El sábado 24 de diciembre de 1932, mientras seguían las operaciones en Saavedra y los aprestos para resistir en Nanawa cuando el día de Nochebuena sorprendió a la guerra. Cuando indicaba que los batallones y regimientos pasarían navidad en medio del estridor de las armas y bajo fuego enemigo, llegó de ultramar un pedido inapelable para aquel tiempo.
Un pedido del Papa Pío XI fue entregado por Monseñor Felipe Cortesi, Nuncio Apostólico del pontífice ante la Argentina, Uruguay y Paraguay.
En las trincheras de Saavedra, Nanawa, en todos los fortines del Chaco, desde el Parapití a Isla Po í, se armaron pabellones y por un día hubo paz en la guerra.
En los campos encendidos del Chaco, las armas hicieron silencio para que los capellanes de ambos ejércitos pidieran en sus oraciones la paz, sobrepasando las posibilidades divinas, considerando que los dos bandos rogaban al mismo Dios.
En los campos encendidos de metralla, las armas hicieron silencio para que los capellanes de ambos ejércitos pidieran en sus oraciones la paz, sobrepasando las posibilidades divinas considerando que los dos bandos rogaban al mismo Dios.
La única infortunada fue la Cuarta División, donde no hubo celebración de misa, pues el sacerdote Tomás Valdés Verdún que volvía de Asunción sufrió un contratiempo.
El camión en que viajaba, quedó en llantas entre Arce y Alihuatá, por lo que a pesar de su angustiosas oraciones Dios dispuso que arribe recién en las primeras horas del 25 de Diciembre de 1932.
De cualquier manera, a pesar del retraso fue recibido como auténtico enviado del Altísimo y con gran algarabía por las tropas, dado que era portador de obsequios, cartas y encomiendas que los abnegados combatientes consideraban aquella madrugada realmente esenciales.
Al día siguiente de la nochebuena, quedaría en evidencia que no todo fue una piadosa tregua de Navidad.
El 26 de diciembre de 1932, las tropas paraguayas ubicadas en nochebuena frente a las trincheras bolivianas en el kilómetro 7 del camino entre Saavedra y Alihuatá, amanecieron a la altura del kilómetro 12 del mismo camino. No se trataba de santos con el don de la bilocación, de santos católicos como San Antonio de Padua, ni de una peregrinación a Santiago de Compostela.
Los paraguayos habían aprovechado la tregua de navidad para preparar una emboscada, sino de un movimiento diversivo.
El jefe alemán del ejército boliviano, General Hans Kundt, fue engañado por el presente griego creyendo que se trataba de una retirada paraguaya hacia Alihuatá.
Ni siquiera los informes de los aviadores bolivianos, que tenían evidencias de la trampa pudieron hacerle cambiar de opinión. El comandante alemán ordenó avanzar a varios regimientos por la misma senda de la supuesta huida.
Al día siguiente los paraguayos les sorprenderán en un cañadón abierto y les causarían gran número de bajas. El día 28 sería aniquilado un regimiento boliviano completo.
Había sido la última navidad de los integrantes del regimiento Sucre. LAW
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