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Nos asolan tiempos extraños en los que asistimos a la traslación de ciertos roles que contribuyen a dislocar un poco más la ya de por sí dislocada existencia que llevábamos a cabo en los tiempos pre-pandemia: los ciudadanos se han tornado policías.
Este no es el camino para el encuentro y la concordia, sino todo lo contrario, es el fermento en el odio, que todo lo destruye y lleva al desprecio de toda vida.Donde gobierna la mentira no hay luz, tampoco puede haber justicia.
Así, según un estudio elaborado por FENAC (Federación Nacional de Asociaciones de Consultoría), desde 2.008 se habrían marchado de España más de 500.000 jóvenes (la mayoría jóvenes universitarios en busca de un primer empleo), con lo que se conjuga el fiasco inversor de un Estado que tras haber gastado en la formación de cada titulado unos 5.000 € (el alumnado sólo paga el 20% del coste real de la matrícula), asiste impotente a la sangría imparable de la fuga de cerebros.De seguir obviando la inversión en inteligencia, España podría convertirse en la próxima década en un país tercermundista a nivel de investigación e innovación, condenado a comprar patentes extranjeras y producir productos de bajo perfil tecnológico que requieran mano de obra de escasa o nula cualificación y fácilmente explotable, pues aunque España sigue compitiendo en gran número de sectores con las economías de referencia al tener costes laborales competitivos, tendría como Talón de Aquiles de sus exportaciones el reto de la calidad de sus productos y el no estar bien posicionada en los mercados emergentes.
Y junto a este fenómeno finiquitador del modelo laboral de plusvalías del siglo XX aparece otro al que no se le puede dar la espalda , el cambio climático , esa realidad que hoy hace que miles de personas en todo el mundo tomen las calles en la reivindicación de un cambio de modelo de economía lineal a circular, de contaminación a reutilización, de infravaloración de los recursos a recuperación y reutilización de los mismos , de abandono de la insostenibilidad de la producción de riqueza a costa del planeta por la apuesta en definitiva de la sostenibilidad y el respeto al planeta en una conjugación necesaria entre progreso y bienestar.Y en todo este cambio, lo complejo es la capacidad de encontrar el camino para dar respuesta a los problemas y desafíos que tenemos como sociedad generando al mismo tiempo progreso, bienestar y tejido productivo.
Los movimientos pseudoartísticos feministas progres son una triste realidad que a mi modo de ver demuestran lo más negativo del arte en sí, falta de imaginación, ingenio, estética, belleza, revanchismo absurdo de la feminidad, falta de respeto a los demás e incluso a ellas mismas.…..en definitiva, un sin sentido.No hace falta exponer una caja de tampones con una mancha roja en el centro, ni la performance de la Inmaculada de Murillo para llamar la atención, eso según lo percibo, lo siento y así lo manifiesto, es una degradación del arte y de la dignidad femenina.
Nos hemos alejados del maravilloso contenido de los magníficos principios, nos estamos asfixiando por falta de paz.
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