El fanatismo se viste de miles formas: de saco y corbata, de obrero, de campesino, y etc., y se realiza en muchos subterfugios solapados, y eso es peligroso en estos tiempos modernos. No. Hay que estar coqueteando, pues una crisis de fanatismo político, ninguna sociedad la soporta, no aguantaría el peligro. Las consecuencias, serían desagradables para todos. Echemos un breve vistazo al mundo, y observaremos que se viene desordenando. Es mucho mejor que las clases políticas actuales, los gobernantes de turno y los que vendrán en cada país, del planeta, vayan orientando a sus pueblos, aliados, amigos que, no agiten la bandera de la anarquía. Claro, tienen derecho de protestar, pero cívicamente.
El gran problema es que, cuando no hay claridad sobre la naturaleza política de que, es lo que, quieren gobernar, y no estamos convencidos que tiene que gobernar, de ahí devienen el descontento porque todos-candidatos- quieren llegar al poder de gobernante, pero el problema es que el pueblo sólo elige a uno.
El filósofo Alejandro Serrano Caldera, en su libro La unidad en la diversidad, en busca de la nación, arguye así: "El tratamiento del fenómeno político nuevo que surge de la crisis de la Modernidad debe permitirnos pasar de la política como ejercicio de pocos, a la política como ejercicio de todos. La situación actual exige la búsqueda de esa originaria y siempre nueva sustancia política", (Pág. 85. Ediciones Progreso Nicaragua. Segunda edición 1998).
No es razonable, seguir en los alrededores, o corredores, como excluidos hasta la posteridad de la historia de futuro, porque sería prescindir de nuestra propia identidad y realidad. No obstante, es de personas pensantes, no hay que caer en el vicio de la especulación política, hay que ser más objetivos y ver por dónde ganan más las patrias del planeta, y las sociedades, pueblos: obreros, campesinos, clase media y el gran capital nacional y extranjero, pues de eso se trata, que los genios de la política, gobernantes de turno, hagan un híbrido, donde todos queden contentos. Aquí se trata de todos, y no de intereses personalísimos.
No hay que transformar en escenario nacional de futuras controversias sociales, porque no se logra nada, sólo destrucción. En todo caso, se trata que hay que reacomodar y se entiendan por el bienestar común, y el desarrollo de sus pueblos, gobiernos. Eso, si sería una excelente obra social. No hay que provocar situaciones difíciles, porque cuando existen trabas políticas, es obligación de los líderes políticos: buscar una forma alternativa para manejar esa (s) situación (es) anómalas, y así evitan un tremendo caos. La violencia y el revanchismo político no abonan, destruyen. hacia ese surco no se debe guiar a la humanidad.
Que provecho sacarían, con estarse debatiendo en contiendas fanáticas políticas, por el poder, mejor es hacer una buena campaña de diálogo, comprensión de amistad. Es mejor trabajar cada quien unidos por la patria y por nosotros mismos. Cada líder político y gobernante, tienen la obligación hacer entender la dialéctica política del futuro a sus simpatizantes, sociedades, militantes, amigos, y no usar inusuales discursos tergiversantes, dislocadores, que sólo conllevan a una avalancha fanática social, y que el mundo se destruya.
El fanatismo corre el riesgo de que se vaya a acrecentar en un futuro por falta de aclaración de los gobernantes, políticos de cada país. Hay que estar presto para detener ese fenómeno guerrerista, hagan comprender a sus militantes, sociedades, y etc. En esto juega un papel preponderante nuestra iglesia católica, tiene la obligación de llamar a la cordura y no dictar desde sus pulpitos sermones tergiversadores, solapados cobijados por sus altas investiduras, eso es incitar a la anarquía social, es mucho mejor orientar al pueblo feligrés a la cordura y el entendimiento en todos los sentidos.
Si queremos nuestras patrias fuera del peligro del fanatismo y revanchismo político, es necesario hacer una catarsis retrospectiva política, social, y ser leal en el estadio político y no jugar al “Caballo de Troya” de estos tiempos, ni otro truco que pueda sublevar a las familias. Hay que ser más sensato, ahora que ustedes están en esa posición ventajosa, quizás mañana ya no.
Estoy seguro plenamente, que, la inmensa mayoría de personas del planeta, lo menos que quieren es guerra. Así. No se educa, orientan a las sociedades, se educan dando el buen ejemplo y amor a la patria. No hay nada más precioso que vivir en paz y tranquilidad y con un buen futuro de nación, proyectado con buenos proyectos de avances para el o los países.
|