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En esta España nuestra salta la liebre o el gazapo cuando menos se espera. Nadie duda de que el presidente socialista y felón cargará con muchos mochuelos en los próximos años. Está rodeado de corrupción, malas artes y peor gestión. España ya parece una subasta de tramposos, jueces en lucha, gobernantes irresponsables, ladrones del dinero a los parados y jueguecitos para implantar el impuestazo a la banca y a las energéticas, entre otras guerras sin cuartel.
Hay empresarios que han iniciado inversiones supeditándolas, o dando por segura, la llegada de los fondos europeos que tan mal gestiona el Gobierno socialcomunista y, hartos del caos, así como de la falta de criterios claros, se han visto obligados a renunciar a las mismas. No es un dato aislado, sino un grito nacional que se escucha a lo largo y ancho de toda nuestra geografía.
Lo que queda de la formación pastoreada, que no liderada, por Ione Belarra, estaba acurrucada como una perdiz esperando el momento de echar a correr. Eso de que Yolanda Díaz no contara con las «chicas» de Podemos para su proyecto de SUMAR, no sentó nada bien. Belarra, Montero, Serra y demás vidas regaladas empezaban a verse fuera de la política y no dormían sabiendo que se jugaban el futuro como políticas mediocres.
Hay que ser muy cafre, como ha manifestado serlo Yolanda Díaz, para decir que la culpa de la inflación la tienen los beneficios empresariales. Sólo entiendo esta bofetada dialéctica al mundo empresarial desde el analfabetismo de la ideología comunista, donde la culpa siempre es de otros, nunca de ellos y de su demostrada ineficacia.
Confieso que hoy tenía esperanza de que la Bolsa comenzara a extender normalidad y a dejar de darnos disgustos, como la semana pasada, incluso ayer jugueteó todo el tiempo para acabar en el equilibrio bajista con el que había comenzado. Si ya había perdido miles de millones de inversión desde que bajó de los 9000 puntos, con el anuncio a traición de las medidas procomunistas apoyadas por Pedro Sánchez, esos miles de millones se han visto multiplicados.
En una situación económica como la actual, pero con la derecha en el Gobierno, los sindicatos sectarios de clase llevarían meses pintando pancartas y organizando algaradas en la calle. Hoy por hoy tienen lleno el pesebre y no precisan levantar la voz, no sea que contraríen al amo y no vuelvan a llenar el dornajo. Está siendo ejemplar el paso que VOX ha dado en Castilla y León, tras el «Pacto de la Esperanza» con la «derechita cobarde» del incendiario, Fernández Mañueco.
Dudo de la existencia de un Plan energético serio y riguroso en el Gobierno socialcomunista. Esta gente se mueve por impulsos o empujones, aunque la ministra de Transición Ecológica más parece avanzar a puntapiés, mientras las comunistas podemitas ni siquiera se mueven. Dentro del Gobierno «Frankenstein» hay ministras y ministros que van «a caballo y gruñen»: a pesar de obtener muchos beneficios, los estiman en poco. Cualquier día verán «acabar el aceite». Al tiempo.
Hoy tenemos dos Españas claramente definidas. Por un lado, la de los políticos que viven a «desgarrapellejo» y a costa de todos los demás y, por otro, la España sufridora que madruga, se desespera por llegar a fin de mes y ve cómo los incompetentes políticos destrozan el país. Esta situación ha empeorado considerablemente con la llegada al Parlamento español de falsos predicadores o bocachanclas de cuarta división.
En la prensa francesa estudian con precisión los vínculos de Begoña Gómez y Marruecos, y se preguntan si esta relación y el espionaje al móvil del presidente tendrá algo que ver en la nueva posición española respecto al vecino magrebí. Los medios franceses insisten en Begoña Gómez y en Marruecos. Han cogido al bicho por el apéndice trasero y no están dispuestos a soltarlo.
Mientras en nuestro país perdemos el tiempo con temas segundones, la prensa francesa no deja de sacar los abultados chanchullos de la consorte del presidente del Gobierno sociocomunista; unos gatuperios que afectan a nuestra seguridad nacional, a nuestra economía y a la convivencia diaria.
