Hoy asistimos a una campaña propagandística que promueve a todas luces una furibunda ruso fobia, pretende instalar en el mundo el desconocimiento de Rusia como potencia y legitimar la inutilización de un incómodo gasoducto cuya costosa materialización ya se ha consumado. Para demostrar todo eso, Putin pateó el tablero cuando más atención del mundo tenía encima y todo se hizo evidente.
Como un fantasmático truco de magia a plena luz del día, hoy se supone que nadie vio nada. La propaganda de la OTAN, alianza surgida de las ideas nazis de Himler y fortalecida con el trabajo de referentes de la Gestapo en el Frente Oriental como Reinhard Gehlen, pretende convencernos de que toda la culpa la tiene Putin. Como lo esclareciera el Canciller paraguayo Euclides Acevedo: "Las informaciones que tenemos vienen adulteradas, tanto las que vienen de Rusia como las que vienen de occidente. No creo que se le convenza a Putin de retirar sus tropas".
El andamiaje mediático al servicio de Occidente pretende instalar su narración de los hechos suponiendo que el mundo perdió los ojos y la memoria. La persecución a empresarios rusos, incluso a deportistas que no empezó ahora, es solo una confirmación de lo descolocado que está occidente pretendiendo dar a Rusia el mismo trato que dio a Cuba hace seis décadas y que aún no dieron resultado.
Como paradoja, verdad patas arriba para llamar la atención, pronto los que condenan la invasión rusa al país de Kruschev estarán protestando los altos precios de la luz y el gas. Entretanto, el efecto boomerang del bloqueo a Rusia ya llegó a Zamora, frontera hispano-lusitana, donde ya escasean aceite y harina.
La suba del precio de los combustibles ya ha generado alarma entre consumidores de Paraguay, cuyos ganaderos lamentan las medidas contra Rusia que ocasionarán pérdidas a sus exportaciones de carne vacuna.
Todos estos temas han irrumpido para diversificar el relato periodístico internacional. Lo cierto y concreto es que el mundo tiene hoy que dar las gracias al conflicto ruso ucraniano por haber eliminado al Coronavirus de la agenda mediática mundial. Es bien sabido que no hay mal, que por bien no venga.
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