En primer lugar, habremos de considerar si existen o únicamente pensamos en ellas. Después comprobaremos si están abiertas o cerradas, si hablamos de un edificio, si las contemplamos en sentido figurado al contemplar la realidad, si apenas tratamos de fantasías sin mayores fundamentos. En todos los supuestos introducimos una delimitación observada desde esa ventana, FOCALIZAMOS la atención en la imagen física o mental establecida. Ganamos en precisión, mientras renunciamos a la extensión de la mirada hacia otras áreas. Quizá pueda tratarse de apreciaciones equívocas. La precisión no evita las innumerables conexiones que pudieran quedar ocultas pese a su relevancia para cada persona.
Como es natural, en ese efecto ventana de poner la atención en determinadas expresiones radican sus ventajosas precisiones y se apuntan algunos inconvenientes. Esto puede sucedernos en la familia, en las actividades profesionales, en la vida comunitaria e incluso en las experiencias íntimas. No podemos negar la importancia de poner la máxima atención en ciertos asuntos si pretendemos solucionarlos de la mejor manera. Sin embargo, llevados de ese afán, procedemos a la POSTERGACIÓN de otras muchas circunstancias, es natural. Colocados en esa tesitura, saber lo que uno deja de lado se convierte en una asignatura primordial; no podemos desequilibrarnos sin los análisis pertinentes.
El seguimiento rutinario de logros precedentes acaba enfriando las ansias, se aleja de la realidad evolutiva; nos involucra en un ahogamiento progresivo. El mismo curso de la vida nos obliga a prestar atención a las novedades, a centrarnos en la valoración de los nuevos datos percibidos por nuestras entendederas. Entre las novedades el espectro es amplio, las hay ficticias, repetitivas, maliciosas, junto a las aportaciones con peso específico y de calidad. Detectar ese lado favorable del espectro nos sitúa en una exigencia máxima, por el momento requiere centrarnos en sus características para efectuar un buen ANÁLISIS discriminativo y mantener a continuación el óptimo ensamblaje con los conocimientos previos.
No damos abasto para poder mirar por todas las ventanas, cada una de ellas ofrece panorámicas diferenciadas, de las que apenas entrevemos posibilidades; siendo muy difícil poder contemplar con eficacia varias de ellas, con ciertas alternancias acertamos a ver por algunas. Antes de entrar en mayores disquisiciones se impone la oportuna SELECCIÓN de las ventanas preferidas para nuestras actividades. No es pequeña inquietud si pensamos en las numerosas ignorancias que arrastramos, junto a las presumibles derivaciones de esta decisión de cara al futuro. Si permanecemos englobados en las movidas sociales, la autonomía propia se diluye; nos alejamos de los atributos personales.
La realidad nos aboca al alféizar de cada posibilidad de enfoque como un auténtico reto insoslayable:
DESDE LA VENTANA
Asomado a la ventana Viento fresco me acaricia Para librar telarañas.
Sin los tapujos del día Atisbo las menudencias Y vislumbro otras tendencias.
Despertando poco a poco, Compruebo las resistencias De viejas rutinas necias.
No puedo evitar asombros Por continuadas ausencias, Por las penosas presencias.
Pero, me acucian preguntas Sobre las propias secuencias En candentes circunstancias.
Se mezclan tensas argumentaciones Donde acuden veloces preferencias Y no siempre mirando consecuencias.
Cuando valoro cerrar la ventana Atiendo sobre todo a las carencias, Pero, vencen mejores apetencias.
Las estrategias proliferan desde las actitudes individuales a los intereses complejos de los poderosos; no digamos desde las estructuras organizativas de mayores dimensiones. La conflictividad asoma en la práctica cotidiana, sobrepasa la mera confluencia de intenciones, adoptando maquinaciones imprevistas con toda clase de consecuencias. A las dificultades inherentes a la elección individual de una ventana concreta se añaden las manipulaciones pergeñadas para presentarnos ENGAÑOSAS perspectivas. Con penosa frivolidad nos atraen a panoramas artificiosos para distraernos de las maniobras ocultas que nos afectan directamente. Los políticos, los poderosos o ideólogos son maestros en estos efectos distractores.
Cuando hemos dedicado un importante grado de atención en el análisis de un panorama concreto, quedamos un tanto encajados en sus condicionamientos, sean familiares, profesionales o comunitarios. Insisto en esa fijación, ampliada a los pocos focos de atención verdadera a los que prestemos atención. Mientras las ignorancias acumuladas y los engaños sobrevenidos siguen en plena actividad. Con ello se dificulta una de las posibles aspiraciones que parecería lógica, el CAMBIO de ventana a conveniencia, según los resultados obtenidos. En plena carrera existencial, la vida se acorta y disponemos de menos tiempo para las posibles decisiones en este sentido. Entramos en un cierto carácter irreversibles de las decisiones tomadas.
Es un tanto ineludible poner el acento en la obtención de la mejor información posible de cuanto acontece alrededor; las dificultades son obvias. Nuestra EXIGENCIA se pone a prueba para alcanzar el necesario conocimiento de los comportamientos de los numerosos factores externos.
Resulta evidente que no se trata de un simple bamboleo en las conductas cotidianas. Ante la disyuntiva se puede permanecer impasible o rutinario, con la consiguiente anulación personal. Quedando la opción de adoptar una POSICIÓN PROPIA, dispuestos a los esfuerzos pertinentes.
|