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Save the Children lleva desde el inicio de la crisis de la DANA en Valencia observando muy de cerca el impacto en los niños y niñas. Según la organización, la infancia es uno de los colectivos más vulnerables a nivel psicológico, con distintas sintomatologías.
Hoy quiero invitarlos a reflexionar sobre el subtexto de la catástrofe ocurrida en Valencia, la cual ha desencadenado una profunda reflexión sobre la naturaleza del contrato social y la responsabilidad del Estado hacia sus ciudadanos. Más allá de la devastación material y el dolor humano, este evento ha puesto de manifiesto una sensación palpable de abandono, que resuena con algunas preocupaciones expresadas por filósofos políticos desde tiempos inmemoriales.
Los que se van, ya volverán, decía la canción. A Pedro Sánchez le faltó tiempo para marcharse. Salió escopetado cual cobarde que pierde el trasero, pero los Reyes se quedaron y hasta Mazón aguantó detrás del Rey. La ejemplaridad de Felipe VI y la Reina Letizia no necesita ser destacada porque todos lo vimos.
La destrucción de la DANA en Valencia sigue abriendo los informativos. Miembros de los cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado y voluntarios continúan luchando contra el lodo y buscando a personas desaparecidas, ayudando a la reconstrucción de lugares y de vidas, de lo material y lo inmaterial. En este contexto, los afectados se ven imposibilitados para llevar a cabo una vida normal, y el trabajo es uno de los aspectos que se han visto interrumpidos por la tragedia.
Rabia, impotencia, indignación, tristeza, pena, frustración, culpa, orgullo, solidaridad, responsabilidad. Todas estas emociones se han desatado ante la tragedia de Valencia entre las víctimas, sus vecinos y entre los millones de personas que han contemplado el desastre a través de los medios y las redes sociales. Es una carga emocional extraordinaria que será necesario ir gestionando de manera individual y colectiva en los próximos meses.
Annika Coll, experta en emergencias, según El País, cuya noticia es levantada hoy, 4 de noviembre, por La Nación -periódico masivo de Argentina- reflexiona: “En España hay gente que no confía en los mensajes de alerta de las autoridades porque no confía en los políticos” y (…) “la gente se enoja si le dicen que va a nevar y luego no nieva”.
La peor DANA en lo que llevamos de siglo ha dejado ya más de doscientas víctimas mortales, principalmente en la provincia de Valencia. Hay también muchas personas desaparecidas, una situación que tiene a sus seres queridos y a todo el país en vilo. Y cientos de familias, de trabajadores, de pequeñas empresas que lo han perdido todo.
La visita de los Reyes de España a las zonas afectadas por la tragedia en Valencia ha sido percibida por muchos como un reflejo de las deficiencias y desafíos en la gestión de crisis en el país. Lo que debería haber sido un acto de solidaridad se vio empañado por problemas de organización y logística que resaltan las carencias en la respuesta ante emergencias, además de un creciente descontento social.
Frente a las piedras, la mano franca y el aguante. Frente a los improperios, paciencia de santo y talante de hierro. Ahí estaban Felipe y Letizia, el día 3 de Noviembre, tan juntos como el agua y el barro, sin ceder terreno, plantados en medio de una catástrofe que ha roto récords y esperanzas.
Difícil escribir, dado el contexto, de otra cosa que no sea la DANA, antes llamada “gota fría”. La magnitud de lo sucedido, en cuanto a víctimas y damnificados, impone tratar el asunto, porque, en el caso de elucubrar sobre cualquier otra cuestión, uno tendría la sensación de estar mostrando falta de sensibilidad hacia los numerosos afectados.
Lo estamos comprobando con creces, hay días que son… TÉTRICOS. En los que no basta con la oscuridad o los nubarrones, las tinieblas adquieren rasgos insoportables, acumulando tragedias sin escrúpulos. Su peso aumenta por momentos, pesan las entrañas, pesa la respiración y nos abruman las presiones ambientales.
En 1994 se celebró el 50º aniversario de la fundación de la Sociedad Vegana en el Reino Unido, y con motivo de ese aniversario se instauró el 1 de noviembre como el Día Mundial del Veganismo. Casi treinta años después, el veganismo es un estilo de vida que no deja de crecer.
Ahora es el momento de aparcar las diferencias, de remar todos en la misma dirección. Ahora es el momento de poner la vida, las personas y los afectados en primer lugar. Es el momento de la unidad y la solidaridad ante esta terrible DANA. Además de estas irremediables pérdidas humanas, nos enfrentamos a una catástrofe humanitaria en la que los daños materiales son de una magnitud aún incalculable.
Corría mayo de 1993 y me dirigía al colegio normalmente. Al llegar a la sala, estaba el profesor y un inspector, extraño momento. El Inspector preguntó en qué comunas vivíamos. Hubo un grupo de alumnos, -yo diría aproximadamente el 25% del curso-, al que se nos dijo, debíamos volver a casa sin mayor explicación. En ese momento, no sabíamos mucho, nos alegró tener un día “libre”.
Lo que parecía una buena noticia –la llegada, por fin, de las lluvias- se ha convertido en unos días muy tristes para todos los españoles. Esta vez las inundaciones no se han producido en la India. Ni los tornados han asolado las praderas del lejano oeste americano. En un largo día de finales de octubre, unas cataratas de agua, procedentes de la maldita DANA, han arruinado la vida de una buena parte de nuestra España.
Según se ha hecho público, los feriantes que aparecen en el juzgado de instrucción 4 de Mislata imputados por presuntos homicidios por imprudencia y lesiones por imprudencia tras la muerte de 2 niñas en la feria de Navidad de Mislata de 2022 tras el vuelco de un castillo hinchable, están ahora mismo con sus atracciones en Elche pese a los informes policiales y de peritos que aseguran con total claridad el mal estado del castillo hinchable que acabó con la vida de dos niñas
Da la impresión de que los gobiernos ribereños implicados, permanecen indiferentes ante los sucesivos naufragios de barcos repletos de inmigrantes, que dejan una triste estela de ahogados y desaparecidos. El último drama al que, al parecer, hemos asistido imperturbables, ha sido el naufragio de un barco en el mar Jónico cercano a las costas de Grecia.
Si bien la intensidad dañina de la pandemia del coronavirus ha mermado, lo grave aún persiste por lo que cabe atender cabalmente las medidas de prevención y de higiene, para no quedar expuesto junto a su familia, ya que ahí la cosa seria peor y muy crítica. Unidos con fraternidad podemos superar este trance.
Se trata de individuos que en su medio natural tienen vidas ricas, que ocupan buena parte de su tiempo en la búsqueda de comida o en organizar a la comunidad en la que se integran, que deben permanecer alerta ante la aparición de posibles peligros, o preparar la cacería.
Han pasado cuatro meses. La metástasis ucraniana se ha ido extendiendo y al mismo tiempo las Redes Sociales, poco a poco, han silenciado las cotidianas realidades de la guerra y sus miserias. Quiero repetir mis pensamientos y aprender a llorar y comprender el dolor ajeno. El compromiso social comienza en cada uno de los individuos, que, sin siglas ni banderas, asume la parte de responsabilidad que le corresponde.
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