Tradición cristiana para recordar dos circunstancias que han rodeado nuestras vidas:
El día uno, la de aquellos que pusieron a DIOS en el centro de su vida, anteponiendo la CARIDAD al PRÓJIMO sobre cualquier otro interés. El día dos, recordamos a todos los que, creyentes o no creyentes, recorrieron el universo que nos regaló el SEÑOR, dejándonos una huella de sí mismos: la EVOLUCIÓN del MUNDO y la todos sus HABITANTES lleva siempre algo de cada ser que le recorrió y algo de aquellos convivientes de épocas pasadas.
Por lo que nos toca más directamente, debemos aprovechar estos dos días para RECORDAR y prometer NUNCA OLVIDAR a todos aquellos que nos dejaron, unos por Ley de Vida, otros por IMPERATIVO de los VIOLENTOS.
“Nos ayudaron a levantarnos con sus manos llenas de fortaleza y en su atardecer, cansados, “durmieron” “sonrientes”, arrullados en los brazos de su FE personal.” (El Zorba)
“Comenzaron los cimientos y dejaron en ellos la fortaleza para que soportásemos el devenir de la vida; ahora, quizás, recordándoles, lloraremos de vergüenza” (El Zorba)
¡Qué pronto se pasan las hojas del libro que no se quiere leer!... (El Zorba)
Amigos, todos, procuraremos no olvidar vuestras realidades y las semillas que dejasteis en ellas. (El Zorba)
Amigos todos, allá dónde os encontréis, no olvidéis a ninguno de vuestros seres queridos y, a todos los demás, avisarnos del peligro, hoy es muy difícil llegar a CASA.
¡UN ABRAZO SILENCIOSO! ¡GRACIAS!
|