Es evidente que no hay, en este mundo revuelto en el que nos encontramos, temas de mayor enjundia, problemas de mayor trascendencia o injusticias más graves que aquellas de las que vienen lamentándose los separatistas catalanes. La guerra de Ucrania, pché, una simple futesa; la crisis energética, cosa de simplones; las consecuencias de la pandemia del Covid19, manías de hipocondríacos y así podríamos ir detallando aquellos temas que, excepto para los separatistas catalanes, han venido siendo objeto de la preocupación de toda Europa y el mundo entero, pero que, a la vista está, en cuanto entramos en esta parte rebelde de la península Ibérica, que se conoce como Cataluña, dejan de ser materia de grave preocupación, para ceder ante problemas de la gran magnitud, la intolerable ofensa y la indescriptible trascendencia de que unos presuntos partidarios de independizarse de la nación española; unos señores que lo han dejado dicho en cada ocasión en que se les ha presentado y otros que participaron directamente, sin ocultar sus intenciones y usando para ello el Parlamento de Cataluña, tuvieron la osadía, siendo funcionarios públicos del gobierno español, de declarar, por unos momentos, la independencia de la “nación catalana”.
El señor presidente de la Generalitat catalana, don Pere Aragonés García ( no sé si su primer apellido es muy catalán pero, por lo que respeta al segundo, alguien podría dudar de su catalanidad), un político, como la mayoría de los actuales, de escasa talla intelectual, de pocas luces en cuanto a su forma de relacionarse con sus colegas españoles, de evidente complejo ante políticos como Tarradellas o el mismo Jordi Pujol; condicionado por otros partidos minoritarios, que forman junto al suyo este gobierno amalgamado, desavenido, enfrentado y, evidentemente, incapaz de gobernar al pueblo catalán con un mínimo de solvencia, sentido común, inteligencia y, por encima de todo, con la intención de conseguir mejorar su nivel de vida, algo que no viene sucediendo desde que el independentismo ha tomado las riendas de esta autonomía, que ha ido de Herodes a Pilatos, cada vez a peor, en manos de comunistas podemitas, separatistas y demás especies de este elemento disgregador,formado por el peor “lumpen” de baja estofa que, por desgracia, se va haciendo, poco a poco, con España.
Este enano político, Aragonés, que no había conseguido destacar de entre el resto de miembros de esta “casta”, supuestamente intelectual, que pretende convertir Cataluña en una especie de deshecho territorial, con sus intentos de catalanizarla; incurriendo en absurdos como el de la imposición manu militari del catalán, de la obstrucción anticonstitucional a la enseñanza del castellano; de las arbitrariedades legales para coaccionar a las familias que reclaman para sus hijos el castellano; de la violencia y el maltrato para quienes se sienten discriminados por ser castellano parlantes. Pues este mismo sujeto, ha visto de pronto el Cielo abierto y la ocasión extraordinaria para explotar este “vellocino de oro” o “zalea del carnero alado de Crisómalo” que, en forma de supuesta trama de espionaje mediante el uso del sistema israelí Pegasus que, al parecer, fue comprado por el Gobierno a los judíos. Parece que este supuesto espionaje, por parte de los servicios secretos españoles, ha afectado a 60 de estos señores que ahora se declaran ofendidos de que el Estado intentara averiguar lo que se proponían con sus manipulaciones, deslealtades, prevaricaciones y demás actos de rebeldía y traición a la patria, que fueron los que dieron lugar al referéndum ilegal del 1º de octubre del 2017 y, posteriormente a no pocos actos de naturaleza inconstitucional por parte de independentismo catalán.
Imbuido de una especie de impulso irreprimible, este señor se ha sentido, de pronto, como si se hubiera transfigurado en un nuevo honorable Jordi Pujol, adornado de unas imaginarias virtudes negociadoras, de las que carece, y dispuesto a utilizar esta “ofensa” al catalanismo para apretarle los tornillos a otro, que tampoco se encuentra como para tirar cohetes, el señor Pedro Sánchez, un presidente de Gobierno que está sin duda en sus horas bajas, asediado por todos los costados, buscando inútilmente una salida a los errores repetidos de su gobierno y sujeto, de pies y manos, por sus colaboradores gubernamentales, los rojos de Podemos.
