une las listas de espera y las enfermeras, pasando por las telefonistas de Madrid.
En el 2008 aún quedaban en España más de 13.000 empresas de confección de vestir, sin calcular todas las demás que se dedicaban a la artesanía, bordados, alfarería, cerámica, todo tipo de hilaturas etc., productos españoles de renombrada calidad y valor que tanto apreciaban en los países extranjeros. En el 2019 desaparecen otro 40% de todas las empresas en general, y así sucesivamente hasta nuestros días.
Cerca de uno de cada 10 españoles está en lista de espera para consultar al especialista, es decir, 3.800.000 millones. Para una cirugía, en junio de 2023 -últimos datos del Ministerio de Sanidad- 819.964 pacientes estaban en lista de espera. En 2018 ya eran 584.018. La demora media en España para una operación es de 113 días.
Es vergonzoso que en ambulatorios de Gijón los pacientes tengan que esperar los fines de semana más de 3 horas y en bastantes casos 4 horas a ser atendidos por los médicos de guardia por falta de médicos, porque solo está un doctor, ya que el segundo médico está visitando domicilios de pacientes.
“No hay médicos, ni los están buscando. Son los recortes”, una afirmación que sintetiza una carencia clave y común a todas las comunidades autónomas de nuestro país. Son los recortes acumulados desde 2010. Para muestra, dos botones de dos colores, Andalucía y Asturias.
El propósito inicial del asunto deriva de un hecho tan sufrido por todos como inesperado. Pero, a estas alturas ya se desprenden claros indicios de que el diseño seguirá martilleando a los que ya no tienen ni capacidad ni fuerza moral para continuar perdiendo. Los mismos, que ahora tendrán que elegir entre subrogar su persona a otro o renunciar progresivamente a su pleno derecho asistencial.
Los que somos mayores hemos asistido con agrado a la evolución que ha experimentado la sanidad pública a lo largo de los años. De aquellos vetustos hospitales de habitaciones corridas y casas de socorro con escasos medios, hemos pasado a auténticas ciudades hospitalarias y espaciosos centros de salud.
La sanidad pública ha llegado a tal punto, que ya no da más de sí, porque después de cuarenta años, es necesario un reajuste total y sobre todo buena gestión, reorganización en todos los sentidos. Llevamos muchos años en una total decadencia, más acentuada desde el 2008, cuando se intentaba que los españoles contrataran seguros médicos, intentando privatizar la sanidad pública.
Una orden del gobierno autonómico andaluz -que concierta la atención primaria y que fija en 65 euros el precio por la consulta en una policlínica privada- ha sido la chispa que ha desencadenado las movilizaciones de la ya dolorida población, que lleva años sufriendo el progresivo deterioro de la sanidad pública.
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