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Fragilidades vibrantes

O ponemos a vibrar nuestras cualidades o nos harán vibrar desde fuera y a su gusto
Rafael Pérez Ortolá
viernes, 2 de junio de 2023, 10:33 h (CET)

Por fas o por las tribulaciones acechantes de una manera denodada, por el carácter pusilánime acentuado con cada frustración o por las poco atinadas propuestas vitales emprendidas; escuchamos esa frase tan manida de no encontrarle sentido a la vida. Dicha expresión denota una situación lamentable de por sí, pero especialmente dolorosa si prestamos atención a los sufrimientos que la acompañan. Ofuscando ilusiones personales hasta las trágicas inclinaciones al suicidio. En menor grado, cuando paralizan cualquier sugerencia creativa. Y no digamos, si origina conductas irresponsables perjudiciales para otras personas. Cuanto menos, aboca a la DESORIENTACIÓN radical.


Se intuye la relevancia de semejante fragilidad en torno al esquivo SENTIDO de la VIDA, de si existirá, donde buscarlo y si es posible aproximarse a él desde las circunstancias cotidianas. Sin embargo, así como vislumbramos la importancia del susodicho rumbo para vivir en consonancia con sus directrices y metas; también está meridianamente clara la desidia con la cual afrontamos ese reto. A la hora de un planteamiento como este, da la impresión de un empecinamiento para aumentar las debilidades, al no ceñirnos a la realidad y divagar sin la sensatez de las colaboraciones. Estas hubieran sido necesarias en los aspectos reflexivos para la selección de los mejores razonamientos, para introducir la mínima cordura en los comportamientos.


Las inseguridades son habituales, remolonean por dentro de la mente y nos salpican en la manera de actuar de cada momento. No obstante, en contraposición con la experimentada incertidumbre cotidiana, resulta especialmente chocante la proclamación de numerosas certezas petulantes, las soportamos en una difusión generalizada; su abundancia no modifica la realidad, contribuye a la confusión comunitaria. Si acaso, pone de relieve con mayor énfasis el carácter RECORTADO de los saberes, nunca completados y susceptibles de futuras revisiones. El mencionado contraste práctico refleja en su desfase, fragilidades de las peores consecuencias, porque distrae la atención y las ocupaciones hacia fijaciones falseadas en la cumbre.


En las conversaciones se afirma el control de circunstancias y reacciones; mientras la realidad se encarga de refutarlas. Son muchos los impedimentos para eso de tener las cosas bien atadas, los imprevistos y los numerosos factores subyacentes, parecen multiplicarse a cada paso. Disponemos de unos potentes generadores de energía vital, enlazados desde las reacciones bioquímicas del organismo a los impulsos activos y las turbulencias psíquicas; configuran el amplio campo de las PASIONES, al cual es fácil referirse, pero perdiendo precisión en el curso de los razonamientos. En los acercamientos a su posible comprensión, nos debilita el contraste de su gran potencialidad con la escasa capacidad para graduar sus manifestaciones.


Nos acechan todo tipo de dependencias, enraizadas en los ámbitos más variados y con ramificaciones interminables. El azar está en continua actividad, con enfermedades y avatares insospechados. A sus influencias se añaden las graves carencias e insuficiencias de las cuales vamos bien servidos. El grado del desconocimiento adquiere dimensiones inusitadas, el abismo misterioso gana enteros. Incluso las ideas cambian con la evolución. Es patente nuestra incapacidad para atender a todos los estímulos. Y como reconocimiento de esa flojera recurrimos a los automatismos rutinarios, RITUALES si se quiere, para sentirnos con una consistencia formal. Vibramos al son de tantas ráfagas, que precisamos de esas regularidades organizadas.


Aún con buenos recursos a mano, no disponemos de la FÓRMULA resolutiva. La misma diversidad de las personas es un factor contrario al entendimiento, y sin una comprensión satisfactoria, se acentúa la debilidad. Quienes tienen ideas más claras en este sentido, muchas veces son coherentes en sus actuaciones y bordean la excelencia; pero en otras pierden esa coherencia, se enzarzan en rumbos peores. El asunto se agrava con gente más obtusa de mente, pero muy activos, y los ejemplos desastrosos son notorios. Tampoco olvidemos a las nulidades de mente y acciones. Desde este panorama antropológico se vislumbra la endeblez de cara a los planteamientos imprescindibles.

Esa propensión a deslizarnos hacia decisiones o comportamientos impropios, nos marca desde los orígenes y afecta a cualquier actividad. La experiencia ARTÍSTICA es muy ilustrativa. Partimos de su indefinición, nadie la acotó. Parece nítida la faceta descubridora y amplificadora de lo que entendemos por arte. Sin embargo, los criterios se dispersan hasta por vericuetos sombríos. En esto también intervienen los fanatismos, la prepotencia, la ignorancia, las estrategias malversadoras y las sensibilidades; aunque es evidente la maravillosa experiencia abierta a todos, incluso a las pequeñas actividades diarias, pese a quienes pretenden adueñarse del ente inabarcable, desdeñando aquella mágica apertura hacia los horizontes ilimitados.


Es curiosa la relación establecida por las mentes con el otro mundo, el de antes y el posterior a nuestra corta vida. Apenas se basan en intuiciones, supersticiones y creencias, carentes de una demostración resolutiva. En todo caso, unos porque creen y otros porque no, la disyuntiva existencial es similar para todos, buscar o no las mejores maneras de actuar en beneficio de todos. Domina la disparidad de criterios, es evidente. Aunque se pone de manifiesto la fragilidad radical de la INCONGRUENCIA entre las proclamas y las actuaciones prácticas; probablemente nadie se libre de ellas en cualquiera de sus grados. La congruencia también exigiría comedimiento dada la falta de certezas absolutas, las fijaciones pueden llegar a ser abusivas y crueles.


Vengan de donde vengan las directrices existenciales, quedamos sometidos a un populoso enjambre de factores subyacentes; difíciles de reconocer como agentes activos, no digamos si pretendemos ir más allá para conocer a fondo sus verdaderas características. Con el material disponible y con las cualidades propias, quedamos al albur de la consolidación progresiva del recorrido vital particular, su orientación práctica, logros y despropósitos, no todos fáciles de comprobar. La conclusión no parece demasiado complicada, la fragilidad nos deja tambaleantes en cada etapa del recorrido, pero el ACERTIJO es facilón, las vibraciones de cada protagonista establecerán su sentido de cara a unos horizontes esperanzados.


Puestos a vivir en el dinamismo vibrante, nos exige participaciones atentas; las variaciones no dan respiro. El TIEMPO nos tiene agarrados hasta el tuétano en esa vorágine de un presente que ni pasado ni futuro es; porque su avance impertérrito es demoledor y a la vez desigual para las personas. La adaptación a sus ritmos permite modelos de muy diferentes consistencias.


El mismo brote de los pronunciamientos en la comunidad, nos somete a irregularidades constantes, entre las cuales hemos de navegar; tampoco ninguno de ellos es resolutivo. El mensaje fundamental es de rasgos imprecisos, transmitido por el VIENTO, sin delimitar vehículos de ondas o partículas. Pasados los primeros asombros, nos queda ponernos a volar con la mejor disposición o dedicarnos a marear la perdiz.

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