Llamada a somatén. Resonar de tambores. Algunos países europeos vuelven a implantar el servicio militar obligatorio. Desde que Adán pecó, el corazón de los hombres ha sido inoculado con el virus del odio. Caín y Abel, los dos primeros hijos de Adán y Eva, ya fueron protagonistas de una guerra fratricida. Caín mató a Abel por divergencias religiosas. A medida que la población se multiplica aparecen “los poderosos, los hombres de fama de la antigüedad” (Génesis 6: 4). Ya desde los albores de la humanidad cuando Dios contempla desde el cielo lo que ocurre en la Tierra “ve que la maldad del hombre es muy grande en la Tierra, y que todo el propósito de los pensamientos de su corazón solo es el mal todo el día” (v. 5). Se forman pequeña tribus que al juntarse se convierten en reinos en los que “los poderosos hombres de fama” se hacen con el poder. Las guerras, inicialmente eran entre familiares. Más tarde entre tribus. Finalmente entre reinos, y así a continuando siendo a lo largo de toda la Historia de la humanidad.
Si no estoy equivocado Egipto ha sido el primer gran reino que aparece. En Egipto, debido a una grande hambruna que se produjo unos pocos hebreos se quedaron a vivir en él. Un cambio en la dinastía faraónica y, los hebreos que se habían convertido en un pueblo muy numeroso, por motivos políticos fue reducido a la esclavitud. Después de las Diez Plagas el Faraón permite salir a los hebreos del reino. No tarda en arrepentirse de ello. Reúne a su ejército y sale en persecución de los esclavos. Los fugitivos se encuentran con que el Mar Rojo les cierra el paso. Tienen miedo. Dios les dice estad tranquilos. Dirigiéndose a Moisés le dice que extienda el bastón que lleva en su mano que el mar se partirá en dos. Prosiguen la marcha por el camino que se les había abierto. Los egipcios se adentran por el camino abierto entre dos muros de agua. Los muros se desplomaron y todo el ejército egipcio pereció ahogado. Los hebreos al poner los pies en tierra firme entonan una alabanza a su Dios y Salvador. Entre otras cosas el panegírico dice: “El Señor reina para siempre y eternamente” (Éxodo 15: 18).
Hoy Europa se encuentra en una situación muy delicada debido al conflicto ucranio. Europa se ha convertido en una olla a presión que puede estallar en cualquier momento. La guerra convencional puede convertirse en una de nuclear. Si el gobernante se deja llevar por el odio y aprieta el botón rojo…Pat Cox, que fue Presidente del Parlamento Europeo, en una entrevista dijo: “se ha terminado el dividendo de la paz: Tenemos que invertir en armas”. Parodiando el dicho hippy “haz el amor y no la guerra”, diría: Busca el amor de Dios y el resultado será el amor que busca el bien del otro. Como es una utopía conseguir que toda la población se deje guiar por el amor de Dios tenemos que concienciarnos que una guerra de alcance incalculable puede estallar en cualquier momento.
Nabucodonosor rey de Babilonia tuvo un sueño que ninguno de sus adivinos supo interpretar. Lo que vio en el sueño fue una imagen muy grande y de aspecto terrible: “La cabeza de esta imagen era de oro fino; su pecho y sus brazos de plata; su vientre y sus muslos, de bronce; sus piernas de hierro; sus pies en parte de hierro y en parte de barro cocido” (Daniel 2: 32, 33). El monarca la estuvo contemplando “hasta que una piedra fue cortada, no con mano, y golpeó la imagen en sus pies de hierro y barro cocido, y los desmenuzó. Entonces fueron atomizados también el hierro, el barro cocido, el bronce, la plata y el oro, y fueron como tamo de las eras del verano, y se los llevó el viento sin que de ello quedase rastro alguno. Mas la piedra que golpeó a la imagen fue hecha un gran monte que llenó toda la Tierra” (vv. 34, 35).
Empezando por la cabeza que representa a Nabucodonosor, las diferentes partes del cuerpo significan imperios que nacen y mueren sucesivamente. La piedra que hizo polvo a la estatua y que se convirtió en una montaña que llenó toda la Tierra significa el fin del tiempo cuando “en los días de estos reinos el Dios del cielo levantará un reino que no será jamás destruido, ni será el reino dejado a otro pueblo, desmenuzará y consumirá a todos estos reinos, pero él permanecerá para siempre” (v. 44).
Desde el principio de la Historia hasta hemos sido golpeados por las guerras y los rumores de guerras y seguirá siendo así hasta el final del tiempo porque las naciones “nunca han conocido el camino de la paz” (Romanos 3: 17). “¡Oh” (Europa), aquí se puede poner el nombre de cualquier nación), “si hubieses atendido a mis mandamientos! Fuera entonces tu paz como un río, y tu justicia como las olas del mar” (Isaías 48: 18).
En tanto no llegue el fin del tiempo con la implantación del reino eterno de Dios ya anunciado en el sueño de Nabucodonosor, la mayoría de las personas seguirán dando la espalda a Dios pensando en vanidades. Casándose y dándose en casamiento, comiendo y bebiendo, hasta que se presente el inesperado final. Las consecuencias de la incredulidad son el consumo exagerado de fármacos que no llevan la paz a la conciencia porque se la busca por caminos equivocados.
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