Una situación que, si no fuera tan dramática, podría considerarse jocosa por lo ridícula, lo que tiene de burlesca, de oportunista y, evidentemente, de contradictoria en unos señores, los independentistas, que llevan años renegando de la justicia española, de sus leyes, de sus tribunales, de su Constitución y ahora, permítasenos que nos carcajeemos, nos sale este personaje risible, el señor Aragonés, lamentándose de que en España se “ha quebrado el estado de derecho” y, todo ello, sin que se le vea el menor gesto de cachondeo, ni se le asome la risa, dicho con toda la seriedad del mundo ¡Vamos hombre, ni que hubiéramos nacido ayer para que le consistamos semejante trola a este señor que, si tiene un sitio que deba ocupar, es uno de los que dejaron vacantes los que fueron indultados, de una manera alevosa y fruto del chantaje catalán, en alguna de estas “residencias” del Estado que habrán quedado desocupadas, ante la magnanimidad de los socialistas que tan de moda se ha puesto y, si no, díganselo a los numerosos etarras que están premiados, acercándoles a su tierra para ingresar en establecimientos penitenciarios que, para ellos, serán, sin duda alguna, hoteles de cinco estrellas.
En realidad, sunque nos lo tomemos un poco alegremente, lo que está sucediendo en España, la serie de cesiones que se les están dando al separatismo, tanco catalán como vasco y a otros nacionalismos periféricos, como el de Baleares, convertido en virtud de la papanatería de la derecha y los partidos más conservadores, en un dominio de los catalanes que allí hacen y deshacen a su antojo, como meros lacayos del catalanismo peninsular. No nos vayamos a creer que va a ser fácil para cualquier gobierno que no sea de izquierdas, en el caso de conseguir gobernar España, volver a establecer las leyes convenientes, los frenos necesarios y los cambios precisos para que, en España, se vuelva a restablecer en todos sus aspectos esta Constitución de 1978, salpicada, por motivo de las interpretaciones que posteriormente se han venido realizando por el TC y la práctica jurídica, de modificaciones , precisiones, sentencias del TS y demás normativas administrativas o policiales que, sin duda alguna han venido dando al traste con algunos de los preceptos que estaban destinados a salvaguardar a nuestra nación de caer en manos de gobernantes que , como se viene comprobando, no han dudado en utilizar toda clase de trucos y combinaciones legales, para ir preparando a España para un cambio de régimen, en el que están comprometidos la mayoría de partidos con representación en las cámaras, para lo que sería el asalto final, con la derogación de la actual Constitución de 1978, si consiguieran los votos precisos para derribarla.
Resulta decepcionante en lo que ha quedado convertido el artículo 8º de nuestra Constitución, debido a la habilidad, constancia, labor de cribado y organización del mando de las diversas unidades de nuestras FF.AA, llevados a cabo por los socialistas, de modo que ha sido posible, sin que un solo militar protestase, que se haya permitido situaciones como la que sucedió en Cataluña, sin que el Ejército haya dicho ni “mu”, completamente dominado por los políticos, que ya se habían ocupado de que no quedase ningún general capaz de discutirles su trayectoria anticonstitucional.
O así es como, señores, desde la óptica de un ciudadano de a pie, nos reiteramos en cuanto al papel que, en todo este galimatías político creemos que le corresponde a esta derecha, que no sabemos muy bien en qué lugar se quiere colocar pues, si bien los últimos actos de la nueva directiva del partido quisieron dar una señal de unión y de restauración de los valores esenciales del PP, las subsiguiente actuaciones, a nuestro entender poco inteligentes, del señor Feijoo con respecto sus socios de VOX en Castilla y León, negándose a asistir por motivos pueriles a la toma de posesión del presidente Mañeco y las alusiones poco favorables al partido del señor Abascal, dan a entender que sus preferencias se centran en pactar con los socialistas, antes de intentar asentarse como fuerza de derechas en toda España, algo que le va a ser muy difícil de conseguir si no cuenta con el apoyo, al menos de momento, de VOX. Para este viaje ya tuvimos a Rajoy y su amarga experiencia como pacificador de Cataluña. No necesitamos una segunda parte y conviene que el señor Feijoo se aleje de intentos de colaboración que, como es sabido, el señor Pedro Sánchez es un experto en manejarlos de la forma que mejor le benefician.
Vargas Llosa, el conocido escritor peruano, nos ilustra sobre el independentismo: “El nacionalismo ha llenado la historia de Europa, del mundo y de España de guerra, sangre y cadáveres”.
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