Nada de cacería política, ni de persecución ultra. La misma cantinela de siempre y los mismos mantras de la siniestra delirante. Veo que la indecencia no tiene límite: sabía que la vicepresidenta y la ministra de Igual-Da carecían de ética y de valores, pero dar la espalda a una víctima extremadamente vulnerable, menor para más «inri», retrata a ambas y a muchas otras «bocachanclas» que pierden la fuerza por la boca tras la bandera del barato feminismo.
La situación de Mónica ya era insostenible. Acusada de tres delitos. Ha dimitido de todos sus cargos y privilegios, incluso el aforamiento. Vergüenza ajena es lo que sienten los componentes de las Cortes valencianas tras los episodios «radiados» del encubrimiento. «Yo no estoy para fiestas» debió de comentar Ximo Puig tras comprobar el ridículo hecho por Oltra y Compromís en la «fiestuqui» de desagravio que le organizaron este fin de semana.
Algún medio de comunicación extranjero se pregunta qué es lo que está sucediendo en España y por qué hay tan bajo nivel de políticos. Es obligación de los medios españoles dar respuesta a esas preguntas. Y esas no son otras que la llegada de formaciones antidemocráticas con nombres de comunista, pero que actúan como ultraizquierdistas y con actitudes profascistas, según convenga en cada momento.
Es un hecho que los incompetentes no soportan la competencia de los demás y, menos aún, si esa es innovadora, tecnificada, eficaz y necesaria. A esta izquierda reaccionaria le molesta que se inaugure un hospital público contra pandemias, en medio de otra que ha hecho un daño brutal y se ha llevado por delante miles y miles de personas por negligencia del Gobierno sociocomunista, con resultado de muerte.
Cada vez resulta más difícil arrancar una verdad a un político, sea del partido que sea, pero en el caso de pertenecer a la siniestra es más complicado aún. Ahí tienen el caso de Juan Espadas, que nunca responde a cuanto le preguntan, sino que divaga de manera torpe y absurda. No tengo dudas de que eso se verá reflejado en los resultados del 19J.
Sigo acordándome de Isabel Celaá, exministra de Educación del Gobierno sociocomunista de Pedro Sánchez. Es la ministra culpable de actual LOMLOE; es decir, la ley de Educación más provocadora y provocativa que ha tenido el sistema educativo español. Si la redacción es malae infumable con su lenguaje inclusivo, el contenido deja mucho que desear, al igual que el desarrollo que tanto está criticando el profesorado.
Si las cadenas de radio y TV subyugadas al poder ocasional pasaron semanas hablando del Hospital Público Enfermera “Isabel Zendal”, quiere decir que es un modelo de hospital a destacar, como así lo han manifestados muchos de los enfermos allí atendidos. Incluso la Unión Europea ha premiado a la presidenta madrileña por la gestión efectuada por su equipo durante la pandemia. Ante eso, la izquierda brama, sin darse cuenta de su propia incompetencia.
«Madrid tiene un buen alcalde, sin duda, y una espléndida presidenta», en palabras de exvotantes de la izquierda. Hay que ser muy ignorantes para negar las evidencias. A los hechos y resultados me remito. Sin embargo, el Gobierno central prefiere gastar el dinero en 1.200 asesores a dedo que en un hospital público en previsión de una tercera ola y de futuros contratiempos sanitarios de gran alcance.
Hay una prueba contundente de lo mal que está enfocando el PSOE la actual campaña de las elecciones andaluzas. Ya dije hace unos días que hasta los propios votantes lo han abandonado y decenas de ellos se marchan en plenos discursos de campaña, asqueados por los que ahora son para ellos «despreciables compañeros». Doloridos y apenados comprueban que en el PSOE no hay propósito de enmienda.
Hay socialistas y comunistas a los que ya ha empezado a pintar bastos. Da igual que sea ministra y vicepresidenta 1ª (la empresa de su marido bajo sospecha); sea presidente del Gobierno (PLAYBOL, SL); ministro de Interior (caso de los Cobos); exministra Laya (entrada fraudulenta de Brahim Galli, del Frente Polisario); José Luis Ábalos (maletas de Delcy Rodríguez, invasión del territorio Schengen, adjudicación de 45M a Plus Ultra…).
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